Hace ya algunos siglos el político y filósofo Joseph de Marie , conde de Maistre emitía la frase, que sugiere que “toda nación tiene el gobierno que merece”. Aludiendo así a la ignorancia de la sociedad en turno y a su incapacidad por formular un voto consciente.
Sin embargo otro político francés, ya en el siglo XX, me refiero a Andrè Malraux, decía “que no es que los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen”.
¿Cómo medir entonces la semejanzas entre la clase política con su pueblo?
La realidad es que hoy en México, su sociedad, su pueblo no sabe ni lo que quiere, por desconocimiento cultural.
Después de algunos cambios en el siglo XX, donde la sociedad mexicana, encumbra una revolución, buscando un cambio social, “la tierra es de quien la trabaja”, una lucha contra la injusticia social, contra los ricos(los que más tienen).
Transcurre un siglo, cien años, de un sistema político implementado e implantado por post revolucionarios. Nace lo que hoy conocemos como PRI
De acuerdo a las circunstancias y conveniencias sociales, por setenta años gobierna un sistema político, con aciertos sociales en la medida de su dinámica, hasta que inicia su derrumbe, por el hartazgo social, al deterioro de gobernanza de esa institución, PRI.
Ya iniciado el nuevo milenio la sociedad mexicana opta por un cambio. Que no le favorece en sus intereses y gira de “derecha a izquierda”, drásticamente, buscando ante un discurso confuso, salir de la pobreza e injusticia social, como cien años atrás, se buscó con las armas y el caudillismo.
Hoy los estratos definidos de manera general son los ricos, clase media y pobres.
En un país con 120 a 130 millones de habitantes donde el 60 por ciento o más de su población vive en pobreza, un 30 por ciento de la misma le “rasca” entre clase media (baja y alta) y no se llega al diez por ciento en el sector considerado rico (donde ubicamos a quien tiene un capital de 50 millones de pesos en adelante, hasta llegar a las 40 familias más poderosas económicamente de este país, las que aparecen en Forbes).
Como un sueño de hadas, todos quisieran estar en este último sector económico social ¡pero es imposible!
A donde se puede aspirar; es a pertenecer a la clase media, que hoy es la más resentida con un gobierno, que no logra transformar sus promesas y expectativas porque en todo el mundo y desde que existe la historia, siempre han existido los ricos y los pobres.
Es por ello que quizá en ese sueño, el pueblo mexicano, ha buscado vivir en una fantasía que le fue ofrecida, una esperanza de un aumento salarial de cien pesos más, para salir de la pobreza, o quitar las pensiones a ex presidentes, para saciar la sed de venganza de un pueblo que se siente traicionado y engañado.
Tendría razón el conde de Maistre, o André Malraux?
Algún día el mexicano Manuel Clouthier (Maquío), expresaría “el chiste no es cambiar de amo, sino dejar de ser perro”. ¿A qué se refería?
La verdadera transformación de México, debe de ser cultural y esta no vendrá del gobierno. Cada mexicano, deberá tomar conciencia de su realidad y modificarla, si lo cree necesario; dejar de ser perro.
¡Hasta pronto!
José Luis Rodriguez Chávez
Ingeniero Arquitecto. Activista Social. Analista Político.
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