Como hemos comentado en anteriores entregas, ya tenemos en vigor el Tratado México, Estados Unidos (EEUU) y Canadá (T-MEC) y uno de los principales temas que sin ser nuevo es el que mayor modificación tuvo en el Tratado es el referente a Reglas de Origen.
Reglas de Origen
Básicamente es el capítulo referente a los requisitos que se deben cumplir para que un producto aun teniendo componentes de países no parte del tratado (cualquier país fuera de EEUU, México o Canadá), pueda cumplir para considerarse como producto terminado mexicano, americano o canadiense.
En sectores específicos como el automotriz, el esquema de reglas de origen establece un requisito de mayor integración en el vehículo de productos del área T-MEC, es decir, uno de los objetivos del nuevo tratado es que se dé un esquema de cadenas productivas en la región ya no tan globalizadas.
Regionalización
En la reciente visita a EEUU del Presidente López Obrador hizo referencia a un planteamiento regionalista al amparo del T-MEC, incluso de competencia frente al mundo, al comentar lo siguiente:
“Como es sabido, América del Norte es de las regiones económicas más importantes del planeta. No obstante, nuestra región es inexplicablemente deficitaria en términos comerciales; exportamos al resto del mundo tres mil 579 billones de dólares, pero importamos cuatro mil 190 billones de dólares; es decir, mantenemos un déficit de 611 mil millones de dólares, lo cual se traduce en fuga de divisas, menores oportunidades para las empresas y pérdida de fuentes de empleos.”
Posteriormente hace referencia a la oportunidad y objetivos del T-MEC respecto de esta regionalización:
“El nuevo Tratado busca, precisamente, revertir este desequilibrio mediante una mayor integración de nuestras economías y mejoras en el funcionamiento de las cadenas productivas para recuperar la presencia económica que ha perdido América del Norte en las últimas cinco décadas. Baste señalar que, en 1970, la región representó el 40.4 por ciento del producto mundial y que, ahora, esta participación en la economía global ha bajado a 27.8 por ciento.”
Esto en el marco de un movimiento generalizado de empresas que buscan eliminar riesgos en su cadena de suministros, como lo sucedido al inicio de la pandemia y el posible rebrote del virus y acercar las cadenas productivas al consumidor final.
Deglobalización
Oppenheimer hace referencia en artículo reciente a un estudio de UBS en donde se obtiene como resultado que el 76% de empresas estadounidenses con fábricas en China, han movido ya o están considerando mover sus operaciones a otros países más cercanos, incluyendo el mismo EEUU como opción.
De acuerdo a Bloomberg, China seria el principal perdedor de la deglobalización (así como ha sido el principal beneficiario de la globalización), señalan un estudio de la Cámara de Comercio Americana en Singapur, donde 28% de los encuestados confirmaron que están usando cadenas de proveeduría alternativas para reducir la dependencia con China.
Es un hecho que, ante la pandemia, el comercio internacional caerá entre 13 y 32% aproximadamente de acuerdo a la Organización Mundial de Comercio.
La interdependencia mundial es muy clara, el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT) buscaba precisamente ese mecanismo, hasta que EEUU sale de este Tratado y retoma un perfil más regionalista, sin embargo, no se trata de cerrarse al resto del mundo, como lo comentamos en el tema de reglas de origen, es una tendencia de reducir la interdependencia de cadenas globalizadas.
En el proceso de regionalización, nuestro país deberá aprovechar las ventajas que presenta por cuestiones geográficas, productivas y operativas, ya en Sonora y Chihuahua se han presentado anuncios de inversión como en el caso de la producción de la Bronco en la Ford de Hermosillo, así como la planta Safrán el tercer grupo más importante en la industria aeroespacial a nivel mundial, en Chihuahua con una nueva planta.
Conclusión
Ante la coyuntura se debe aprovechar la salida de empresas de China para atraer inversiones a nuestro país, y aprovechar el T-MEC también para ofrecer certidumbre lo cual es muy necesario en estos momentos para generar inversión, empleos, crecimiento y desarrollo económico lo antes posible en el esquema de recuperación, por otro lado, a mediano plazo no podemos considerar que se sostenga una caída pronunciada de China por el tamaño de su economía y el impacto que podría tener a nivel mundial, además que la misma situación actual ha generado un aumento de ventas de productos chinos a través del comercio electrónico.
Será muy importante encontrar el equilibrio entre el recuperar inversiones que se han ido a Asia para generar cadenas productivas en nuestra región y la complementariedad que pueda generarse con aquellos países para efectos de mejorar la calidad y precio de productos que tengamos como consumidores finales, lo cual permitirá también una recuperación económica a través del poder adquisitivo.
Carlos Monroy
Doctor en Materia Fiscal. Consultor en Comercio Exterior y Gerente de Consultoría en Palco Consorcio de Comercio Internacional.
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