Recientes estudios han determinado que el uso de tapabocas reduce significativamente las probabilidades de contagio de COVID-19. Los expertos, incluso, dicen que las mascarillas mas sencillas pueden servir para evitar la infección.
Miami, EE.UU. – A medida que los casos positivos de coronavirus aumentan en Estados Unidos y América Latina, las autoridades, tanto sanitarias como políticas, están haciendo más énfasis en la necesidad de utilizar tapabocas o mascarillas en lugares públicos, como medida para disminuir las posibilidades de contagio.
De hecho, el presidente Donald Trump, quien por varios meses había minimizado la urgencia de utilizar tapabocas, recientemente invitó a la población a que lo hiciera.
“Les pedimos a los estadounidenses que usen mascarilla, mantengan las distancias y practiquen una higiene vigorosa (…). Les pedimos a todos que, cuando no sea posible mantener las distancias, usen mascarillas, consigan mascarillas”, explicó Trump al comienzo de una conferencia de prensa, realizada el pasado 21 de julio, en la Casa Blanca.
José Antonio Cisneros, médico en Bioingeniería y asesor en temas de salud, dijo a la Voz de América que el uso de mascarillas, por más sencillas que estas sean, marca una gran diferencia en los riesgos de contagio del COVID-19.
“Aunque pareciera poco, usar una mascarilla reduce la posibilidad de que esa persona infecte a otra o que se contagie, porque la persona no está todo el tiempo proyectando virus, así que entre un 30 o 40 por ciento de efectividad; eso ya es una reducción sustancial de las posibilidades de enfermarse o de enfermar a otros”, dijo Cisneros.
Agregó que, en este momento, la calidad del tapabocas o del material del que está fabricado, sí influye en la protección de la persona, pero que, sin importar cuál sea su composición o nivel de certificación, usarlo o no, marca una diferencia importante.
“Si tú vas a salir alrededor de tu casa y no vas a tener contacto con nadie, puedes llevar una máscara de tela y casera, porque al fin y al cabo, la máscara es para protegerte y proteger a otros”, aseguró el médico.
Dijo además, que el tipo de tapabocas a usar depende mucho de los trabajos o de los lugares donde las personas estén.
“Si una persona va a una reunión donde hay 20 personas metidas en un salón, tiene que llevarse su mejor máscara, pero si vas a salir a correr por los alrededores -donde no hay nadie o casi nadie- pues puedes usar una máscara simple, como las de mandato local”, recalcó Cisneros a la VOA.
Conciencia ciudadana
En las últimas semanas, más personas parecieran estar tomando conciencia de la necesidad de usar mascarillas, a pesar de que muchas aún rehusan utilizarlas. Es por eso que, en algunos estados, las autoridades decidieron multar a quienes no las porten en lugares de concentración pública.
Además, ahora es cada vez más fácil poder conseguir una mascarilla o tapabocas para prevenir el contagio de COVID-19. Tanto en tiendas como en sitios de Internet, se pueden adquirir de distintos materiales, confecciones y precios.
“Desde los que van de una simple tela que cubre el rostro hasta máscaras de dos y tres capas de filtros de diferente densidad, todas pueden ser útiles”, recalcó el especialista.
Finalmente, Cisneros recomendó también mantener el distanciamiento social, así como un seguimiento constante de las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
“Se trata de parar el contacto humano y la proyección de virus a través de la máscara por unas cuantas semanas más. Parece mentira, pero aquellas ciudades que han podido mantener el distanciamiento social, el cierre de negocios y sitios de concentración de personas, y han impuesto, por mandato, el uso de máscaras por cuatro o seis semanas han logrado que la curva baje y se continúe el descenso”, concluyó Cisneros.
(Adaptación: Herbert Zepeda)
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