Contrario a lo que suele escucharse de boca de quien se dedica a la escritura, yo creo que un buen escritor puede surgir de cualquier lado. Escribir es un oficio, se aprende escribiendo y se perfecciona igual, un poco de estilo por aquí y por allá, algo de retroalimentación; así es para la mayoría. Otros además, tienen la suerte de poseer una chispa de creatividad y genio sobresaliente.
Uno es ingeniero o licenciado cuando culmina los estudios que lo acreditan como tal ¿y qué estudios se realizan, cómo se culmina una carrera de escritor, cuándo se es escritor? Algunos nos negamos a autodenominarnos así, otros hasta lo usan como una especie de título nobiliario, a la “señor profesor, escritor, Patricio”.
Por un lado se podría decir que cualquiera con dos dedos de frente que se sienta y escribe una o dos oraciones, es un escritor; pero entonces, podría serlo cualquiera. Podríamos decir que escribir también implica editar, leer, e investigar; pero esta añadidura tampoco nos deja satisfechos, pues hemos aprendido a idealizar lo que hacemos y hemos vuelto lo que hacemos una parte de nuestra personalidad y esencia.
Ok, spoilers: no sé cómo se puede definir a alguien como escritor. Lo que sí sé y puedo señalar sin temor a dudas, son aquellas cosas que definitivamente no te convierten en uno. Porque no falta, por ejemplo, aquel que lo ve como un concurso de popularidad y adquiere el título por…
1. Escribir en redes sociales
Las redes sociales tienen el propósito de conectar a las personas con sus intereses y los intereses de sus usuarios a veces son conectar a la gente con sus intereses, que también, son ellos mismos: la bonita se toma mil fotos, el inteligente opina todo lo que puede, el divertido publica chistes todo el día y el que se siente escritor persigue a la gente con un machete en una mano y sus poemas en la otra.
Algunos no se limitan con hacer visible su texto, sino que además lo difunden en forma de bonitas postales que hacen circular entre sus amigos (con firma, porque no vaya a ser que alguien quiera plagiarlos); los hay incluso de la clase que te obliga a que los leas y les digas que está bonito, mientras añaden que “esperan críticas sinceras” y bajan amablemente el machete, para que se note que están abiertos a tu punto de vista.
Nadie se preocupa ya por las horas y horas de edición, por la sabrosa jalada de pelos que nace de cuando no se sabe cómo terminar un verso o una historia, a nadie le importa si algo se acaba de escribir o si lleva semanas o meses o años de trabajo; la idea es que se escriba y se note que tiene sentimiento, ¿una o dos faltas de ortografía?, hermosas también, inspiradas, arrebatadas, profundas faltas de ortografía.
Y la regla no tendría por qué haber cambiado cuando saltamos al contexto digital: de todo lo que se escribe, sólo un porcentaje es publicable y el resto debería considerarse material de edición. Cada quien es libre de escribir lo que quiere y dónde quiere; pero algo pasa cuando uno conoce a un quién que se autoproclama escritor, publica sus versos en Facebook y ni su mamá le da like; algo inspirado, arrebatado, profundo… y con un machete.
Como cualquier otro oficio, escribir es algo duro, difícil, para lo que se requiere mucha paciencia y es por eso que pierdes algo de credibilidad cuando tú solamente puedes…
2. Escribir en ratos libres
Bueno, es cierto, algunas personas tenemos que trabajar para sobrevivir y aprovechamos para escribir el tiempo que decidimos no ir al baño o no encender el wifi; pero a lo que me refiero, es a aquellas personas que piensan que escribir es un hobby, como montar bicicleta o caminar bajo la lluvia.
Y es por eso que por supuesto que son escritores, porque claro, todos los que manejan un auto, son automáticamente corredores de fórmula 1.
Escribir es una inversión de tiempo, mucho tiempo, no sólo el que te sobra y no sólo para escribir, sino también para reescribir, pensar y preparar lo que has hecho antes de mostrarlo. Más allá de esa simple regla de vocación y cuando todos los consejos de dedicarle tiempo a tus letras han fallado, está la tierra de cierto tipo de editoriales, muy amables con sus autores, porque sus autores son sus clientes y sus clientes rara vez escuchan que no te vuelves escritor luego de…
3. Autopublicarte
A lo largo de este artículo he defendido que escribir es un oficio; pero me es imposible desde este punto compararlo con cualquier otro. Por ejemplo, si alguien aprende a arreglar zapatos, basta con que saque un letrero afuera de su casa dónde diga que arregla zapatos: ha nacido un zapatero. Pero en este oficio se conjuga algo más que habilidad para hilvanar palabras, también debe de haber talento.
¿Y qué es el talento? Yo no cuento con medio kilo de autoridad para asegurar que lo tengo, y esto es porque el talento descansa en algo tan abstracto y vago como la recepción de tu trabajo y por ello, no me refiero solamente a que tu trabajo guste, se lea, o te vuelva una personalidad pública; ninguna de esas medidas se relaciona con la calidad, impacto o trascendencia final que tu puño de palabras finalmente tendrá. ¿Es esto insatisfactorio?, por supuesto, y lo que sigue es peor.
En resumidas cuentas, un libro es una mezcla de talento y calidad, algo pensado, meditado y editado a veces durante años; no son tus memorias de la adolescencia (no precisamente), ni algo que se te ocurrió y que luego podrás vender a paladas para hacerte millonario y de hecho, la mayoría de los escritores que admiramos a escala universal, son personas que bien murieron en la absoluta pobreza y sin el menor reconocimiento, porque la calidad de su obra no les aseguró ninguna clase de éxito, social o económico.
Por supuesto, la literatura también cuenta con varios ejemplos rescatables en los que un solo libro bastó para inmortalizar a su autor e incluso, casos en los que ese libro fue autopublicado; cita el ejemplo que quieras, seguramente debes leer mucho, pero ¿qué crees?, al oficio de la escritura no le basta la ósmosis y es difícil que te vuelvas escritor simplemente con…
4. Leer todo el día
No todo el que lee por volúmenes puede decirse escritor. El hecho de escribir cualquier cosa y saturarla de referencias hacia otros autores conocidos o no, no te hace un buen escritor; leer cosas que nadie lee o leer lo que todo el mundo lee y luego sacar tus propias versiones, no te hace ni siquiera una persona lista, tampoco escritor.
Creerlo así sería como creer que comer todo el día te convierte en chef, o que acabarte el catálogo de netflix te convierte en cineasta.
Y antes de irme, debo añadir que no, no te vuelves escritor después de…
5.-Publicar en una revista, electrónica o física
Y menos si no se vende.
Es simple, cualquier orate puede mandar un texto a otro orate y a falta de más recursos, ese texto puede terminar siendo utilizado, demanda y oferta…
Por supuesto que hay quien escribe en Facebook, se autopublica, lee mucho, lo hace en sus ratos libres y es llamado escritor. El fin de este breve listado no es el de atacar ninguna incipiente iniciativa; algo de trabajo y un par de pies en la tierra, no suelen enfermar a nadie y en cambio nos permite defendernos de las acusaciones de algunos listillos, que siguen pensando que escribir es un pasatiempo en el que se gana dinero, cuando la verdad es que nunca o casi nunca se trata de algo que se haga por dinero o por estilo, sino por vocación.
Originalmente publicado en MéxicoKafkiano.com el 25 de junio de 2015
Karen Cano
Escritora, feminista y periodista de Ciudad Juárez, sobreviviente de la guerra contra el narco, egresada de la Universidad Autónoma de Chihuahua, reportera desde el 2009; ha trabajado para distintos medios de comunicación y su trabajo literario ha sido publicado en Ecuador, en Perú y en distintas partes de México.