El clima no hace tanta diferencia como las medidas que pueden tomar las personas: vacunarse, usar máscara, lavarse las manos y mantener una prudente distancia social, según los expertos.
Washington, D.C. (VOA) – A medida que el hemisferio norte entra en la segunda primavera de la pandemia de COVID-19, los expertos están diciendo que es poco probable que las temperaturas más altas y los días más soleados hagan mucho por sí solos para reducir la propagación del virus.
Las restricciones de viaje y los mandatos de máscaras, junto con el comportamiento de las personas, tienen un impacto mucho mayor que el clima, según un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El informe destaca que los pasos que las personas pueden tomar “superan con creces cualquier factor externo, y eso es algo realmente positivo de saber”, dijo Dev Niyogi, profesor de geociencias de la Universidad de Texas en Austin, que no participó en el informe pero escribió un estudio publicado en noviembre con hallazgos similares.
“Vimos oleadas de infecciones que aumentaron en las estaciones cálidas y las regiones cálidas durante el primer año de la pandemia, y no hay evidencia de que esto no pueda volver a suceder el próximo año”, dijo en un comunicado Ben Zaitchik, científico climático de la Universidad Johns Hopkins.
Zaitchik presidió un panel interdisciplinario creado por la OMM para dar sentido a la avalancha de investigaciones sobre el tema.
Cuando comenzó la pandemia a principios de 2020, el virus ahora llamado SARS-CoV-2 se conocía simplemente como el “nuevo coronavirus”. Los científicos sólo podían mirar a otros coronavirus para adivinar cómo se comportaría este.
Algunos coronavirus causan resfriados comunes, que aumentan y disminuyen con las estaciones. Sin embargo, los científicos no saben exactamente por qué, afirmó el informe.
Algunos virus respiratorios no sobreviven tanto tiempo en una atmósfera más cálida y húmeda en comparación con el aire frío y seco del invierno. La luz solar más intensa del verano puede atacar a los virus más con radiación ultravioleta (UV) que en los días de invierno más tenues.
En estudios de laboratorio, el SARS-CoV-2 sobrevivió más tiempo en condiciones frías y secas con poca luz ultravioleta. Pero estos estudios no mostraron si esas condiciones “tienen una influencia significativa en las tasas de transmisión en condiciones del mundo real”, según el informe.
Una forma en que el clima podría afectar la propagación del virus es variando el comportamiento de las personas. El clima frío lleva a las personas al interior, donde se sabe que el virus se propaga más fácilmente. Pero el clima cálido y la lluvia también pueden hacer que la gente se mantenga en interiores, señaló el informe.
El estudio también consideró cómo la contaminación del aire afectó al COVID-19, pero no pudo sacar conclusiones firmes sobre el tema. Algunos estudios preliminares muestran tasas de mortalidad más altas en aire más contaminado, pero no se han confirmado.
Si bien el papel de muchos de estos factores ambientales todavía son preguntas abiertas, el informe dice que el beneficio de políticas como las restricciones de viaje y los mandatos de máscaras “se ha establecido claramente”.
Los niveles de contaminación del aire y el clima no son una buena base para relajar estas medidas, agregó.
Al resaltar cómo las máscaras y el distanciamiento social son más poderosos que el clima, el informe muestra que “para variar, nuestra capacidad de estar expuestos o no (a una enfermedad) está en nuestras manos”, dijo Niyogi de la Universidad de Texas.
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