Una crítica feminista a la política.
En 2019, de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas entre 10 a 11 mujeres son asesinadas cada día en México, de igual manera, la Red por los Derechos de la Infancia (Redim) reporta en promedio que al día desaparecen siete niñas, simultáneamente la percepción de inseguridad es mayor en el caso de las mujeres con 72.6%, frente al 62.6% de hombres, según Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) en 2020.
En noviembre del año pasado la ONU en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres señaló que, en México, 7 de cada 10 mujeres han enfrentado algún tipo de violencia. Desde el inicio de la emergencia sanitaria ocasionada por el COVID-19 a la cual tenemos que seguir haciendo frente, se evidenció que la pandemia afecta desproporcionadamente a mujeres y niñas disparando casi al triple las llamadas a los números de emergencia por cuestiones de violencia de género. Mujeres y niñas se vieron especialmente impactadas por una violencia estructural que damnifica sus espacios privados y públicos lo cual es una seria vulneración a sus Derechos Humanos.
Aunado a esos hechos analizados y revisados bajo la lupa a través de estadísticas, los casos mediáticos de las víctimas de feminicidio y violencia sexual han demostrado que la violencia de género es un problema sistemático, severo y real, y dichos casos han indignado a la comunidad nacional e internacional, fijando los reflectores en las mujeres organizadas y colectivas feministas alzando la voz exigiendo el cese de la violencia de género en cualquier localidad.
Lastimosamente, pese a las acciones realizadas por feministas en todo el mundo, no se ha podido concretar la comprensión total de los datos fácticos arrojados antes descritos y parte de esa falta de comprensión aun reside y se manifiesta en nuestras autoridades, en consecuencia, no se han podido cumplir en su totalidad con las acciones afirmativas para que el Estado pueda asegurar una vida libre de violencia a sus mujeres.
Un claro ejemplo de lo expuesto es de la designación de Félix Salgado Macedonio como candidato a gobernador por MORENA por el Estado de Guerrero.
Es mi obligación como feminista exponer las injusticias, y sería incongruente de mi parte no realizar un señalamiento de este tipo. Salgado Macedonio fue electo como el candidato oficial para la gobernatura, pese a diversas acusaciones y denuncias de mujeres por abuso sexual, acoso y violación. Considero que esto es un grave error pues envía un mensaje errado a las víctimas de violencia de género y demuestra que no sirve de mucho tener protocolos, procedimientos e incluso formatos como lo es el 3de3 contra la Violencia de género, de reciente aprobación, para que las personas que violenten a las mujeres no ocupen cargos de elección electoral, y que no asegura un debido acceso a la justicia para las mujeres.
La indignación de las mujeres en este caso es completamente racional y fundada, y la comparto, pues, de ser elegido Salgado Macedonio, ¿cómo se podrá garantizar la seguridad para las mujeres guerrerenses?, es importante que MORENA se replantee esta cuestión y tome en cuenta las preocupaciones y sentir de las mujeres feministas, pues es un movimiento que seguirá presionando que la agenda de perspectiva de género compenetre en el ámbito político y social efectivamente en todos los niveles de gobierno para evitar las violaciones de los derechos humanos de mujeres y niñas.
Extiendo mi preocupación, respaldo a mis compañeras feministas y hago un llamado para que, sin importar de quien se trate, se haga justicia y no un retroceso en los derechos de las mujeres.
No tendrán la comodidad de nuestro silencio nunca más.
Paola Jacobo
Activista.Defensora de los derechos de la mujer y promotora de la agenda de perspectiva de género en el ámbito político y social. Estudiante del último semestre de derecho en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
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