Este mes acudiré a realizar unos exámenes médicos, los cuales se solicitaron hace más de un mes. Esta “espera” es muy conocida para quienes acudimos a recibir atención médica en las instituciones públicas de salud; y ya hasta la consideramos parte de “la experiencia”.
Al sacar una cita con el médico o solicitar algún examen médico, comúnmente nos sentimos decepcionados o molestos al enterarnos que la cita será dentro de algunas semanas, o inclusive meses. En ocasiones hasta expresamos nuestro disgusto al personal de la institución, a nuestra familia o lo publicamos en las redes sociales; pero, ¿nos hemos preguntado que causa esta espera?
Para responder esta pregunta, debemos conocer el contexto. El Sistema de Salud actual está fragmentado, se divide en sectores: el privado; y el público, donde la mayoría de los mexicanos reciben atención a través de instituciones como el IMSS, ISSSTE, PEMEX, SEDENA, SEMAR, y los programas de Oportunidades, el Seguro Popular, los Servicios Estatales de Salud (SESA) y de la Secretaría de Salud.
Según el INEGI (2010), a nivel nacional, el IMSS es la institución que atiende al 48.79% de los derechohabientes, mientras que en segundo lugar se ubica el Seguro Popular con la atención al 35.82%, y entre los últimos lugares se ubica el ISSSTE, quien atiende al 9.9% de los derechohabientes. Esto quiere decir que el IMSS y el seguro popular son quienes absorben la mayor parte de la demanda de servicios médicos. En el estado de Chihuahua, el 61.86% de los derechohabientes recibe servicios por parte del IMSS, mientras que 24.14 por ciento del seguro popular y 6.04% del ISSSTE. Mientras que en Ciudad Juárez, el IMSS atiende al 74.87% de los derechohabientes, el seguro popular al 15.75% y el ISSSTE al 3.84% de los derechohabientes.
Estos derechohabientes son atendidos por un personal médico que es rebasado por la demanda. En cuanto al personal médico disponible para atender a la población derechohabiente, el INEGI (2010) reporta que en el 2010, a nivel nacional se contaba con 195,728 profesionales de la salud, de los cuales, el 37.15% labora en el IMSS; el 3.18% en el IMSS-O; el 9.96% en el ISSSTE; el 40.98 % labora en SESA; el 1.77% trabaja en SEDENA, PEMEX y SEMAR; y el 6.97% labora en otras instituciones.
Haciendo un análisis mayor de las cifras, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2010) a nivel nacional 195,728 profesionales de la salud atienden a 72,514,513 derechohabientes. Lo cual permite identificar que existen 370.49 derechohabientes por cada profesional médico. En el caso del IMSS 72,714 profesionales atienden en 1,482 unidades donde ofrecen atención médica a 35,380,021 –el 48.79% de todos los derechohabientes–; esto muestra que existen 486.56 derechohabientes por cada uno del personal médico. El ISSSTE, cuenta con 1,151 unidades médicas, donde 19,487 profesionales de salud atienden a 7,190,494 derechohabientes –el 9.9% de los derechohabientes nacionales–. En esta institución, cada profesional médico atiende a 368.99 derechohabientes.
Además de esta información, el reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico señala que el país cuenta solo con 2.2 médicos y 2.6 enfermeros por cada 1,000 habitantes; cuando el promedio de los países de la OCDE es de 3.2 médicos y 9.7 enfermeros por cada 1,000 habitantes.
Como se puede observar, ni el personal, ni las unidades médicas son suficientes para atender la demanda total. Esto impacta en los tiempos de espera entre citas, los tiempos de espera para realizarse estudios médicos, y por ende, en consultas de poca duración.
Al conocer esta información, podemos darnos cuenta que bajo estas condiciones es prácticamente imposible ofrecer una atención oportuna y de calidad. Entonces, el personal médico labora en un sistema que no le proporciona las óptimas condiciones para atender rápida y eficazmente, por lo que el paciente, en consecuencia no recibe un servicio con el que se sienta totalmente satisfecho.
En los últimos meses se ha reducido el espacio para implementar mejoras a fondo, ya que además de estar fragmentado y tener una alta demanda, el Sistema de Salud cuenta con un presupuesto más que limitado. Recordemos que en los últimos dos años el deficiente presupuesto del rubro de salud se acaba de reducir 21,000 millones de pesos, lo cual tendrá un enorme impacto en la calidad de la atención médica.
Ante estas insuficiencias, definitivamente el paciente y el personal médico salen perdiendo: el primero al no poder ofrecer el servicio deseado en el tiempo oportuno; y el segundo, al no poder recibir la atención medica esperada en el tiempo necesario.
El recibir atención médica es nuestro derecho; sin embargo, es un derecho difícil de ejercer bajo las condiciones actuales que ofrece el Sistema de Salud. Si bien, hace algunos meses se comenzó con el cambio hacia el nuevo Sistema Universal de Salud, habrá que preguntarse qué tanto mejorará el actual servicio si tendrá un menor presupuesto para dar atención.
Parece que otra vez tendré que esperar, pero ahora para conocer los detalles (y si es que existen, mejoras), que podría ofrecer este nuevo Sistema Universal de Salud.
Lourdes Tejada
Titulada en Diseño gráfico y pasante de la Maestría en Acción Pública y Desarrollo Social. En su experiencia destaca el ser co-fundadora de una asociación civil y ser miembro fundador de una red de agrupaciones juveniles. Ganadora del Premio Nacional UVM por el Desarrollo Social, cuenta además con el Premio Estatal de la Juventud, el Reconocimiento a Mujer del Año de Ciudad Juárez y la mención de Mujer Líder de México.