Continuando con esta serie para los jóvenes, después de que en nuestro previa entrega, describimos brevemente al gobierno de Vicente Fox, ahora nos abocaremos al polémico gobierno de Felipe Calderón.
Para empezar, quiero expresar que su servidor trabajó en el gobierno de Calderón como Titular de la Unidad de Enlace Legislativo de la Secretaría de Gobernación. Conforme al reglamento entonces en vigor, dicha Unidad era la encargada de representar al Ejecutivo ante las acciones que suceden en el Congreso de la Unión y las legislaturas de las entidades federativas, así como ante la sociedad civil con intereses en el poder legislativo.
Aclarado lo anterior, para que ustedes juzguen mi objetividad en lo que mencionaré del gobierno de Calderón, puedo decir lo siguiente:
Injustamente se le atribuye ser el responsable de la violencia en México, derivada del crimen organizado. Puedo decir, que ha sido el único presidente en la era moderna que ha tomado la determinación de aplicar la ley para combatir a la delincuencia, misma que estaba rebasando entonces la capacidad del Estado mexicano de proporcionar seguridad y justicia, aunque se especule que lo hizo para afianzar su legitimidad cuestionada por el espectro del fraude electoral inexistente aducido por López Obrador.
Las fuertes acciones, muchas veces impopulares, que tomó para combatir al crimen tuvieron frutos claros, al abatir hacia el fin de su gobierno, grandemente los niveles de delincuencia a escala nacional, cuyas estadísticas cabalmente lo comprueban.
Al haber ejercido de forma contundente el poder del ejército mexicano para combatir la delincuencia, no descuidó el involucramiento de las policías, federal, estatal y las municipales para ello, desarrollando institucionalmente sendos protocolos de control y protección de derechos humanos en el proceso, pero sin negar que hubo abusos.
Impulsó fuertemente la adopción por parte de México de un sistema de protección de los derechos humanos y de control convencional (tratados internacionales), para que quedaran a nivel de la propia constitución.
Tuvo un destacado manejo de la economía, a pesar de haber enfrentado la peor recesión mundial entonces existente desde el crac de 1929, recuperándose rápidamente la economía de México después de ella.
Ejerció excelentes políticas públicas en salud, enfrentando valiente y decididamente la pandemia de H1N1, que se inició en México (por cierto, su gobierno sacó a López Gatell de esta estrategia al haberse desempeñado mal en su trabajo).
Fortaleció fuertemente al Seguro Popular, iniciado por Fox.
Impulsó con decisión el establecimiento de estructuras para fortalecer el Estado de Derecho y el orden institucional.
Los desaciertos de Calderón, según mi percepción, tuvieron que ver con su comportamiento intrusivo en la vida institucional de su partido, el PAN, al haber forzado la renuncia anticipada de su presidente Manuel Espino, al imponer a Germán Martínez y a César Nava como presidentes del PAN, al ponerle obstáculos a Josefina Vázquez Mota en su candidatura a la presidencia de la República, y al haber generado con su equipo fuertes disrupciones institucionales en el PAN.
También descuidó perseguir actos de corrupción en su gobierno, como el de la famosa Estela de Luz.
Considero que el mal manejo de su sistema de comunicación social derrumbó principalmente la confianza del pueblo hacia Calderón, que se dejó llevar por la mercadotecnia frívola de Enrique Peña Nieto y su Gaviota, realizada con los amplios recursos públicos sin control con lo que contaron los gobiernos estatales del PRI (gozando dicho descontrol también los gobiernos estatales del PAN y el del PRD en el Distrito Federal), que trajeron la victoria hacia el PRI, de cuyo gobierno escribiremos en nuestra próxima entrega.
Coyuntura: nos encontramos en un momento de quiebre histórico, el pueblo optó por un líder populista que convenció claramente. Ahora, todo mundo sabe que lo prometido, o fue un engaño o no hubo la destreza y organización para lograrlo. Lo que sí queda claro, es que nuestro actual presidente no le interesa la ley ni el orden institucional, únicamente le interesa que todo mundo lo obedezca sin límites. No creo que el pueblo quiera eso. La oposición lo que ofrece es que haya un orden institucional y controles al poder absoluto, por lo que primero debemos de vencer a Morena, como partido del tirano, para luego abocarnos a reconstruir al país, con reglas claras y certeras, pero con participación ciudadana comprometida. ¡Nunca más hay que dejar solo al gobierno!
Carlos Angulo Parra
Analista político. Abogado corporativo. Fue Diputado Federal en la LXII Legislatura del Congreso de la Unión.
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