El informe ‘El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2021’ señala que el hambre mundial empeoró de forma espectacular en 2020.
Estados Unidos (VOA/) – Las Naciones Unidas denuncian que durante la pandemia de COVID-19 se han agravado el hambre y la desnutrición en el mundo. El mayor incremento de la inseguridad alimentaria grave o moderada en 2020 tuvo lugar en América Latina y África, dice un informe anual de la ONU divulgado este lunes en Roma.
El documento, titulado ‘El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2021’, afirma que el hambre mundial empeoró de forma espectacular en 2020 y que es probable que ello se deba a los efectos de la pandemia del COVID-19. Sin embargo, añade que aún no se ha categorizado por completo ese impacto.
El informe, preparado por la de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), estima que el año pasado cerca de la décima parte de la población mundial -o sea, unos 811 millones de personas- estuvo subalimentada.
La pandemia, evidentemente, hizo sus estragos, según el reporte. Después de mantenerse casi sin cambios durante cinco años la prevalencia de desnutrición dio un salto del 8,4% a casi un 9,9%, y ha puesto el peligro la meta de eliminar el hambre en el mundo para 2030.
El hambre afecta al 21% de la población de África, al 9% de Asia y al 9,1% de América Latina y el Caribe, detalla el informe. En números, en 2020 esas cifras aumentaron en 46 millones en África, 57 millones en Asia y 14 millones en América Latina.
El mayor salto en la inseguridad alimentaria grave o moderada en 2020 ocurrió en América Latina y el Caribe, y en África, señala la ONU. El reporte dice que de los 2.370 millones de personas que enfrentan una inseguridad alimentaria grave o moderada en el mundo, 267 millones son de América Latina y el Caribe.
También indica que, por primera vez desde que comenzó la recolección de datos en 2014, la inseguridad alimentaria aumentó en Norteamérica y Europa.
Recomendaciones
El informe recomienda, como en el año anterior, una transformación de los sistemas alimentarios para lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y poner las dietas saludables al alcance de todos.
Además, insta a los gobiernos a formular políticas que mejoren la protección social, amplíen la resiliencia frente al cambio climático en los distintos sistemas alimentarios, fortalezcan la resiliencia de la población más vulnerable ante las adversidades económicas e intervengan a lo largo de las cadenas de suministro para reducir el costo de los alimentos nutritivos, entre otras.
En el informe se propugna también un “entorno favorable de mecanismos de gobernanza e instituciones” que haga posible la transformación.
Los autores instan al mundo a que actúe ahora si no quiere que los factores determinantes del hambre y la malnutrición reaparezcan cada vez con más intensidad los próximos años, cuando ya se haya desvanecido la conmoción derivada de la pandemia.
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