La pandemia ha modificado las conductas alimentarias de las personas.
Las enfermedades gastrointestinales, como infecciones estomacales causadas por llevar una mala alimentación, son uno de los principales problemas de salud entre la población. En países como España, cerca de la mitad de los habitantes padece alguna patología digestiva por los malos hábitos dietéticos.
Las infecciones estomacales provocan dolor de estómago, flatulencias y diarrea que pueden causar deshidratación, siendo particularmente peligrosa en los niños, los adultos mayores y personas con sistemas inmunitarios debilitados. Por ello, es importante buscar soluciones específicas sobre cómo cortar la diarrea para seguir disfrutando de sus actividades diarias. Algunos tratamientos incluyen medicamentos antidiarreicos, antibióticos, probióticos y alimentos antidiarreicos.
Afortunadamente, la incidencia de casos de enfermedades gastrointestinales ha disminuido considerablemente gracias a que los ciudadanos son más conscientes de seguir una dieta saludable.
Sergio Jaquez Pallares, epidemiólogo de la jurisdicción sanitaria III, señaló que de los 254 casos registrados en el 2020, este año se han atendido 130 pacientes. Los principales motivos por los que redujeron las cifras se deben a que, durante la pandemia, la ciudadanía adquirió la cultura de lavado de manos, aplicación de gel antibacteriano y uso de cubrebocas y guantes.
Asimismo, dejaron de consumir comida chatarra en puestos de comida en la calle. Durante la temporada de calor estos alimentos se descomponen con mayor facilidad porque no están refrigerados, provocando bacterias tóxicas que desencadenan malestares estomacales.
Del mismo modo, los estudiantes dejaron de consumir frituras y salsas picantes debido a las clases virtuales. Por lo general, el consumo excesivo de estos productos ocasiona diarreas y dolores de estómago en los niños, perjudicando la mucosa del tracto gastrointestinal y provocando cáncer de estómago a largo plazo.
Otras enfermedades relacionadas con la ingesta de estos alimentos irritantes son el reflujo gastroesofágico, que produce sensaciones de ardor en el pecho. Asimismo, el Síndrome de Intestino Irritable (SII) o colon irritable, un trastorno crónico y benigno del tubo digestivo que afecta al intestino grueso e incluye síntomas como cólicos, distensión abdominal, diarrea y constipación.
El ISS no pone en peligro la vida y no aumenta las probabilidades de sufrir otras afecciones del colon, como colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn o cáncer de colon. Sin embargo, representa un problema duradero que cambiará su estilo de vida.
Las personas con ISS suelen faltar a la escuela o trabajo con mayor frecuencia y pueden sentirse menos capaces de participar en actividades cotidianas. La suma de todo ello incrementa el riesgo de ansiedad y depresión. Por tal motivo, es preciso llevar un tratamiento personalizado para cubrir las necesidades de cada individuo.
Aunque no existe una dieta o medicamento específico para las personas con SII, hay muchas cosas que pueden ayudar si le han diagnosticado. Por ejemplo, consumir comidas caseras con ingredientes frescos, evitar alimentos que desencadenan su SII, buscar distintas formas para relajarse y practicar ejercicio regular.
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