Mientras los científicos hacen un llamado a la paciencia, con miras a la espera de mayor información sobre la variante ómicron, los países latinoamericanos intensifican sus jornadas de vacunación y fortalecen los cuidados para evitar su propagación en la región.
Bogotá (VOA) – Gobiernos de Latinoamérica toman medidas para encarar la nueva amenaza impuesta por la variante ómicron, mientras a la par buscan que más ciudadanos se vacunen en una región donde todavía persiste el rechazo a la vacuna y muchos no han recibido la primera dosis contra el COVID-19.
Así afirman expertos epidemiológicos consultados por la Voz de América, quienes señalaron que durante estos dos años de pandemia los gobiernos latinoamericanos fortalecieron los sistemas de salud, implementaron mecanismos de bioseguridad, flexibilizaron y aumentaron las jornadas de vacunación entre sus habitantes.
De acuerdo con el representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Colombia, Carlos Álvarez, Latinoamérica en general está en un momento de baja transmisión, es decir, que no está en pico, sino en valle.
No obstante, admite, que ómicron es una variante del COVID-19 que genera preocupación porque tiene mutaciones que podrían mostrar una alta transmisibilidad y, en teoría, podrían afectar la efectividad de las vacunas. Sin embargo, subrayó que hay que esperar mayor información de la OMS.
“Más que entrar en miedo o pánico, hay que hacer las cosas que nos corresponden y en este caso es vacunarnos, y que las personas que tienen más riesgos se apliquen el refuerzo y seguir con las medidas de bioseguridad”, explicó.
Gobiernos de Latinoamérica toman medidas para encarar la nueva amenaza impuesta por la variante ómicron, mientras a la par buscan que más ciudadanos se vacunen en una región donde todavía persiste el rechazo a la vacuna y muchos no han recibido la primera dosis contra el COVID-19.
Así afirman expertos epidemiológicos consultados por la Voz de América, quienes señalaron que durante estos dos años de pandemia los gobiernos latinoamericanos fortalecieron los sistemas de salud, implementaron mecanismos de bioseguridad, flexibilizaron y aumentaron las jornadas de vacunación entre sus habitantes.
De acuerdo con el representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Colombia, Carlos Álvarez, Latinoamérica en general está en un momento de baja transmisión, es decir, que no está en pico, sino en valle.
No obstante, admite, que ómicron es una variante del COVID-19 que genera preocupación porque tiene mutaciones que podrían mostrar una alta transmisibilidad y, en teoría, podrían afectar la efectividad de las vacunas. Sin embargo, subrayó que hay que esperar mayor información de la OMS.
“Más que entrar en miedo o pánico, hay que hacer las cosas que nos corresponden y en este caso es vacunarnos, y que las personas que tienen más riesgos se apliquen el refuerzo y seguir con las medidas de bioseguridad”, explicó.
Vacunas y abordaje entre países
Lo mismo que en el resto de países de Latinoamérica y el Caribe, el gobierno busca blindar a Colombia impulsando la vacunación y reforzando el autocuidado y el rastreo activo para evitar medidas estrictas como el confinamiento, refirió el ministerio de Salud de Colombia.
Entre las medidas, el viceministro de Salud de Colombia, Luis Alexander Moscoso, señaló que los gobiernos de Ecuador y Colombia trabajan en reuniones de vigilancia epidemiológica y cifras, con miras a fijar protocolos y lineamientos que permitan reabrir la frontera de manera segura, ante la amenaza de ómicron.
De acuerdo a un comunicado de prensa de la entidad, a la fecha 24.420.606 ciudadanos tienen su esquema de vacunación completo; 35.600.000 recibieron una primera dosis y 1.363.564 se aplicaron la dosis de refuerzo. En Colombia, esto representa un 69% de ciudadanos con una dosis y el 46% completamente inmunizados.
¿Preparada la región para enfrentar la nueva variante?
El epidemiólogo de la Universidad del Rosario de Colombia, Roberto Baquero, relató que Latinoamérica está preparada para atender a la aparición de ómicron.
“La experiencia en la curva de aprendizaje que tuvo la región con el COVID-19, desde el 2020 hasta ahora, nos ha permitido prepararnos para el control epidemiológico, para mirar las alternancias de las medidas de cierre y protección, uso de mascarillas, cierres de fronteras, cierres de aeropuertos, la solicitud de pruebas PCR, y el fortalecimiento de los sistemas de salud”, dijo.
“Creo, sin temor a equivocarme, que a pesar de la pobreza, la inequidad y en algún momento la indisciplina social, sí estamos preparados para responder”, agregó Baquero.
“Nadie está seguro, hasta que todos estemos seguros”
Sin embargo, recalcó que así los gobiernos estén preparados, lo más importante es que el público entienda que la única medida para mitigar esta situación y futuras mutaciones del COVID, está en la vacunación, pero acompañada del uso de mascarillas y lavado de manos.
El epidemiólogo Julián Fernández Niño, del Ministerio de Salud de Colombia, sostiene que el mensaje clave es que estos esfuerzos que hacen países con capacidad de vigilancia como Sudáfrica, donde se reveló el hallazfo de la nueva variante, son esfuerzos que debemos orientar a la toma de decisiones, desde una perspectiva de salud global, incrementando la equidad en la aplicación de vacunas.
A su vez hizo un llamado a todos a tener en cuenta que “nadie está seguro, hasta que todos estemos seguros” y que las bajas coberturas de vacunación son el caldo de cultivo para la generación de estas nuevas variantes del COVID-19.
Álvarez, de la OMS en Colombia, sostiene que “siempre hay que tener un llamado de precaución, porque efectivamente si las dinámicas de la transmisión son altas y se pierde la efectividad de la vacuna, ómicron podría generar una situación de complejidad”.
Cifras oficiales indican que Latinoamérica en general tiene una cobertura por encima del 50% de vacunación y eso sin lugar a dudas hace que haya menor riesgo que en otras regiones del mundo como África. “Sin embargo, depende mucho de lo que sepamos de la efectividad de las vacunas”, explica Fernández.
“No podemos tomar medidas basadas en el cierre de vuelos, dado que aquellos lugares en donde se detectan las variantes, no necesariamente, son aquellos lugares donde circula”, valora Fernández.
Chile, el país con más vacunados
“En esta carrera por detener el avance del COVID-19 en la región, Chile encabeza las estadísticas con un mayor número de personas vacunadas con al menos una dosis y con inmunización completa”, explicó Baquero.
Hasta el 25 de noviembre, de acuerdo con las cifras de Statista.es, Chile tenía una cobertura del 87% en personas vacunadas, al menos con una dosis y del 83% completamente inmunizadas.
El promedio de vacunación está alrededor del 53%, con extremos como Chile y Cuba, rondando el 83% de la población vacunada con el esquema completo, hasta cifras mucho menos esperanzadoras, señaló el experto.
Guyana, por su lado, cerraba el grupo de 23 países, con el 50% para usa sola dosis y 34% para esquema completo.
Argentina con una cobertura de esquema completo del 65 % y con al menos una dosis 80%, versus Brasil que tiene 63% en esquema completo y 77% con una dosis”, relató.
Ecuador tiene el 62% y el 76% con una dosis, Costa Rica 63% y 76% igualmente, y países como Colombia 48% y el 72%, al menos con una dosis. Estascifras -expone- son superiores incluso a países como Alemania que tienen una cobertura del 71%, al menos con una dosis y sin embargo tiene una cobertura con esquema completo del 68%.
Estados Unidos tiene una cobertura del 58% con el esquema completo y de al menos una dosis con el 69%, acotó.
El experto señaló que Bolivia, por ejemplo, tiene un 33% con esquema completo y un 40% al menos con una dosis, pero hay países como Haití que tienen menos del 1% de vacunación con al menos una dosis.
“Esos son los temas que hay que reforzar, revisar y mirar, porque recordemos específicamente que las poblaciones no vacunadas son más susceptibles, aumenta la mortalidad y las complicaciones de los pacientes y aumenta la posibilidad de generar nuevas variantes”, explicó.
“Comparando por tamaño de la población, los países más atrasados en la vacunación son Paraguay y Bolivia”, especificó Álvarez, al aclarar que la relación se establece respecto al tamaño de la población de cada país.
Según el experto, la mortalidad oscila cerca de los 2.000 casos por millón de habitantes, con las excepciones de Perú y México donde es más alto. Perú está por encima de 6.000 casos por millón, mientras que México alcanza los 3.000.
Fortalezas y debilidades de Latinoamérica
El epidemiólogo Roberto Baquero cree que las fortalezas de la región para enfrentar el COVID-19 y a sus variantes pasan por cómo se trabaje y por el mecanismo COVAX, una iniciativa de la OMS para proveer de vacunas a países con más dificultades.
“La rapidez y el fortalecimiento de los mecanismos de vigilancia epidemiológica en todos los países, con respecto a los tiempos anteriores de la pandemia, son una fortaleza importante y el apoyo por los acuerdos bilaterales con países de origen posibilitan la transferencia de mecanismos en la detección temprana de las personas afectadas y el seguimiento de los pacientes”, acotó el experto.
En cuanto a la debilidades, Baquero indica que más impactan a Latinoamérica y el Caribe son de carácter económico y cultural, y se reflejan en la resistencia a la vacunación que tienen los ciudadanos en algunos países de la zona.
Otros, como Carlos Trillos, explican que la capacidad para enfrentar a ómicron en la región se soporta en la vigilancia genómica.
“Aquí que hay que hacer una vigilancia activa en aeropuertos, tomar muestras aleatorias a personas que van entrando a los países para hacer vigilancia genómica y detectar oportunamente este tipo de variantes”, comentó.
La agencia de Salud de Brasil (Anvisa), que ya confirmó tres casos de la variante ómicron en Brasil, tendrá la responsabilidad de hacer el seguimiento secuencial a esta situación, explicó Trillos.
¿Qué ha aprendido la región durante la pandemia?
Los países de Latinoamérica y el Caribe ajustaron las políticas públicas para fortalecer los sistemas sanitarios y funcionaron, es decir, los encierros y las limitaciones de movilidad para preparar los servicios sanitarios a respuestas en Unidades de Cuidados Intensivos.
“Aprendimos a tener respuestas muy rápidas y a la flexibilización de oferta de Unidades de Cuidados Intensivos, además, se aprendió el fortalecimiento de los sistemas de vacunación”, dice Baquero.
Álvarez, de la OMS, señaló que los países entendieron la necesidad de ampliar la capacidad de atención en diagnóstica, sobre todo en áreas remotas. Mejoraron la capacidad hospitalaria y el manejo médico, y la población aprendió las medidas de autocuidado para evitar la transmisión del virus.
A su vez, recalca, ampliaron la capacidad de camas en cuidados intensivos. No obstante, advierte, sigue existiendo situaciones de inequidad y se mantienen las diferencias entre zonas rurales y urbanas.
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