Ciudad Juárez, Chihuahua.- Unidos por la música, Ángel y Jesús se catalogan artistas fuera de lo ordinario. Son estudiantes invidentes del programa Universidad Incluyente de la Universidad Tecnológica de Ciudad Juárez (UTCJ).
Las ganas de superarse y tener éxito cruzaron sus vidas. Uno toca la guitarra, teclado, acordeón y acaba de componer su primera canción. El otro no ejecuta ningún instrumento, pero canta. Lo suyo es la voz.
Se conocieron en esa casa de estudios. Son muy amigos, siempre andan juntos, dicen sus compañeros.
La ceguera en uno de ellos es total, mientras que su amigo explica que con el ojo izquierdo logra ver poca luz. Al acercarse lo más posible a los objetos sólo ve sombras.
Aseguran que la falta de visión no es una limitante para estudiar. Están convencidos de que hay muchas herramientas para evitar quedarse en ‘la obscuridad’.
Sus nombres completos son Jesús Antonio Valdez Martínez y Juan Ángel Arreola, de 21 y 24 años respectivamente.
Para mayo próximo estarán graduándose de ingeniería en Negocios e Innovación Empresarial. Los espera la inclusión al sector laboral.
La institución donde estudian tiene un programa denominado Universidad Incluyente, aplicado a personas con discapacidad visual, auditiva, motriz y del habla. Ángel es originario de Durango y Jesús de Villa Ahumada, radican en Juárez desde hace unos 18 años.
La inspiración para la primera canción original que Arreola compuso fue su novia Karina. También a ella la conoció en esa casa de estudios.
Su pareja se traslada en una silla de ruedas. Está integrada al mismo programa de Universidad Incluyente.
La falta de visión en Ángel comenzó desde los 3 años de edad debido a una infección en un ojo, recordó. No recibió a tiempo la atención adecuada y el mal terminó con su vista.
“Ya cuando se hizo un diagnóstico más profundo detectaron que era un tumor canceroso que iba expandiéndose al cerebro. Ya me había dañado mis ojos”, explicó.
Aunque médicos lograron quitárselo a tiempo, la afectación al nervio óptico fue tremenda. La infección que lo atacó había dejado sin luz también lo que sería su vocación.
“Siempre me ha gustado la medicina pero no iba a poder ejercer como médico. Ahora con lo que estudio me ha llamado mucho la atención la publicidad”, dijo.
Encariñado con su carrera, le gusta hacer anuncios para radio. Junto con Ángel desea trabajar en uno de los centros comerciales más importantes de Juárez.
Tras concluir con su día de clases, el vehículo los regresa a sus casas. De la tarde a la noche, si las tareas lo permiten, practican un poco de música.
Las desveladas para terminar los trabajos encargados por sus docentes son bastante pesadas, sobre todo en semana de exámenes.
Para ángel el sábado y domingo no significa descanso del todo. Trabaja los fines de semana en un restaurante bar. Ahí toca la guitarra y canta.
“Ya en abril terminamos, prácticamente”, mencionó Jesús, refiriéndose a su carrera. De la música aseguran no van a dejarla.
“Sí nos ha costado algunas fiestas”, comentó y enseguida comenzaron a reír juntos al interior de un salón de clases.
Para estudiar utilizan el sistema braille; para cantar el corazón, explican, momentos antes de cantar su tema original ‘Te quiero conmigo’.
De pronto, enterado de la hora que era, apresurado se levantó de una butaca. Avisa a su compañero que deben salir porque el camión ya los espera para llevarlos a casa.
“Se van a ser famosos con sus canciones”, agregó una de sus compañeras.
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