Hay quienes se empeñan en asegurar que el gobierno de la Cuarta Transformación tiene satanizada la inversión privada, que le huye y que no está dispuesto a trabajar con los empresarios. Nada más falso que esa afirmación.
El propio presidente Andrés Manuel López Obrador lo ha dicho de la siguiente manera: “Quiero reafirmar el compromiso de que en nuestro gobierno se va a respetar siempre la inversión privada, que nuestra economía es mixta y busca el equilibrio entre el sector público, el privado y el sector social”.
Lo dijo hace unas semanas ante empresarios, militares y el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar; afirmó que su gobierno respetará las inversiones extranjeras y el régimen de concesiones, pero fue muy insistente en que esas inversiones deben atender el mencionado balance entre los sectores privado, público y social.
Esto es, no poner todas las manzanas en una sola canasta, evitar el desequilibrio que se venía dando en los regímenes anteriores en los que, en base a componendas, corruptelas y favorecimiento a unos cuantos, en perjuicio de las mayorías, todo tendía a dejarse en manos de la Iniciativa Privada, despojando al sector público de los bienes que hacen fuerte a un país, como los energéticos, la banca, las comunicaciones y un largo etcétera, y todo ello en agravio del sector social que estaba siendo abandonado a merced de intereses muy particulares, en los que el bien común es una quimera.
El rompimiento de esa complicidad entre empresarios y políticos en el gobierno ha traído como consecuencia que aquellos políticos que no están en condiciones de continuar ese camino hayan emprendido una permanente campaña de mentiras y descalificaciones en contra del presidente López Obrador y de su gobierno, acusándolos de todos los males en contra de nuestro país, a sabiendas que mienten.
Afortunadamente las acciones de este gobierno y el apoyo de millones de mexicanos no permitirán que esas campañas prosperen, y prueba de ello es que en la actualidad el presidente goza de una popularidad que varia entre en 60 y 70 por ciento, apoyo del que no ha gozado mandatario alguno desde hace mucho tiempo.
Pero basémonos en las acciones, en hechos. Tengo en mis manos un documento muy interesante de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT antes SCT) que detalla una serie de Proyectos Fronterizos en el Norte del País con Inversión Privada, dentro de los cuales se contemplan 11 obras con participación de recursos privados y de Banobras/Fonadin.
Se trata de dos obras para Chihuahua por un monto global de 4 mil 458 millones de pesos: En primer lugar, el conector fronterizo del Libramiento Samalayuca- San Jerónimo, con el que se pretende ampliar el camino de acceso al puerto fronterizo San Jerónimo-Santa Teresa, que incluirá carriles para vehículos sobredimensionados, carriles FAST, que son para uso exclusivo de socios C-TPAT (las siglas son en inglés y significan Asociación de Aduanas y Comercio contra el Terrorismo), que ya se encuentran en otros puertos fronterizos de cruce terrestre de México y Canadá hacia Estados Unidos y los transportistas que están dentro de este programa consideran los carriles FAST como un beneficio sustancial porque les permiten ahorrar tiempo en el cruce de las fronteras. Son servicios que apoyan a la industria y el comercio, pero además se contemplan carriles exclusivos SENTRI (línea Exprés) para vehículos ligeros en el cruce antes mencionado.
El otro proyecto para Chihuahua es la construcción de un libramiento ubicado en la zona metropolitana de Ciudad Juárez, de 32 km y 2 carriles, que incluye la construcción de dos distribuidores viales y un paso superior sobre las vías del ferrocarril, con lo cual se conectará la zona sur de Ciudad Juárez con el Puente Internacional Guadalupe-Tornillo.
Los nueve proyectos restantes son la construcción del cruce fronterizo Mesa de Otay II, en Baja California; Cruce Internacional Agua Prieta-Douglas, en Sonora; obras complementarias al puente Colombia, en Nuevo León y seis obras para el estado de Tamaulipas: Construcción del segundo cuerpo del puente Reynosa Pharr; construcción del nuevo puente internacional Nuevo Laredo IV – Laredo V; Reconversión del puente internacional B&M localizado en Matamoros y la construcción de la avenida De las Américas que permitirá acceder directamente a este cruce; puente internacional Nuevo Progreso-Progreso y el puente internacional Río Bravo-Donna.
La inversión total contemplada es de 12 mil 177 millones de pesos en estas 11 obras que permitirán que México continúe siendo y refuerce su condición como el principal socio comercial de los Estados Unidos. Aún sin estas obras, el intercambio comercial entre ambos países creció 23.6% en los primeros 11 meses de 2021 respecto del mismo periodo del año anterior, por lo que la expectativa es muy positiva para que esa relación comercial continúe fortaleciéndose en beneficio de ambas naciones.
Esto es solo una muestra de que las inversiones privadas si tienen cabida en México, pero como dice nuestro presidente, guardando el sano equilibrio en la participación entre sectores público y privado, en beneficio siempre del sector social.
Pedro Torres
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.