Estados Unidos (VOA) – La invasión de Rusia contra Ucrania ha puesto de relieve los mayores temores en cuanto al uso de las armas de destrucción masiva, entre las que se encuentras las bombas termobáricas, o conocidas como “bombas de vacío”, lo más cercano según expertos a una explosión nuclear de menor escala.
Desde el frente de guerra en Ucrania se ha denunciado que Rusia habría realizado ya al menos una explosión utilizando esta arma letal prohibida por el Convenio de Ginebra, en vigencia desde 1975, luego de sucesivas negociaciones y actualizaciones de los protocolos internacionales sobre el uso de armas químicas y biológicas después de la Primera Guerra Mundial.
No obstante, Rusia habría probado esta arma letal durante la última fase de la guerra independentista de Chechenia en 1999, en aldeas remotas de la región para exterminar a los rebeldes que luchaban por la independencia y para crear un estado ajeno al dominio ruso, según denunció en su momento Human Rights Watch.
La utilización de este tipo de bomba supone un grave crimen de guerra para el comandante en jefe de un país que decida utilizarla contra oponentes sean civiles o militares.
Medios de comunicación europeos han citado a la embajadora de Ucrania en Estados Unidos, Oksana Markarova, por haber denunciado que Rusia ha utilizado esta arma para causar la mayor “devastación” en su país, aunque no se ha precisado dónde pudo haberse realizado la explosión.
En tiempos de la Unión Soviética, Rusia fue el primero que logró desarrollar este artefacto bélico y lo puso a prueba en 1984 en el cohete RPO-A Schmel en forma de lanzallamas para infantería durante la guerra con Afganistán, esa versión utilizaba una mezcla autodeflagrante compuesta por magnesio (MG) y mitrato de isopropilo (Ipn).
¿Cómo funciona la bomba de vacío?
Este tipo de arma tiene dos componentes capaces de producir una explosión de altas temperaturas con una onda expansiva de largo alcance cuyo diseño le permite absorber el oxígeno del espacio al explosionar dos cargas explosivas que trabajan sincronizados con la carga de combustible.
El nombre técnico termobáricas, proviene de dos términos griegos “thermo” y “baros” que significan “calor” y “presión” ambos factores consumen el objetivo en este tipo de arma.
La bomba de vacío puede estar diseñada con varios tipos de combustible, desde gas líquido, una especie de aerosol, o polvo que con la primera explosión a determinada altura se esparce como una nube tóxica y con el accionar del siguiente explosivo genera una onda de choque que produce detonaciones en cadena en todas las direcciones.
Es una escala muy superior a los explosivos convencionales al utilizar oxidante captado del entorno natural, en lugar de proveerlo en el artefacto como lo hacen las bombas permitidas en el consenso de naciones para hacer la guerra.
La Universidad Técnica de Medio Oriente en Turquía ha realizado estudios muy cuidadosos sobre este tipo de arma de destrucción masiva y ha señalado la peligrosidad adicional, que aunque el explosivo en si puede ser más débil que el de un misil convencional, la carga de combustible y el fuego son capaces de esparcirse por túneles o refugios subterráneos.
¿Qué tipo de daños causa a los seres vivos en el radio inmediato y en las periferias?
Las bombas de vacío al ser más poderosas que las municiones convencionales tienen más probabilidades de matar y herir personas incluso escondidas en túneles y búnkeres para ataques aéreos. Su rango de acción cubre un área superior por las características propias de la lluvia tóxica y la onda explosiva.
Un estudio realizado por la Agencia de Inteligencia de Estados Unidos en 1993 precisó que este tipo de armas agrupa tres maneras letales para causar el mayor daño: la onda expansiva, los escombros voladores al derrumbe edificios, y con el poder del fuerte viento capaz de lanzar a las personas por el aire a la vez de destruir equipos, estructuras y otros objetos estacionados.
“El mecanismo de muerte (por explosión) contra objetivos vivos es único y desagradable. Lo que mata es la onda de presión y, lo que es más importante, la subsiguiente rarefacción (vacío) que rompe los pulmones. Si el combustible se deflagra pero no detona, las víctimas se quemarán severamente y probablemente también inhalarán el combustible en llamas”, explica un estudio publicado por Human Rights Watch, en febrero del año 2000.
Y ahonda que “dado que los combustibles más comunes, el óxido de etileno y el óxido de propileno, son altamente tóxicos, una bamba de vacío no detonado debería resultar tan letal para el personal atrapado dentro de la nube como la mayoría de los agentes químicos”.
Los científicos no han logrado calcular que efecto podría tener esta arma de destrucción masiva en entornos urbanos, pero hay certeza que un ataque en cadena de este tipo de explosivos genera una onda que se alimenta de una a otra y es capaz de generar el mismo efecto que una arma nuclear de baja potencia.
Un científico militar ruso que colaboraba con la revista militar rusa Voyennyye Znaniya (Conocimiento militar) explicó en un artículo que este tipo de bombas son efectivas para personal militar expuesto, como blanco de ataque; equipos de combate, áreas fortificadas y fortificaciones defensivas como trincheras.
“Los explosivos combustible-aire son capaces de destruir completamente en un área determinada la vegetación y los cultivos agrícolas que se han plantado (…) En su capacidad destructiva, es comparable a las municiones nucleares de bajo rendimiento”, apuntó.
¿Qué dice el Convenio de Ginebra sobre armas de destrucción masiva?
El Convenio sobre Armas Biológicas (CAB) prohíbe el desarrollo, producción, adquisición, transferencia y almacenamiento de armas biológicas y tóxicas.
Desde la ratificación y puesta en marcha del Convenio y sus protocolos negociado entre 1968 y 1972 -para entrar en vigencia a mediados de esa década- se propuso como objetivo fundamental que la comunidad internacional vigile el control de armas de destrucción masiva.
Según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), ente promotor desde la Primera Guerra Mundial, de 1914 a 1918 , para establecer las normas de atención de heridos en combate y asistencia humanitaria a las víctimas, el CAB fue el primer tratado multilateral firmado que desglosa una categoría de armas de destrucción masiva y establece reglas para la atención humanitaria de civiles.
En la actualidad el CAB reúne a 180 Estados firmantes, seis más han firmado ese acuerdo, pero no son parte y otros 11 que no han firmado ni ratificado la misma.
“Los Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales son la piedra angular del derecho internacional humanitario, es decir el conjunto de normas jurídicas que regulan las formas en que se pueden librar los conflictos armados y que intentan limitar los efectos de éstos”, sostiene el CICR.
Y agrega que los Convenios están diseñados para proteger a las personas que no participan en las hostilidades como civiles, personal sanitario, miembros de organizaciones humanitarias. También a los que ya no pueden seguir participando en las hostilidades como heridos, enfermos, náufragos, prisioneros de guerra.
“Los Convenios contienen normas estrictas en relación con las llamadas ‘infracciones graves’. Se debe buscar, enjuiciar o extraditar a los autores de infracciones graves, sea cual sea su nacionalidad”, considera el CAB.
¿Está Rusia comprometida a respetar este acuerdo medular en el consenso de naciones?
En noviembre de 2019 el presidente Vladimir Putin promulgó un decreto para abandonar una Comisión investigadora que se estableció en los Convenios de Ginebra, la que tiene como objetivo proteger a las víctimas de los conflictos armados internacionales.
El decreto firmado por Putin dice: “Revocar la declaración hecha por la URSS al ratificar el protocolo adicional de los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 que se refiere a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales (Protocolo I) adoptado en Ginebra el 8 de junio de 1977 en conformidad con la sección 2 de la artículo 90 del protocolo I”, según consignaron medios europeos.
Para justificar la salida el Kremlin dijo que obedecía a que Rusia “prácticamente” no se ha involucrado en esa actividad y esa comisión ha estado inactiva.
“Nuestros expertos han recomendado hacerlo (abandonar dicho órgano). Rusia no ha estado representada en la comisión en años y ha sido incapaz de tomar parte en su actividad, establecimiento de ciertos criterios, etc.”, señaló el portavoz presidencial, Dmitry Peskov, según publicó la Agencia rusa Interfax.
La Comisión de Encuestas tiene facultades para iniciar investigaciones sobre denuncias formuladas por otros países antes violaciones del tratado.
La extinta Unión Soviética con su poder supremo declaró en 1977 “ratificar los protocolos (de los Convenios de Ginebra) sin ninguna reserva. Al mismo tiempo, nuestro Estado reconoce la competencia de la Comisión Internacional de Encuesta en casos en que se viole el derecho internacional humanitario”.
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