Cada año con más fuerza los movimientos de mujeres cimbran las calles, las expresiones de hartazgo y cansancio se plasman en pancartas, se grita, se exige, se expresa. Cada mujer una historia, cada historia una queja.
-¿Cómo estas Nancy? –
Terminé mi día del 08 de marzo dándole seguimiento a su caso;
Mal, – respondió- , pero no importa, lo único que importa es que es el Día Internacional de las Mujeres, estoy viendo que hay muchas marchas yo me la pase todo el día en la fiscalía-.
Su respuesta me dejo pasmada. “No importa cómo esté yo, lo único que importa es el día internacional de las Mujeres”.
Recordé la historia de vida de esta mujer a la que nuestros esfuerzos no han alcanzado. Con una infancia de violencia, un contexto de desvalorización y excesos de dogmas religiosos la existencia misma se transforma en un cuadro de sobrevivencia en la que muchas muchísimas nos encontramos.
El 08 de marzo es un día icono para quienes hemos tenido la fortuna de alzar banderas, espacios para expresarnos, contactos para un abogado y dinero para la ruta para ir a denunciar; y aunque el término correcto es conmemorar las luchas de otras mujeres para alcanzar los derechos que hoy tenemos, sí creo que también es merecedor de celebrar.
Esa misma noche recibí la llamada de una amiga, su hija Jany estaba sola en la calle, su marido la sacó de su casa sin dinero, sin identificaciones sin una racional razón para enviar a la intemperie a una mujer y a su propia hija.
Horas antes miles de mujeres en todo el país, en todo el mundo salieron a las mismas calles vestidas de morado, unas pacíficas otras violentas pero todas en su forma y gusto pedían lo que se no debería de exigir, lo que deberíamos tener sin necesidad de luchar por ello “Justicia”.
Mujeres conocedoras de sus derechos, mujeres que antes de tener el valor de salir al mundo con una cartulina ya libraron la batalla más fuerte, desafiaron su contexto y se desafiaron ellas mismas.
Niñas que no le permitieron a sus padres y hermanos ni una falta de respeto, madres de familia que rompieron esquemas y pidieron en casa igualdad en las tareas domésticas, mujeres que dejaron hombres controladores y lucharon con la codependencia, empresarias que dignificaron su lugar en las cámaras, funcionarias que no permitieron sobornos sexuales y políticas que al llegar al poder actuaron como mujeres libres sin referentes masculinos .
Esta es la lucha de fondo, la que se vive todos los días, y cuando se logran pasar estas barreras claro que Conmemoramos la posibilidad de hacerlo, pero cuando la posibilidad se transforma en realidad es un triunfo que se debe celebrar.
Porque no basta con agradecer y honrar a quienes nos dieron estas maravillosas libertades, salir y unirnos y promover ideas de justicia, no basta porque la lucha sigue en la vida de cada una de nosotras, en las decisiones que tomamos para dignificarnos y darnos a valer.
Porque si seguimos soportamos micromachismos, dejando de pedir el puesto que nos merecemos, minimizándonos en las instituciones, y diciendo que “no importo yo solo que es 08 de marzo” estaremos muy lejos de entender la lucha no ha sido solo por poner de moda un género si no logramos con ello la felicidad, la plenitud, el reconocimiento, la valoración, el respeto y por puesto los lugares que nos merecemos.
Celebro a todas aquellas mujeres que han librados estas batallas, que han sido llamadas histéricas, tóxicas o brujas y honro con toda mi gratitud aquellas que no tuvieron la oportunidad de hacerlo y por supuesto, conmemoró poniendo todo lo que soy para Nancy, Jany y otras mujeres puedan celebrar ser mujeres y sean dichosas de serlo.
Rocío Saenz
Lic. En Comercio Exterior. Lic. En Educación con especialidad en Historia. Docente Educación Básica Media y Media Superior, Fundadora de Renace Mujer A.C. Directora de Renace Mujer Lencería, Consultora socio política de Mujeres.