Envío de autobuses con migrantes que solicitan asilo en la frontera sur de Texas y que son trasladados a Washington DC bajo el plan de gobernador Greg Abbott es cuestionado por organizaciones. La mayoría de “expulsados” de tierras tejanas son inmigrantes provenientes de Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Ciudad de México (VOA) – El reiterado apoyo de legisladores demócratas y republicanos en Washington a sanciones contra Venezuela, Nicaragua y Cuba, por considerar a los gobiernos de esos países como “autoritarios y dictatoriales”, ha llevado a la discusión de numerosos proyectos bipartidistas incluidos aquellos que llaman a proteger a migrantes de esos países que piden protección en Estados Unidos.
Sin embargo, el gobernador de Texas, Greg Abbott, inició la semana pasada su campaña de poner en autobuses con destino a Washington DC a los migrantes indocumentados que entran a su estado, como parte del rechazo del gobernador republicano a la política migratoria de la administración del presidente demócrata Joe Biden.
Detractores del gobernador que participaron en una conferencia de prensa en Washington para denunciar la maniobra dijeron que esa estrategia del jefe del ejecutivo tejano podría incurrir el “trata de personas”, al mover bajo engaño a migrantes desde Texas hacia Washington DC.
Los venezolanos Carlos León Niño y “Karla” son dos de los migrantes que después de una larga travesía por el continente desde su natal Venezuela fueron admitidos por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) para presentar un caso de asilo ante un juez de inmigración.
Ambos deberán seguir su trámite en ciudades lejos de Texas porque luego de ser procesados sus casos por los oficiales de CBP y recibir un primer apoyo en una agencia local a ellos se les ofreció autobús para trasladarlos a la capital estadounidense, de la que aparentemente desconocen las motivaciones del viaje, más que “era gratuito”.
“Al llegar a la frontera nos agarró la Patrulla Fronteriza, nos ayudó con lo de los papeles, después de ahí nos llevó a una casa de ayuda y de ahí nos colaboraron con el bus totalmente gratis y nos trajeron hasta acá”, dijo Carlos a la Voz de América al arribar a la estación Union Station en Washington DC.
El viaje organizado por la gobernación de Texas tiene como objetivo -según el gobierno- llevar a Washington la “crisis de la frontera sur”, aunque en la práctica según detractores el trasfondo de la medida sería “expulsar del estado” a migrantes que entran ilegalmente por su frontera.
Se envió desde VOA solicitudes para comentario a legisladores federales que representan a Texas en Washington para valorar la medida, y si esta acción del gobernador Abbott contradice sus peticiones de apoyo a inmigrantes provenientes de estas naciones bajo gobiernos “hostiles” a Estados Unidos. Hasta ahora no hubo respuestas.
Por su parte el gobernador de Texas, Greg Abbott, ha dicho que su campaña es una respuesta estatal a lo que él considera falta de acción del gobierno federal en la frontera sur del país.
“Mientras el Gobierno federal siga ignorando la crisis en la frontera, el estado seguirá firme en sus esfuerzos por llenar esos huecos y mantener a Texas seguro”, ha dicho el jefe del gobierno tejano.
Por falta de dinero
La venezolana “Karla”, relata sus penurias al atravesar la selva del Darién entre Colombia y Panamá –embarazada-, luego recorrió entre caminatas y “aventones” todo Centroamérica y México hasta llegar a la frontera sur de Estados Unidos, donde por “por no tener dinero” en mano le ofrecieron en Texas este transporte gratuito hasta Washington DC.
“Nosotros llegamos (a la frontera) nos agarraron los militares, pedimos el favor que llamaran a migración, llamaron a la Patrulla Fronteriza, allá nos hicieron el papeleo, duramos menos de 24 horas y de ahí nos trasladaron a una iglesia. Nos dieron la facilidad de viajar en un bus, que nos iba traer hasta acá porque no teníamos dinero”, comentó “Karla” a VOA al llegar a Washington.
Hasta el fin de semana habrían llegado al menos cuatro buses con migrantes en proceso de asilo enviados por el estado de Texas a la capital, la mayoría de inmigrantes a bordo son ciudadanos de Venezuela, Nicaragua y Cuba y no tenían destino final en la capital estadounidense.
Según organizaciones pro inmigrantes que les han apoyado a su llegada a Washington, los migrantes habrían seguido sus rutas hacia otras ciudades donde les esperan familiares o amigos para recibirlos.
Organizaciones reclaman
Las organizaciones que trabajan con inmigrantes en el Área Metropolitana de Washington denunciaron que la apuesta del gobernador Abbott pretende “generar un supuesto caos” en Washington DC con el envío de indocumentados.
No obstante -dicen- en la región de capital nacional hay programas de apoyo robustos para los inmigrantes y que las organizaciones mismas están preparadas para recibirlos.
En conferencia de prensa ofrecida el jueves reciente el director ejecutivo de Casa de Maryland, Gustavo Torres dio las gracias al gobernador “por envíar a nuestros hermanos a un lugar donde son bienvenidos”.
Por su parte el director ejecutivo del Centro de Recursos para Centroamericanos (CARECEN), Abel Núñez, señala como “premeditado” que el primer autobús con migrantes llegara a las estudios de la cadena conservadora Fox News en Washington DC.
Eso a su criterio deja ver que se trata de un plan arreglado y planificado para hacer ver “a las bases republicanas” el trabajo del gobernador Abbott, pero que demuestra con los hechos “desconocer” el tema migratorio.
En especial al enviar en los autobuses a migrantes de Venezuela, Nicaragua y Cuba por los que sus colegas de partido –con conocimiento de causa- han impulsado medidas de alivio ante las violaciones sistemáticas de derechos humanos y persecución que se han dado en esos países, desde hace años.
“Se ve que el gobernador de Texas no entiende el tema de inmigración y no entiende los flujos migratorios. Estas personas de Venezuela, de Nicaragua es probable que tienen casos muy fuertes de asilo porque las situacion en sus países de origen es crítica, y no solamente en este año, sino de muchos años”, explica Núñez.
¿Un traspié de campaña?
El río Bravo con más de 3.034 kilómetros de largo es buena parte la frontera natural entre México y Estados Unidos, al estado de Texas le corresponden 2.018 kilómetros en la línea divisoria de ese caudal por lo que el gobernador Abbott dice que pondrá en práctica un control más estricto de la frontera, y no solo en los puntos donde podrían entrar migrantes indocumentados sino también por los puntos de chequeo.
La semana pasada las revisiones adicionales en los transportes de mercancías generaron kilométricos colas de camiones que transportan mercancías hacia Estados Unidos lo que ha llevó al gobierno mexicano ha remitir misivas a la administración Biden y a ambas bancadas del legislativo federal en Washington para encontrar soluciones inmediatas a esa medida unilateral del gobernador Abbott.
Una carta enviada por el Senado de México a sus pares en la capital estadounidense y con copia a la vicepresidente Kamala Harris y al mismo gobernador Abbott planteaba con términos técnicos el asunto.
“La frontera entre México y Estados Unidos es el territorio con más movimiento en el mundo (…) En el caso particular del estado de Texas, el flujo comercial representa alrededor de 442.000 millones de dólares y tenemos 1.900 kilómetros de frontera con 28 cruces internacionales”, resume la carta, al medir la magnitud del “bloqueo” puesto por el jefe de ejecutivo de Texas.
Entre jueves y viernes con el caos generado por las dobles inspecciones Texas retrocedió y firmó acuerdos de entendimiento con los gobernadores de Tamaulipas, Coahuila, Chihuahua y Nuevo León para “agilizar el tránsito de vehículos comerciales”, los que en términos generales ampliarían revisiones en puntos de salida de los transportes con suministros con destino a Estados Unidos.
En la oposición demócrata en Texas ven la acción tanto de los autobuses con inmigrantes como el “bloquear el tráfico comercial” como parte de una campaña política por la reelección del gobernador.
El candidato demócrata a la gobernación de Texas, Beto O’Rourke salió al paso a lo que consideró el resultado de una campaña de un “político incendiario que ha puesto una mecha a la economía de Texas al cerrar el comercio con México”, todo para ganarse “puntos políticos baratos”.
Y cuando la cosa salió mal para Abbott reitera el candidato O’Rourke “quiere crédito por apagar un incendio que el mismo empezó, anunciando estos ridículos acuerdos de seguridad. Los texanos no olvidarán el caos que Abbott causó a nuestra comunidad y nuestras comunidades fronteriza”, dijo.
El director ejecutivo de Casa de Maryland, Gustavo Torres, dice que las acciones tienen un impacto “terrible” en las comunidades y sobre todo en los migrantes vulnerables que buscan protección.
“Es una manipulación política lo que está haciendo (…) quiere demostrar que es un gobernador fuerte antiinmigrantes para su base republicana que nos odian y esa es la única razón por la que él está haciendo eso”, opina Torres.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, definió las líneas ante las acciones del gobernador en rueda de prensa la semana pasada y dejó claro que el manejo del tema migratorio por imperativo legal corresponde sólo al gobierno federal.
Y que el gobernador debe entender los límites de sus acciones incluso aquellos como intentar enviar inmigrantes en proceso de asilo de forma obligada a Washington DC.
Pues nadie puede ser “sabido a la fuerza a un autobús” cuando los oficiales del Departamento de Seguridad Nacional valoran que una persona merece la oportunidad de presentarse ante un juez de inmigración para solicitar asilo, esta goza de libertad de movilización dentro del territorio, explico.
[Con aportes de Divalizeth Murillo de Voz de América Televisión, División Latinoamérica en Washington DC]
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