Cada que leo o me entero de que se realiza algún evento a beneficio de una persona que está pasando por una enfermedad, no puedo evitar sentir empatía y alegría de ver ejemplos de apoyo y generosidad a favor de una persona.
Y es que, para que tomar la decisión de realizar algún evento o actividad para recaudar fondos, es porque el recurso económico es tan necesario, que parece que estas actividades son una de las pocas opciones que se tiene para recabarlo.
Hay que reconocer que no es sencillo hacer una actividad o evento recaudatorio. Involucra tiempo y planeación, realizar compras, hacer la convocatoria, pedir permisos, y coordinar la venta a la vez que se aseguran los pagos. Es una inversión, en muchos sentidos, que hace con la esperanza de al menos recabar un poco más de lo que se arriesgó.
La mayoría de los eventos son organizados y convocados por familiares y amigos cercanos de la persona enferma. Sin embargo, en el universo de los eventos recaudatorios, existe un pequeño porcentaje de eventos en los que se involucran empresas, clubs y hasta corporativos.
Estas actividades, parecieran que hacen más alcanzable la idea de recabar la cantidad necesaria, ya que generan una mayor convocatoria, mayor alcance y mayor probabilidad de lograr un beneficio para el paciente. Sin embargo, no puedo dejar de pensar y preguntarme, ¿por qué ese paciente sí? ¿Por qué si ayudar ahora y no antes? ¿Qué motivó la participación?
Cuando existen miles de pacientes en la misma situación, es inevitable hacerse esas preguntas.
Y creo que la respuesta la recibí hace algunos años durante el Foro Nacional del Cáncer, donde al cuestionar a varios pacientes sobre cómo pudieron recibir atención en cierta institución, todos coincidían en que: alguien los recomendó, un conocido pudo meterlos o tenían contactos que lo hicieron posible.
Pareciera que nuestra atención, nuestro tratamiento y hasta el éxito de nuestras actividades recaudatorias dependen, entonces, de los contactos y “palancas”. Pero, ¿qué pasa con el resto de las personas que son diagnosticadas y carecen de estos contactos? Se atienden entre la burocracia, siguiendo los lineamientos y esperando su turno.
No se trata de enojarnos o envidiar a los pacientes que sí tienen la oportunidad de contar o crear las situaciones que generen un beneficio en sus vidas; se trata de reflexionar sobre porque no es posible crear condiciones justas para que todos puedan tener acceso a estos beneficios.
Si continuamos condicionando nuestra ayuda, no estamos ayudando realmente, estamos jugando a ser justos, eligiendo a quienes creemos que merecen nuestra atención, tiempo y apoyo.
Lourdes Tejada
Titulada en Diseño gráfico y pasante de la Maestría en Acción Pública y Desarrollo Social. En su experiencia destaca el ser co-fundadora de una asociación civil y ser miembro fundador de una red de agrupaciones juveniles. Ganadora del Premio Nacional UVM por el Desarrollo Social, cuenta además con el Premio Estatal de la Juventud, el Reconocimiento a Mujer del Año de Ciudad Juárez y la mención de Mujer Líder de México.
