Insulso en pretender toscamente empujar a los hombres extraordinarios del pasado a la pertenencia de alguna Orden Secreta, con la paupérrima intención de arrebatarle lo excepcional de aquellos para oxigenar y nutrir a estas. Hay hombres valiosos por sí mismos.
Originalmente publicado el 10 de Octubre de 2017
El pensamiento de los hombres de una época determina las acciones y obras contemporáneas. Ilícito es invocar la inmortalidad de los grandes hombres para justificar la indigencia del pensamiento actual. Necesario es, evocar las causas de esa inmortalidad para someterlas a al critica.
Hoy, con el respeto debido, la historia habla de una figura de dimensiones universales: Fidel Castro.
Estimo que como individuo carece de la mínima importancia, independientemente de sus facultades naturales extraordinarias y de su impresionante trabajo.
Lo que sí es trascendente, es su descomunal obra intelectual perfeccionada al emplearse como herramienta en la organización y construcción del Pueblo Cubano; generada por un genial trazo de arquitectura que surca la historia y es parte de la estructura que sostiene a la humanidad.
Creación intelectual convertida en el único factor activo determinante en la transformación de aquella colectividad raquítica y desorganizada por los vicios, las pasiones y esclava del extranjero en la hoy Nación Cubana libre: independiente y vigorosa, cimentada en el trabajo constante, sostenida en el estudio permanente.
Compleja y fascinante tarea para esta generación y las generaciones posteriores de investigar para encontrar las respuestas a las preguntas formuladas en el sentido de conocer la fuente que dio origen al actual poderoso Pueblo Cubano; determinar en su justa dimensión sus debilidades, sus fortalezas, sus principios y valores elementales que le sustentan y le dan equilibrio; y los más enigmático: concebir el objetivo último implícito en la esencia y estructura del Pueblo Cubano.
Por lo tanto, para entender la importancia de la obra del ilustre Fidel Castro en el pueblo cubano, es necesario comprender que a mediados del siglo pasado, los poderosos intereses económicos y políticos norteamericanos en Cuba incitaron al militar Batista a apoderarse ilegalmente del Poder Político por medio de un Golpe de un Estado.
Batista ejerció el poder político en beneficio de los crueles intereses económicos extranjeros, sometiendo a los cubanos a un estado de esclavitud; negando el reconocimiento constitucional de sus derechos fundamentales; desempeñando, los cubanos, las labores de menor importancia y los trabajos ilegales e inmorales de servidumbre al extranjero, principalmente de los norteamericanos; las actividades económicas y políticas alineadas a los dictados norteamericanos generaron una profunda y generalizada corrupción en todos los aspectos.
Ante estas condiciones extremas, de la hegemonía extranjera que a través del Dictador Batista dominaban sin justicia y sin moral a la débil y confundida comunidad cubana, Fidel Castro concibió profundamente, en la soledad y en el silencio, los conceptos universales de Libertad, Igualdad y Fraternidad; comprendiendo y entendiendo su vital necesidad de realización con la intensidad del fuego que el caldero hirviente de la vida cotidiana del pueblo cubano de mediados del siglo pasado le permitía: Libertad para que el individuo desarrolle todas y cada una de sus facultades y virtudes; Igualdad, sin hacer distinción donde la naturaleza no lo hace y, Fraternidad en cumplir con el deber para con la humanidad por amor al hombre mismo y no por un factor extraño.
El desarrollo de la Revolución le permitió a Fidel Castro la realización de su ideal, al conocer a profundidad las condiciones inmorales de esa colectividad desorganizada: destruyendo las causas que le hacían perder independencia y libertad y, por el contrario, fortaleciendo esos factores que indicaban la esencia e independencia del pueblo cubano. Hoy, los primeros, reniegan y rechazan el progreso cubano por la pérdida de sus pasados e inmerecidos privilegios; los segundos, honran la prosperidad de su nación con el trabajo y el estudio.
Con base en estos argumentos, es pues justo determinar que Fidel Castro es el arquitecto y constructor de la poderosa nación Cubana:
Fidel Castro percibe una colectividad deforme por los vicios y las pasiones que se generan por su condición raquítica y débil. Sometida, en consecuencia, a la esclavitud de la hegemonía extranjera y a la servidumbre del dominio de los dictados del gobernante Batista sumiso y obediente a los intereses económicos y políticos extranjeros.
Fidel Castro concibe una nación cubana libre de los vicios, de las pasiones y de la esclavitud extranjera; organizada conforme a los principios universales de libertad, Igualdad y Fraternidad; vigorosa con base en dos fuentes inagotables de vitalidad: el estudio y el trabajo.
Después de diseñar, Fidel Castro, esta arquitectura al percibir la desgracia de una colectividad y concebir una nación poderosa, inicia sobre el cimiento de su ideología y los principios universales la construcción de la progresista Nación Cubana que hoy dignifica al Continente Americano y al mundo entero.
La historia registra, en la estructura que sostiene la construcción de la humanidad, el ordenado trazo de arquitectura presentado por el hoy desaparecido Fidel Castro.
Es cuánto ¡un abrazo fraterno!
Guillermo Chávez
Abogado. Filósofo. Columnista.
Buen amigo y consejero, entusiasta. Publicamos cada semana tu columna, en tu espacio en tu memoria.
Descansa en Paz.
Hasta pronto querido amigo.