En el Consejo de Derechos Humanos de 47 países miembros, la propuesta de debatir sobre Xinjiang en la próxima sesión en marzo logró 17 votos a favor, 19 en contra y 11 abstenciones.
Se trató a fin de cuentas de una prueba de fuerza política y diplomática entre Beijing y occidente, y hubiera sido la primera vez que la trayectoria china en materia de derechos humanos mereciera un lugar específico en el orden del día del consejo.
El saldo de la votación, festejado con algunos aplausos en la cámara, fue el resultado de varios días de presiones diplomáticas en Ginebra y varias capitales a medida que los líderes de Occidente trataron de aprovechar el impulso de un informe de la ex jefa de derechos humanos de la ONU, Michelle Bachelet, publicado el 31 de agosto y según el cual se habían cometido “crímenes de lesa humanidad” en Xinjiang.
Se requería una mayoría simple en la votación.
China se aseguró el “no” de sus aliados de siempre, además de muchos países africanos y Qatar y Emiratos Árabes Unidos. Somalia fue el único país de África y de la Organización para la Cooperación Islámica que votó por el “sí”. Argentina, Brasil, la India, Malasia, México, Ucrania y otros se abstuvieron.
La constitución del consejo es rotativa entre los Estados miembros de la ONU. China, miembro permanente del Consejo de Seguridad, jamás ha sido objeto de una resolución específica en el consejo fundado hace 16 años.
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