Hace unos días fue publicado, con bombo y platillo, el más reciente libro en contra de AMLO. “¡Esta sí será la bomba que desenmascare al verdadero López Obrador!” clamaron sus publicantes, pero, de nueva cuenta, fue una bomba de confeti.
El portal Regeneración, consigna hasta 17 libros críticos del presidente o de su movimiento, por lo que este sería el 18avo; y ninguno de estos textos ha logrado lo que con tanto empeño y por tanto tiempo a perseguido la oposición al lopezobradorismo: su aniquilación. Por el contrario, y para mayor desesperación de sus malquerientes, de cada andanada, sustentada o no, López Obrador parece emerger más fuerte, más apreciado.
De este último intento, denominado “El Rey del Cash” llama la atención algo: su poca o nula sustentación. Escrito por Elena Chávez, quien fuera esposa de Cesar Yáñez, mano derecha de López Obrador por muchos años. La señora Chávez, se presentó como periodista, y por lo tanto quiso hacer pasar la obra como una investigación periodística, pero al leer el documento, queda muy claro, hasta para detractores de primer nivel como López Dóriga o José Cárdenas, que lo ahí planteado no pasa de ser un chismografo, como lo describió una buena amiga nuestra.
Debo confesar que no compré el libro, me llegó, como a muchas personas, a través de la copia pirata que circuló por WhatsApp. No se si se pirateo directamente del documento original, o sea una trascripción desaseada del mismo, porque presenta unos, quiero creer, gazapos increíbles.
Por ejemplo, en el prólogo, Pag 18, -la paginación corresponde siempre al PDF- se describe la participación de Ariadna Montiel durante el plantón de Reforma como “cuidadora de vayas” si, así esta escrito, “vayas” en lugar de vallas (a lo mejor quisieron decir bayas, a fin de cuentas, había que comer algo). Mas adelante, en la página 80 se escribe la Jomada, en lugar de la Jornada.
Pero los gazapos serian lo de menos, a fin de cuentas, quien este libre de gazapos que aviente su primer texto, diría cualquier editor. Aquí el problema es, como ya es ampliamente conocido, que todo lo que presenta la señora Chávez, son chismes o apreciaciones de ella o de detractores harto conocidos de López Obrador, y así reconocido por ella misma. Es decir, no cuenta con el rigor metodológico empleado por quienes escribieron los libros “La Casa Blanca” o “La Verdadera Noche de Iguala”.
Y aquí me gustaría abrir un paréntesis. Es increíble que Anabel Hernández, autora de verdaderas joyas del periodismo de investigación, como la ya citada “La Verdadera Noche de Iguala” o “Los Señores del Narco” o “El Traidor” se haya prestado para escribir el prólogo de este libelo. Este pasquín no se enriquece con este prólogo, y, por el contrario, si demerita el trabajo de Anabel. Cierro paréntesis.
Pero bueno, dejemos de lado los chismes y las banalidades y pasemos a citar y comentar algunas de las joyas que contiene este libro, y que tantas expectativas levantó en la siempre esperanzada oposición antilopezobradorista.
Empecemos. La hoy periodista, en aquellos años ejercía de psicóloga, y por lo tanto le fue fácil detectar lo siguiente: “Durante la campaña, López Obrador tenía una fijación: relacionarse directamente con la gente, ser uno más de ellos sin tener barreras de por medio, y no por amor sincero a los pobres, sino porque ya había calculado que le servirían para sus fines políticos.” (Pagina 100; el resaltado es de su servidor).
Esa truculencia que la señora Chávez detectó fácilmente, la viene trabajando López Obrador desde muchos años atrás, solo basta con ver las fotos de sus primeros años como funcionario, metido hasta las rodillas en los pantanos de Tabasco, al lado de grupos étnicos cuando dirigió el Instituto Nacional Indigenista de Tabasco, o descalabrado durante la toma de los pozos petroleros. ¡Pérfido!
Aquí abrimos otro paréntesis, ¿qué pensará la señora Chávez de la malograda intención de Ricardo Anaya de relacionarse directamente con la gente, de ser uno mas de ellos sin tener barreras de por medio? ¿habrá amor sincero a los pobres en dicha acción mediática? ¿o será que la perfidia del señor López es contagiosa? Cerramos paréntesis.
Otra joya más de la psicóloga de facto; en 2006, cuando fue derrotado por Calderón, “… nació en su alma el peor de los sentimientos humanos: el odio y la venganza. Si ya había resentimiento por el desafuero -que al final lo convirtió en victima y casi lo hizo ganar la presidencia-, el odio fue el motor para crear estrategias como el plantón de Reforma, el “voto por voto, casilla por casilla”, la presidencia legitima y la toma de la Cámara de Diputados…”. ¡Pérfido y vil, además!
Y así por el estilo, esta aprendiz de Freud, hace una lectura infalible del alma de López Obrador “desvelándonos” su perversidad. Y aunque ella estuvo ahí, no se contaminó de esa maldad. Vaya, ni siquiera con la camioneta que le dieron a su entonces marido: “Aquella camioneta nunca la vi, solo fui emisaria para entregarla a Cesar.” Página 120.
Siguiendo la misma tónica, habla de saqueos millonarios, los cuales nunca fueron detectados por las autoridades. No olvidemos que en ese tiempo gobernaron, Fox, Calderón y Peña Nieto sucesivamente. Ella misma lo reconoce: “Me preguntaba entonces como era posible que el gobierno federal no investigara nada respecto a Honestidad Valiente, máxime cuando López Obrador se había convertido en un auténtico opositor al sistema…”. Página 87.
Honestidad Valiente, la AC que utilizó el movimiento lopezobradorista para acercarse a la sociedad mexicana, más allá de los militantes del PRD, fue auditada profusamente por el INE, y nada se encontró como no fueran irregularidades menores. No fue así con los Amigos de Fox, de triste memoria. Imagino que la señora Chávez se sigue preguntando lo mismo.
En conclusión, este intento de libro, bomba de confeti al fin, solo sirve para confirmar a los antilopezobradorianos lo que quieren creer. La señorita Aldonza González lo deja muy claro en su columna, pues, aunque reconoce que es su percepción lo que la mueve, “…no porque sea mi percepción, quiere decir que es lo verdaderamente correcto” -curándose en salud- no obstante, reafirma su dogma, “no hay pruebas, pero tampoco dudas”.
No puedo terminar este texto sin dos últimas citas que, aunque no sirven de mucho paran desenmascarar un “dictador”, pueden servir para hacer más entretenida una mala novela policiaca. Helas aquí, para su disfrute. Primera: “Recuerdo que de desayuno les preparé unas cremosas enfrijoladas rellenas de huevo revuelto, salpicadas con chorizo, queso y crema, y una salsa roja de molcajete”. Página 110. La segunda, les advierto que es una delicia: “Los anfitriones, el doctor Guisa y su esposa, estaban en el asador volteando la carne de alguna pobre vaca…” pobre vaca.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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