Dicen, los que cuentan las historias del poder, que cada mañana, el presidente Adolfo López Mateos al levantarse le preguntaba a su ayudante, ¿Qué toca hoy, viaje o vieja? Don Adolfo fue presidente del 58 al 64, y es durante su gobierno que se inicia la costumbre de viajar a costa del erario.
Lo presidentes anteriores a él, casi no viajaron. Porfirio Diaz, estuvo en El Paso Texas poco antes del inicio de la Revolución Mexicana; Manuel Ávila Camacho visito una sola vez Corpus Christi, también en Texas; Miguel Alemán Valdez visitó una sola vez Washington DC, y don Adolfo Ruiz Cortines viajó dos veces a Estados Unidos y una a Panamá. Nada más. Por eso, no sorprende que, con 18 viajes al extranjero, el presidente López Mateos se haya ganado, y muy merecidamente, el apodo de López Paseos.
Es claro que para esa época, mediados/finales de los cincuenta, el desarrollo de los medios de transporte, especialmente la aviación, había alcanzado un nivel tal, que trasladarse a cualquier lugar del mundo se convirtió en algo cotidiano. Cruzar el Atlántico o el Pacífico dejó de ser un viaje de semanas para convertirse en un viaje de horas, lo cual facilitó y hasta estimuló la globalización que es el signo de nuestros días.
Y a partir de la administración de don Adolfo, ya fue cosa normal el que los presidentes, durante sus respectivos ejercicios, acudieran a múltiples visitas de estados, reuniones cumbre, reuniones bilaterales, y hasta visitas de cortesía o informales. Desde luego que, en cada viaje, estos iban acompañados de importantes sequitos que aprovechaban la ocasión para darse la gran vida, pues los gastos corrían a cuenta del Estado, desde luego. Empresarios, periodistas intelectuales, etc, no podían faltar en estos periplos.
En fin, todo lo relacionado con los viajes presidenciales da hasta para escribir un libro, avión presidencial incluido, pero no es el tema que quiero tocar en esta ocasión, solamente lo trajimos a colación y como antecedente para hablar de uno de los gustos y aficiones de la gobernadora Maru Campos: los viajes a costa del erario.
Durante esta semana, la oficina de comunicación de la gobernadora anunció que estará en Washington DC, del 31 de octubre al 3 de noviembre. Con esta visita serian tres las que efectúa a esta ciudad de los Estados Unidos, si contamos una que hizo como alcaldesa y otra, ya como gobernadora. Al concretarse esta visita, la señora Campos habrá estado en dicha ciudad de la Unión Americana más veces que en la mayoría de los municipios de la zona serrana de nuestro Estado.
La justificación para este viaje, como todos los anteriores es el de la promoción de nuestro Estado. Esto de suyo, no tiene nada de malo. Al contrario. Qué bueno que Chihuahua y Ciudad Juárez sigan siendo polos de atracción para la inversión extranjera y cualquier actividad de apoyo en ese sentido sería loable, ojalá esa inversión también alcanzara otras regiones del Estado, especialmente las más marginadas, por lo tanto, no criticamos la intención, criticamos la forma.
Es una costumbre, desgraciadamente ya muy arraigada en nuestra clase política, creer que ellos merecen vivir en el lujo y el boato, pues su “sacrificio” por la patria es muy grande. Y por ello, no paran en gastos en lo que a sus actividades se refiere, y eso, desde luego incluye la manera de viajar.
Para esta casta “divina”, no existe sana medianía, ya lo dijo su mentor, “El Poder es para Poder”, y en ello se confunden sus actividades personales con las de gobierno. Para muestra vaya un botón: en el mes de febrero del presente año, apenas trascurridos cuatro meses desde su toma de posesión, la señora campos realizo una gira “oficial” de diez días por España.
¿Que hizo nuestra ínclita Gobernadora en esos diez días? Según los reportes de la propia página de Gobierno del Estado, Chihuahua.gob.mx, el primer día, febrero 2, tuvo un encuentro con empresarios en la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, y el segundo día, febrero 3, tuvo un acto en el Instituto Cultural de México. Y párele de contar, ¿Qué hizo los otros ocho días?
Ya han pasado ocho meses de esa gira de “trabajo”, y desde esa fecha al día de hoy, tenemos más dudas que certezas. Es por lo anterior que su servidor y un grupo muy nutrido de chihuahuenses, nos hemos dado a la tarea de hacer una recopilación de dichas incógnitas para presentarlas como trivia al público lector de ADN, en el espíritu de que entre tod@s, lograremos desvelar el misterio, helas aquí:
- Como chihuahuenses, ¿Qué beneficios hemos obtenido con dicho viaje?
- ¿Era realmente necesario ese viaje?
- ¿Sabe usted apreciado lector, cuanto cuesta el boleto de avión a la península ibérica?
- ¿Qué hizo los restantes ocho días?
- Y, por último, y quizás la mas importante de todas, ¿viajó Maru en clase económica?
La primera persona que nos responda la presente trivia, con pruebas verificables de sus respuestas, se hará ganador a un viaje, todos los gastos pagados, por la calle España de nuestra popular y populosa colonia San Antonio.
En fin, ya sea que logremos desvelar el misterio o no, la verdad es que para esta casta que se cree divina, “Mirreyes” los llama el escritor y periodista Ricardo Raphael, es muy difícil entender que el poder debe ser para servir, y no para servirse. Para ellos un líder que hace fila detrás de sus demás conciudadan@s es algo aberrante, es rebajarse a ser algo que ell@s difícilmente comprenderán: un Ciudadano o una Ciudadana común.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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