La OIM dijo que las pandillas realizan “extorsiones, secuestros y otros actos criminales en un contexto caracterizado por las profundas desigualdades, altos niveles de privación de artículos de primera necesidad y un ambiente de seguridad fragmentado”.
Se cree que las pandillas controlan alrededor del 60% de Puerto Príncipe, donde se dedican a violar gente y a incendiar hogares en su lucha por ampliar su control territorial tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, según Naciones Unidas.
Los haitianos también padecen escasez de combustible, agua y otros artículos básicos, así como un brote de cólera y el estado insalubre de los refugios del gobierno, donde miles de personas viven desde hace meses luego de huir de la violencia.
Se han reportado 1.700 casos de cólera con 40 muertes, aunque las autoridades sanitarias creen que las cifras son mucho más altas.
Otras 17.000 personas carecen de techo desde que un terremoto de magnitud 7,2 remeció el suroeste de Haití en agosto de 2021.
Semanas atrás, el gobierno pidió que se envíen tropas cuando una de las pandillas más poderosas rodeó una terminal de combustibles en Puerto Príncipe, lo que obligó al cierre de gasolineras y negocios.
La comunidad internacional ha enviado vehículos blindados y otros pertrechos para reforzar a la policía nacional, pero el Consejo de Seguridad de la ONU aún no ha votado sobre el pedido de tropas.
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