Estados Unidos (VOA) – La organización de fuerza paramilitar rusa conocida como Grupo Wagner abrió este fin de semana su primer edificio de oficinas en la ciudad de San Petersburgo, totalmente identificado con la agrupación formada por mercenarios de guerra y creada en 2013 por el magnate Evgueni Prigozhin, cercano al presidente Vladimir Putin.
Al Grupo Wagner se le atribuyen acciones de fuerza militar desarrolladas por Rusia en varios países del mundo en los que el Kremlin o compañías privadas rusas tienen intereses de Estado.
Varias investigaciones periodísticas y documentales sobre las operaciones de este grupo han llevado a describir sus operaciones como “acciones atroces”, especialmente en la guerra en Ucrania.
Se ha considerado que las fuerzas de elite de esta agrupación operan en paralelo a las fuerzas militares del gobierno ruso, con una división en los “alcances” de esas unidades.
Hasta esta muestra en público de la organización, al abrir su sede en un distrito de oficinas de San Petersburgo, tanto el Kremlin como el fundador de la organización negaban la existencia de la organización y nexos de cooperación.
El frontón del edificio tiene calzado el nombre como una Compañía Militar Privada Wagner, con una sigla distintiva: ChVK, simplificación en ruso de “Centro ChVK Wagner”.
La empresa ha develado su logotipo con la W en mayúscula dentro de un círculo perfecto. El fundador Prigozhin sancionado por Estados Unidos en 2016 por su ingerencia con centros de troles en las elecciones presidenciales, también figura en las listas de figuras “peligrosas” para la Unión Europa, que le señaló en 2020 por intentar sabotear sus procesos electorales.
Aduce la defensa de Rusia
En la antesala para apertura del edificio, realizada este viernes durante la celebración del Día de la Unidad Popular en Rusia, el fundador Prigozhin dijo en un comunicado que este nuevo centro fungirá como unidad neurálgica para desarrollar las capacidades de defensa de Rusia.
“La misión del Centro Wagner es proporcionar un entorno cómodo para generar nuevas ideas que mejoren la capacidad de defensa de Rusia”, apuntó el empresario, que también es propietario de otras compañías dedicadas a realizar operaciones militares, de espionaje, de injerencia en procesos electorales en países occidentales y, en general, a generar campañas de desinformación y propaganda pro rusa en el extranjero.
Según reportó el diario español ABC, a la inauguración de las instalaciones acudieron hombres vestidos con uniformes de porte militar; quienes se cree que se trataba de mercenarios del grupo.
Una coproducción documental de CAPA, difundida a principios de este año, entrevistó a miembros de la organización y descubrió que los salarios que reciben los mercenarios son cuantiosos, si se compara a las pagas que reciben los soldados y oficiales del ejército ruso, lo que estaría detrás de su éxito en el reclutamiento.
Un exmiembro de la organización, de nombre Marat Gabidullin, quien escapó y ha publicado un libro en Francia con detalles de las operaciones, ha relatado que los pagos mensuales oscilan en los 3.000 euros para cada integrante. Él fue reclutado en una cárcel mientras cumplía una condena por ser un asesino a sueldo.
Pero los contratos para trabajar en la compañía de seguridad indican que se debe estar listo para “participar en combate, y las acciones militares pueden conllevar lesiones, traumas y una alta probabilidad de muerte”, según dijo el exmiembro en la producción francesa.
Centros de troles, desinformación y propaganda
El trabajo del Grupo Wagner y la cercanía de su fundador con el presidente ruso se considera, según los servicios de inteligencia occidentales, como “clave” en la llamada guerra híbrida que libra el Kremlin en Ucrania.
Prigozhin, apodado ‘el Cocinero del Kremlin’ porque comenzó a trabajar con un servicio de comida para los eventos del gobierno ruso, luego adquirió contratos para alimentar a los cuarteles y sucesivamente ha ido adquiriendo más y más contratos dentro del Estado, todo amparado bajo la sombra de Putin.
El fundador del Grupo Wagner se ha embarcado en las cruzadas de Putin, donde participa al menos con una treintena de negocios en contratos con el Estado, entre otros emprendimientos, según relató la abogada Liubov Sabol, de FBK, en el marco de una investigación sobre esta organización realizada por el The New York Times.
Además de su cercanía con el líder ruso, al oligarca “no le dan miedo los trabajos sucios” y está presto “a cumplir múltiples tareas para Putin, desde combatir a la oposición hasta enviar mercenarios a la guerra”, según la experta.
La “fabrica de troles” que la investigación del fiscal especial Robert Mueller tipificó como ‘Trolls de Olgino’ y detectó que operaba desde San Petersburgo para influir en las elecciones de Estados Unidos en 2016, sigue activa.
Esta semana al abrir el telón para mostrar al Grupo Wagner y su emporio económico, Prigozhin lanzó un mensaje inquietante para occidente: “Hemos practicado la injerencia, lo estamos haciendo y vamos a seguir haciéndolo (…) Con precaución, precisión, de manera quirúrgica, de la manera que nos es propia”.
Sus palabras llegan en la antesala de las elecciones de medio término en Estados Unidos y para las que la comunidad de inteligencia no ha descartado las amenazas de posibles intentos de ataques al sistema electoral proveniente especialmente de Rusia, China e Irán.
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