Un verdadero revuelo ha originado la propuesta de la reforma electoral enviada a la Cámara de Diputados, por el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, consistente en ataques de diferentes actores políticos que han manifestado su inconformidad, al grado de convocar a una marcha en contra, en la Ciudad de México para el día 13 de noviembre.
Entre los convocantes se encuentran Vicente Fox, Felipe Calderón y Luis Carlos Ugalde, así como diversos líderes de los partidos políticos opositores a MORENA, como lo son el PAN, PRD, PRI y Movimiento Ciudadano. Incluso la Iglesia Católica se ha manifestado públicamente en contra de la reforma electoral.
Pero ¿qué causa tanto alboroto como para frenar que se logre?, ¿sabe la gente lo que se plantea en la reforma electoral?, los que protestarán en la marcha ¿han leído la vigente? Preguntas que debe contestar cada persona conscientemente, porque se trata de la obligación de participar en la construcción de la democracia en nuestro país.
En elecciones pasadas, he visto como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resuelve las impugnaciones de los partidos políticos, utilizando criterios antidemocráticos que dejan en estado de indefensión al perdedor. Incluso a electores que “nos levantamos temprano para acudir a votar, para después enterarnos que se anularon los votos porque se designó como presidente de casilla a una persona que no es vecino del lugar”. Así de sencillo el tribunal tira a la basura el esfuerzo de los votantes.
La reforma electoral propone lo que los mexicanos hemos pedido por años: reducción de 500 a 300 los diputados, eliminando a 200 plurinominales y 32 senadores que obtienen el curul por representación proporcional; se propone eliminar el financiamiento público ordinario a los partidos políticos, el financiamiento público sería únicamente para el gasto de campaña; en lugar de 11 serán 7 los consejeros propuestos por la Suprema Corte de Justicia, Cámaras de Diputados y Senadores y el Ejecutivo Federal, quienes deberán ser elegidos por el voto popular; se contempla aprovechar la alta tecnología para emitir el voto electrónicamente.
Los anteriores puntos se contemplan junto con otros rubros de publicidad, así como la revocación de mandato, en el que se fijó como límite el 33% de la votación para que se lleve a cabo y no el 40%. El nombre de la institución será el de Instituto Nacional de Elecciones y Consulta en lugar de Instituto Nacional Electoral.
Considero que la reforma es positiva porque además significa un ahorro de veinte mil millones de pesos. En la época de Carlos Salinas de Gortari, fue cuando se implementó el financiamiento público para los partidos políticos y ninguno lo refutó e impugnó, recibiendo millonarias cantidades desde ese entonces. Fue en la reforma de 1993, en la que prácticamente los mantenemos todos los mexicanos con nuestras contribuciones.
En el mandato de Ernesto Zedillo Ponce de León, nacieron los diputados y senadores plurinominales, durante los años 1996 y 1997. El instituto encargado de las elecciones en el país se llamaba Instituto Federal Electoral y cambió de nombre en el año 2014, durante el mandato de Enrique Peña Nieto al de la actualidad: Instituto Nacional Electoral.
Lo cierto es, que el sistema mexicano de elecciones es el más caro en el mundo. Prácticamente mantenemos a las familias completas del personal que ocupa cada partido político; desde el presidente, hasta el que barre en las instalaciones de sus edificios en todo el país. También pagamos los altos sueldos y prestaciones del personal de INE. La percepción ordinaria bruta de los consejeros del INE es de 262 mil 634 pesos al mes, nada más para darnos una idea del despilfarro.
Siendo católico un servidor, no coincido con mi iglesia en intervenir en contra de la reforma, además de que no debe intervenir conforme a nuestra Carta Magna, sin embargo me queda claro que es contra el sistema de izquierda que encabeza el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, que es cristiano y promueve la fe en Jesucristo.
Gracias a la nueva reforma podremos tener un ahorro muy significativo para tantas obras y medicamentos que requerimos, entre otras grandes necesidades. Me dará mucho gusto que los mantenidos de los partidos políticos salgan a trabajar para ganar con el sudor de su frente el pan de cada día. Igualmente, la desaparición de los corruptos magistrados de los Tribunales Electorales de los Estados, millonarios con licencia para robar. ¿Se dan cuenta por qué harán la marcha?
Héctor Molinar Apodaca
Abogado especialista en Gestión de Conflictos y Mediación.
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