Días antes, y días después de la marcha que la oposición anti lopezobradorista organizó para defender, entre otras cosas, las prebendas de las que goza el INE, o por lo menos sus consejeros, el presidente de la República los estuvo atacando en la conferencia de prensa mañanera de manera muy crítica.
“Hipócritas”, “Racistas”, “Clasistas” fueron algunos de los epítetos que les endilgó López Obrador. Creo que el presidente, al adjetivar de esa manera a los participantes de dicha marcha comete un error.
Y no es que el presidente este equivocado en sus apreciaciones, no. Realmente muchos de los participantes en la marcha, así como sus organizadores, en verdad son racistas y clasistas. El error consiste en que, al dedicarles largos minutos de su conferencia, los infla. Les da un aire del que carecen.
En lugar de ello, el presidente podría simplemente decir que, a pesar de sus concepciones, tienen todo el derecho a expresarse. Como efectivamente lo hicieron sin que el gobierno “autoritario” y “represivo” de López Obrador hiciera el menor intento por impedirlo.
Si el presidente así lo hiciera, quedaría aún más de manifiesto la otra característica intrínseca que los X González, los coparmexos, y los prianistas tienen muy arraigada: la contradicción. Y para validar nuestro dicho, analicemos algunas de las consignas y mantas que se hicieron presentes en esta marcha.
“¡No somos pueblo, somos ciudadanos!”
Consigna gritada a coro y plasmada en cartulinas. El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE), tiene varias definiciones para la palabra pueblo, pero hay dos que llaman la atención, una, población de menor categoría y, dos, Gente común y humilde de una población. Por su parte, para la palabra Ciudadano, también hay varias definiciones, pero para efectos de este análisis, revisemos esta: Persona considerada como miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos y sometido a sus leyes.
Como se podrá ver, no debería haber contradicción, Un ciudadano lo es tal, no por vivir en una ciudad o un pueblo, es decir en una población de menor categoría, sino porque es titular de sus derechos políticos y esta sometido a las leyes. Pero el segmento opositor al ser acomodado, en términos económicos, y por ende blanco de piel (por lo menos así se siente) esta convencido de que no es pueblo, como la gente a la que López Obrador apoya y que vive en poblaciones de menor categoría y es común y humilde. En la mente de la oposición, no se puede ser pueblo y ciudadano a la vez.
“Así empezó Venezuela”
Rezaba una de las grandes mantas. Desde antes de que López Obrador llegara al poder, uno de los petates mas socorridos por este segmento del pueblo mexicano (aunque les arda), es el de que López Obrador iba a convertir a México en un Estado comunista como Cuba o Venezuela.
Sin entrar en detalles de lo que el es comunismo, el socialismo o el Nacionalismo Revolucionario, podemos recordarle al prianismo, que ya han pasado más de 3 años desde que el señor López asumió el poder, y que todavía no es hora de que ya estemos como Venezuela.
Por el contrario, a pesar de la terrible pandemia que azotó al mundo y de la que desde luego México no se salvó, la economía de nuestro país sigue siendo sólida. La inflación que nos aqueja, es menor inclusive que la que padecen países desarrollados como los Estados Unidos o algunos europeos, pero claro, su ceguera y su odio le impide ver esa realidad, esa contradicción.
“El INE no se toca, mejor vete a tu rancho”
Consigna gritada por una mujer captada en Youtube. Aquí otra vez vuelve a quedar de manifiesto que para este grupo de mexican@s las palabras “rancho”, “pueblo” o “indio”, son sinónimos de ignorancia o de incapacidad. Para ell@s, venir de un rancho, o definirse como pueblo es una muestra de inferioridad.
Los indios o a gente prieta no pueden ser patrones, ni mucho menos pueden ser exitosos. ¿Como lo van a ser?, si, precisamente, ¡son indios! Y, a renglón seguido declaran, no es cierto que seamos racistas o clasistas. No tengo la menor duda de que están convencidos de ello, aunque en sus negocios les prohíban la entrada a l@s miembros de los pueblos originarios o les paguen sueldos de hambre a sus empleados que vienen del rancho o del pueblo.
Y, ya casi para terminar, la joya de la corona, la que se llevó los aplausos de sus compañer@s, y de la que varios de ellos dijeron en twitter, esta señora, si me representa:
¡Indio de Macuspana, tienes unas patas rajadas que ni el mejor zapato que te pongas te quita lo naco, Pendejo!
Me pregunto, ¿serán capaces de ver el racismo, el clasismo y el discurso de odio que hay en los gritos desaforados de esta venerable anciana? Me respondo, no, son incapaces. Lo único que ellos ven es que alguien inferior a ellos, un indio pata rajada y naco, llegó a la presidencia, y esta ayudando a sus pares indios y pata rajadas. Para ellos eso es indignante.
Una última consigna que tal vez no sea contradicción, “Para ser racistas, clasistas, hipócritas y aspiracionistas, ¡somos muchos!” Decía una cartulina. Efectivamente, todavía nos falta mucha educación, nos hace falta generar mucha conciencia, son demasiados, no deberían ser tantos. Lo bueno es que somos mas los que no somos como ustedes. Tantos que es seguro que la 4T va a volver a ganar en el 2024.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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