La declaratoria, emitida en 1996 tras el derribo por parte de La Habana de dos avionetas registradas en Florida y con miembros de la organización cubanoamericana Hermanos al Rescate a bordo, se extiende de año en año por el presidente en el poder. En el 2004, la medida se amplió para cortar fondos al gobierno cubano junto a otras modificaciones en 2016 y 2018.
“El gobierno cubano no ha demostrado que se abstendrá del uso excesivo de la fuerza contra embarcaciones o aeronaves estadounidenses que puedan participar en actividades conmemorativas o protestas pacíficas al norte de Cuba”, insiste la proclamación firmada por Biden.
En una carta enviada al Congreso anunciando la extensión, el mandatario estadounidense resaltó que “persiste la necesidad de continuar con esta emergencia nacional, basada en una perturbación o amenaza de perturbación de las relaciones internacionales de los EEUU relacionadas con Cuba”.
“El ingreso no autorizado de cualquier embarcación de matrícula estadounidense a aguas territoriales cubanas continúa siendo perjudicial para la política exterior de EEUU”, afirma el texto.
En la proclamación, el presidente estadounidense advierte además de que la entrada no autorizada de embarcaciones con bandera de su país podría “facilitar una migración masiva desde Cuba”. “Sigue siendo política de los Estados Unidos que una migración masiva desde Cuba pondría en peligro la seguridad nacional de los EEUU al plantear una perturbación o amenaza de perturbación de las relaciones internacionales de los EEUU”.
Cuba y Estados Unidos han mantenido relaciones tensas por más de sesenta años. Durante el llamado “deshielo”, bajo los gobiernos de los expresidentes Barack Obama y Raúl Castro, ambos países restablecieron vínculos en diciembre de 2014 y reabrieron sus embajadas en Washington y La Habana al año siguiente.
La llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, en 2017, dio un vuelco a la política exterior estadounidense hacia Cuba, acorralada entre el recrudecimiento del embargo de EEUU y una endémica crisis económica, empeorada por la pandemia de COVID-19.
La difícil situación humanitaria en la isla ha provocado un éxodo sin precedentes hacia EEUU, a donde han llegado más de 224.000 migrantes desde octubre de 2021 hasta la fecha, en números que eclipsan las grandes migraciones anteriores.
La administración Biden ha dado algunos pasos hacia un mejoramiento en las relaciones, sobre todo en el tema migratorio, pero todavía mantiene muchas de las restricciones puestas en vigor por Trump.
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