Ante la duda que pueda suscitar el título de esta entrega, surgen hechos que las disipan tras el pronunciamiento de la Corte Federal con sede en Nueva York. Las malas noticias se han propagado como reguera de pólvora y desde hace poco más de una semana, podemos asumir ya no como una opinión, sino como un hecho, que uno de los gobiernos panistas que se envolvía en la bandera de la democracia, ha sido disminuido a una farsa encabezada por un botarate que además fue cómplice y por ende, delincuente.
¿Farsa? Así es. Gobernar pregonando que se hace desde la democracia bajo las condiciones en las que se inició el montaje de una supuesta guerra, es querer denostar este anhelado concepto y quererlo manchar con una mezcolanza de corrupción y narcotráfico.
¿Botarate? No exagero, incluso quien bajo un velo de ingenuidad le quiera dar el beneficio de la duda a Felipe Calderón, concordará que, si no pudo vigilar a quien fue uno de sus principales subordinados y colaboradores, quien a conveniencia operó a la par una de las más grandes redes criminales, mucho menos es una persona apta para defender los intereses y la integridad de toda una nación.
El telón se ha caído. El gobierno panista que, mientras fue oposición se persignaba asustado de las malas prácticas del nada Revolucionario ni Institucional partido al que señalaban con asombro, una vez probó las mieles del poder, repitió y refinó perversamente las corruptelas de sexenios anteriores, para quedar ahora, confirmado ante los ojos de la opinión pública de México y el extranjero, como un episodio vergonzoso en nuestra historia.
Ahora, igual desde la oposición, más de un panista no solo se persigna sino se quiere deslindar claro, de la oveja negra que representa el perverso y dañino personaje de Genaro García Luna, pasando por alto que el mismo Felipe Calderón declaraba confiado a Loret de Mola que, de demostrarse la culpabilidad de quien fue su secretario de Seguridad Pública respecto a los cargos de corrupción y narcotráfico, él mismo daría una declaración y asumiría su responsabilidad. El presidente López Obrador ofreció este 28 de febrero no solo el espacio para que Calderón tuviera posibilidad de comentar, sino la oportunidad de hacerlo sin cuestionamientos. ¿Usted considera que hará uso, ya no de su derecho de réplica, sino del mínimo de su responsabilidad que nos debe a las y los mexicanos ante estos hechos?
Quisiera tener la fe de un panista y decirle que sí, pero prefiero mantener mi coherencia sobre todo ahora que sabemos que aquella supuesta guerra contra el narco fue más bien una alianza pactada con el crimen organizado y que pasó con mucha más pena, sin gloria como estrategia de seguridad ante la que, explicaciones faltan.
Bajo cualquier escenario, Felipe Calderón parece hasta ahora culpable… Se le quiera ver como ingenuo, como cómplice o como delincuente. Lamentablemente, contrario a lo que esperaba don Luis H. Álvarez, el PAN fue derrotado por las derrotas y también por lo que consideraron una victoria, dando ahora la cara de una falsa víctima que en realidad fue verdugo.
Pero si duda de estas palabras, démosle tiempo al tiempo, y esperemos las declaraciones de quien alguna vez quiso jugar a ser comandante, pero ahora quiere asumir un rol mucho más conveniente: el de ingenuo espectador.
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