Este olvido, abandono, rechazo y relegación han provocado en el individuo una confusión existencial…
Originalmente publicado el 8 de enero de 2018
Es justo: que los partidos políticos estén interesados en afiliar a un gran número de ciudadanos, esa es parte de su función social; que las iglesias evangelicen y congreguen a la mayor cantidad de feligreses, ese es el inicio de cumplir con su finalidad; que los empresarios compitan para vender o dar un servicio al máximo de clientes; esa es la forma de alcanzar su objetivo; que el gobierno recaude impuestos para obras públicas, es una de las razones de su existencia.
Lo injusto e inmoral es: que los partidos políticos olviden al individuo, buscando la satisfacción de las masas; que las iglesias hayan abandonado al prójimo, dirigiéndose a la comunidad; que el gobierno rechace a la persona individualmente considerada y busque la aprobación colectiva; que los empresarios releguen a la persona, a cambio de la ganancia social.
Este olvido, abandono, rechazo y relegación han provocado en el individuo una confusión existencial, que se vigoriza constantemente, generando una profunda angustia que impulsa al individuo a la búsqueda de la pertenencia en los supuestos principios de la mayoría de las personas, aun cuando esos infundados principios carezcan de valor propio y de una autentica universalidad. El individuo se aglomera tímidamente en la mayoría social únicamente para evitar encontrarse o permanecer en la soledad que le angustia.
La confusión existencial generadora de angustia en el individuo es producto de la falsa creencia de los partidos políticos, de las iglesias, del gobierno, de los empresarios y de otros grupos sociales en considerar al individuo en esta condición: lo usan como un medio y no como un fin, estimándolo hipócritamente como un fin y no como un medio.
Es decir. Todo lo existente tiene una función esencial para la que debe emplearse exactamente y no para otra y, así estar en armonía; en consecuencia todo es un medio para alcanzar un fin o puede ser un fin en sí mismo. Los medios son útiles; los fines carecen de utilidad; la utilidad de un medio sirve para alcanzar un fin. Un ejemplo de medio: una cuchara es un medio, su función esencial es utilizarla en introducir el alimento a la boca, así se suceden permanentemente los medios hasta encontrar un fin. Un ejemplo de fin: la justicia, en la práctica de su esencia lleva su propia consumación; no necesita ni depende de un factor ajeno.
Entendido lo que es un medio y un fin. Es necesario plantear esta interesante interrogación ¿el individuo es un medio o un fin? Una pregunta que me ha acompañado permanentemente en mi vida es: ¿Cuál es la función del hombre? Confieso no he encontrado una respuesta satisfactoria. Lo que si he encontrado son miles de opiniones diferentes y respetables, subjetivas y parciales todas, que responden a percepciones individuales legítimas que solo observan una mínima fracción del individuo: esta duda esta vigente.
Respondiendo a la primera pregunta: Si el hombre es considerado como medio, entonces es útil y necesario, es decir, el hombre es un instrumento para alcanzar un fin. Si el hombre es entendido como fin, el hombre carece de utilidad, el individuo no necesita ser útil para ser valioso, es valioso por ser un fin en sí mismo:
Resultando de este trabajo: la profunda angustia que enferma al individuo en el presente, es debido a que los partidos políticos, las iglesias, los empresarios, los gobiernos y la sociedad en general, usan al individuo como un medio para alcanzar sus fines. Esta indigna manipulación provoca en el individuo una intensa confusión y soledad que lo impulsan a refugiarse en la opinión de la mayoría rechazando sus principios y valores propios a cambio de aceptar aun los supuestos principios y falsos valores de las mayorías, para evitar ser atrapado en esa profunda y enferma soledad. Sin pretender ser consejo: el individuo debe construirse a sí mismo física y espiritualmente. Conocer con certeza que es un fin y evitar ser usado como medio por terceros que únicamente conducen al individuo a la angustia de la soledad.
Es cuanto ¡un abrazo fraterno!
Guillermo Chávez
Abogado. Filósofo. Columnista.
Buen amigo y consejero, entusiasta. Publicamos cada semana tu columna, en tu espacio en tu memoria.
Descansa en Paz.
Hasta pronto querido amigo.