Yo no puedo, el ser sobreviviente de cáncer no me lo permite; pero si me fuera posible, estoy segura de que lo haría. Aunque debo ser sincera, en ocasiones me pregunto: si me fuera posible ¿Qué tan frecuentemente lo haría? ¿A qué grupo pertenecería? ¿Me iría con el ejemplo y sería parte de la mayoría de los mexicanos, que actúa cuando no le queda de otra? O tal vez, ¿Sería parte de ese pequeño porcentaje de personas que decide salvar vidas de manera frecuente?
La OMS identifica a tres tipos de donantes de sangre: los voluntarios o altruistas; los familiares; y los donantes remunerados. Según datos del IMSS, en el 2016 solo el 3% de las donaciones de sangre fueron altruistas, esto quiero decir que el resto de las donaciones llega por medio de familiares y amigos; o bien, son remuneradas. Entonces, a diferencia de otros países donde el 100% de sus donaciones son altruista, en nuestro país es necesario que las personas que requieren la sangre contacten a amigos y familiares para lograr juntar la cantidad de sangre necesaria.
Esto se lee fácil, pero es una tarea extensa y agotadora, ya que es complicado reunir en pocos días cierta cantidad de personas que, no solo cumplan con los objetivos, sino tengan la disposición de cooperar. Según datos de Carter Bloodcare, cada donación de sangre puede llegar a salvar hasta 3 personas, entonces, ¿Por qué será que nos negamos a participar? ¿Por qué preferimos actuar hasta que alguien cercano lo requiere de manera urgente? ¿Será que seguimos en el “mientras no me pase a mí, no me meto”?
Ciertamente nos esforzamos y motivamos más por apoyar a personas que son cercanas a nosotros, pero ¿qué pasa cuando la falta de apoyo nos lleva a poner en riesgo la salud de otras personas? Hace tiempo, un amigo médico me comentaba que es común que los amigos y familiares tengan que mentir al momento de presentarse a la donación ya que temen que, si son rechazados, no alcanzaran cantidad de donadores solicitada y no podrán recibir la atención medica requerida. Aquí lo grave es que, el mentir para reunir la sangre pone a su familiar y a otras personas en riesgo de transmisión de infecciones.
La sangre más segura es aquella que es donada de manera voluntaria, ya que -según la OMS- presenta menos prevalencia de infecciones transmisibles. Lamentablemente, es el tipo de sangre que menos contamos en nuestro país.
Por más que este convencida, yo nunca podre donar sangre; así que para proponerme salvar la vida de 3 personas cada 2 horas, debo esforzarme y buscar otras acciones o canales que me permitan tener ese enorme impacto en la vida de otros. Tu que puedes donar sangre, ¿a qué grupo perteneces? ¿sigues el ejemplo de la mayoría de los mexicanos o decides darle al país un -tan esperado y necesario- donador voluntario?
Tu tienes la oportunidad de salvar vidas. Tu decides que hacer con esa oportunidad.
Lourdes Tejada
Titulada en Diseño gráfico y pasante de la Maestría en Acción Pública y Desarrollo Social. En su experiencia destaca el ser co-fundadora de una asociación civil y ser miembro fundador de una red de agrupaciones juveniles. Ganadora del Premio Nacional UVM por el Desarrollo Social, cuenta además con el Premio Estatal de la Juventud, el Reconocimiento a Mujer del Año de Ciudad Juárez y la mención de Mujer Líder de México.