El financiamiento y la inversión china en la región sur del continente americano han disminuido en los últimos años, de acuerdo a un informe de Diálogo Interamericano.
Estados Unidos (VOA) – Las instituciones financieras de desarrollo de China, el Banco de Desarrollo del país asiático y el Banco de Exportación e Importación (Eximbank) “emitieron cantidades relativamente limitadas de financiamiento” en la región de América Latina y el Caribe de acuerdo con un informe reciente elaborado por Diálogo Interamericano, un centro de pensamiento basado en Washington.
Según las autoras Margaret Myers y Rebecca Raye estas instituciones financieras “han representado históricamente la mayor parte de los préstamos totales de China a los países latinoamericanos y de la región del Caribe”, destinando unos 136.000 millones de dólares a esta zona sur del continente americano entre 2005 y 2002. El informe detalla que durante ese período, Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela fueron las naciones que se beneficiaron de una mayor inyección de inversión por parte de estos organismos chinos.
¿Qué países se han beneficiado más?
Sin embargo, la situación cambió entre 2015 y 2020, “cuando cesaron los préstamos en medio de los desafíos relacionados con la pandemia”, lo que obligó, según explican las investigadoras de Diálogo Interamericano, “a reconsiderar el foco de las áreas del banco de desarrollo”.
“El financiamiento de los bancos estatales chinos y otros han sido los proveedores de financiamiento para estos cuatro países de América Latina por muchos años, pero desde hace cinco años hemos visto una desaceleración muy rápida en términos de la cantidad de financiamiento que ha recibido la región”, explica Myers durante una entrevista con la Voz de América.
La situación ha llegado hasta tal punto que, de acuerdo con los datos aportados en la investigación publicada recientemente, “el año pasado no se emitió ningún préstamo de estos bancos chinos a la región”.
La inversión china de 2022 en América Latina: los datos
“Este año, sin embargo, hemos visto un aumento, pero no de gran escala”, agrega la investigadora aclarando que se han destinado cerca de mil millones de dólares en préstamos para varios países, sin contar Venezuela, que no ha recibido ningún tipo de apoyo financiero al respecto.
En 2022, las dos instituciones financieras más importantes de China destinaron 813 millones de dólares a la región con nuevos préstamos, con el foco puesto en Brasil y algunas partes del Caribe. En el país liderado por Lula da Silva, se emitió un préstamo de 500 millones de dólares al Banco do Brasil con el objetivo de financiar proyectos mientras que en el Caribe se emitió un bono de 121 millones de dólares para Barbados que serviría para el Proyecto de Rehabilitación de Carreteras y 192 millones de dólares para mejorar algunos proyectos de infraestructura de Guyana.
¿A qué se debe la disminución de la inversión y el financiamiento en la región?
La experta, que ha realizado numerosas investigaciones sobre los movimientos de China en la región latinoamericana y el Caribe, considera que hay varios factores que han contribuido a la disminución de la inversión y el financiamiento por parte de las instituciones chinas.
“En mi opinión es que los bancos estatales, y especialmente el Banco de Desarrollo de China, han decidido no dar préstamos a países como Venezuela, que ha sido un beneficiario muy importante en el pasado recibiendo miles de millones de dólares un año. Por casi 8 años, Venezuela no ha recibido ningún préstamo de China y tampoco inversiones”, subraya recordando que, a pesar de eso, “China y Venezuela siguen manteniendo relaciones políticas importantes”.
Otra razón es que estos “bancos políticos, como se dice en China, han sido responsables o han ayudado de alguna forma a las empresas chinas a entrar en varios mercados internacionales, incluso en América Latina”, pero ahora que ya lo han logrado pueden valerse por sí mismos sin necesidad de un apoyo diplomático local.
“Hace una o dos décadas, las empresas estatales y privadas de China tenían muchas dificultades para entrar en estos mercados porque no tenían redes de contactos, no tenían la experiencia y no sabían la diferencias que había en los ambientes de inversión dependiendo de los países de la región”, algo que dificultaba la posición de China en ese sentido.
Los préstamos, la estrategia de China para aumentar el poder
La forma que tuvieron para ayudar a estas empresas, explica Myers, fue a través de los préstamos que destinaron a gobiernos de distintos países de América Latina y el Caribe y “a la vez, requerir que estos países usen empresas de China para hacer construcciones o importar equipos de China, entre otras cosas”.
La situación ahora es completamente diferente a ese escenario en tanto que las empresas chinas se han podido desarrollar de tal manera que no requieren, como se mencionaba anteriormente, de un esfuerzo gubernamental para poder realizar sus actividades.
“Fue una manera importante de ayudar a esas empresas, pero ahora vemos que esas empresas tienen ya muchas operaciones en la región, que tienen experiencia y que pueden competir de una manera muy buena con cualquier compañía internacional, así que no necesitan usar este mecanismo de ayuda para avanzar operaciones chinas en la región”, detalla.
Y es que la inversión china es algo que se lleva haciendo desde hace mucho tiempo en la región de América Latina y el Caribe. La razón principal es que el gobierno ha visto en esta zona sur del continente oportunidades de desarrollo económico a medio y largo plazo, según explica a VOA Evan Ellis, investigador de Estudios Latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos.
“Lo que siempre se hace es la promesa de grandes beneficios en cuanto a las inversiones para el país, el intercambio comercial y el aumento de las exportaciones. Pero el problema es que luego es imposible que se puedan cumplir con esos acuerdos principalmente porque el país beneficiario es incapaz de asumir mucha de la deuda, por lo que China tiene una gran oportunidad para expandir su presencia y su poder como moneda de cambio”, argumenta el experto estadounidense, que también se ha especializado en las relaciones de China en América Latina.
China, un inversor clave
Carola Ramón, directora del Comité de Estudios de Asuntos Latinoamericanos del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), remarca que “China es un actor externo clave para la región” y que su presencia se ha incrementado en los últimos 20 años, a pesar de que ahora, en términos de inversión, su influencia ha disminuido.
“Las relaciones comerciales entre China y Latinoamérica a través de consorcios complementan a la economía y esos son patrones de comportamiento que ya se han dado en el pasado”, agrega por su parte Sergio Ley, que fungió como embajador de México en China.
Acuerdos entre gobiernos
Son precisamente los acuerdos de colaboración entre China y los gobiernos de algunos países de América Latina los que han permitido que el gobierno de Xi Jinping logre establecerse exitosamente en el territorio.
Estados Unidos sigue siendo el principal inversor en América Latina y por detrás está China. La gran incógnita ahora es qué pasará después de la pandemia y si la República Popular China puede sacar rédito a esta situación y a sus movimientos estratégicos en esta zona.
Arturo Sarukhán, que fue embajador de México en Estados Unidos y que ahora ejerce como consultor político en Washington, apunta que en los últimos tiempos ha habido una carencia de atención hacia América Latina en cuestión de inversión y desarrollo. En su opinión, “este vacío ha sido ocupado por China, especialmente en aquellos países que son exportadores de materias primas”, como es el caso de Chile, Perú, Uruguay o incluso Argentina.
“China no tendrá el espacio económico de antes”
A modo de conclusión, Margaret Myers, de Diálogo Interamericano, considera que “China no va a tener el espacio económico que tenía antes para poder invertir o por lo menos las mismas cantidades que había invertido antes”.
“Vamos a ver préstamos más pequeños e inversiones en sectores e industrias mucho más específicos que tienen implicaciones para el desarrollo económico en China, como por ejemplo los que tienen que ver con alta tecnología y otros sectores que tienen relevancia para China”, explica Myers.
Estados Unidos y su posición frente a esta situación
El gobierno de Estados Unidos ha admitido que China es su “competidor estratégico a largo plazo”, de acuerdo con unas declaraciones realizadas por la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, en una audiencia ante el Senado celebrada en marzo de 2022.
Alertó que el Gobierno de Xi Jinping “continúa su marcha implacable para expandir la influencia económica, diplomática, tecnológica, informática y militar”, por lo que considera que “la influencia negativa de la República Popular China en esta región pronto podría parecerse a la influencia depredadora y egoísta que ahora tiene en África”, aunque insiste en que el interés del país asiático no es invertir sino “extraer” todos los recursos que a China le conviene.
Es por ello que Richardson defendió la necesidad de seguir abordando estos problemas con los socios y aliados de la región para crear estrategias y afrontar estas amenazas de una forma efectiva.
“En mis viajes iniciales a América Latina y el Caribe se me hizo obvio que nuestros socios son nuestra mejor defensa mientras trabajamos juntos para contrarrestar nuestras amenazas compartidas”, dijo convencida de que se deben “usar todas las palancas disponibles para fortalecer nuestras alianzas con las democracias afines en este hemisferio”.
“Debemos maximizar las herramientas, como los programas de cooperación en materia de seguridad, para entrenar y equipar a los ejércitos de nuestros socios”, añadió.
Según Myers, el hecho de que ahora China haya bajado su nivel de inversión debe servir para que la Casa Blanca mueva ficha y trabaje con otros organismos económicos internacionales para ver de qué manera se puede cooperar.
“Es una oportunidad de trabajar con otros bancos, incluso bancos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial, para avanzar no necesariamente en los intereses de Estados Unidos, sino para cooperar e implementar algunos proyectos que sí realmente pueden ayudar a la región y avanzar”, finaliza.
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