El papa Francisco recibió el martes al mandatario cubano Miguel Díaz-Canel quien se hizo acompañar de una amplia delegación. La situación actual de la isla fue tema central de la conversación.
Ciudad del Vaticano (VOA) – El papa Francisco se reunió el martes con el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, que realiza un inusual viaje a Occidente, mientras la policía mantenía alejada del Vaticano una pequeña manifestación que exigía respeto a los derechos humanos en la isla.
Un comunicado del Vaticano no dio detalles sobre lo que se discutió durante la reunión de 40 minutos, pero dijo que en las conversaciones posteriores de Díaz-Canel con diplomáticos de la Santa Sede el tema fue la situación actual en Cuba.
Esto parecía ser una referencia a la grave situación financiera del país.
El presidente cubano dijo poco después en Twitter: “Abordamos la realidad cubana actual, en particular el severo impacto en nuestra población del bloqueo económico recrudecido”, en alusión a una serie de sanciones que Washington impone a La Habana desde hace décadas.
El martes, el mandatario cubano también dialogó con el Cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano. “Ratificamos la voluntad de continuar fortaleciendo” las relaciones entre Cuba y la Santa Sede.
Cuba sufre una crisis económica sin precedentes, con una escasez generalizada de alimentos, combustible y medicinas que ha provocado un flujo récord de migrantes a Estados Unidos en el último año.
Según un comunicado de la embajada cubana, Díaz-Canel expresó su apoyo a los esfuerzos del pontífice por alcanzar la paz, proteger el medio ambiente, promover el desarme nuclear y defender a los pobres.
Díaz-Canel, que también tenía previsto reunirse en Roma con el presidente italiano, Sergio Mattarella, y con funcionarios de organismos alimentarios de la ONU, viaja pocas veces a países occidentales. En noviembre, visitó China y Rusia para reunirse con los presidentes de ambos países.
Francisco visitó Cuba en 2015 y se reunió con el líder revolucionario Fidel Castro, fallecido en 2016.
Mientras el Santo Padre y Díaz-Canel se reunían, alrededor de una decena de manifestantes opositores al gobierno cubano realizaron una protesta cerca del río Tíber, a unas seis cuadras de distancia. Habían planeado celebrarla frente a la Plaza de San Pedro, pero la policía no se los permitió.
Los manifestantes enarbolaron banderas cubanas e italianas y exigieron la liberación de aquellos a los que consideran presos políticos. Enarbolaron una gran pancarta en la que se leía “Respeto a los derechos humanos en Cuba”.
Cuba ha enfrentado duras críticas de grupos de defensa de los derechos humanos, y de Estados Unidos y la Unión Europea tras el encarcelamiento de cientos de manifestantes luego de las protestas del 11 de julio de 2021, las mayores desde la revolución castrista de 1959.
Algunos de los que salieron a la calle, enfadados por los apagones y la escasez en medio de la pandemia del coronavirus, exigieron un cambio de gobierno.
Las autoridades cubanas han declarado que las personas encarceladas tras las manifestaciones de 2021 son culpables de delitos como desórdenes públicos, resistencia a la autoridad, robo y vandalismo. A pesar de la creciente presión internacional, no se han retractado de estos argumentos.
Pero durante una visita a Cuba a principios de este año, el cardenal Benjamin Stella, enviado del Papa, dijo que había hablado con Díaz-Canel sobre una posible liberación de presos.
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