El movimiento de milicianos ordenado este fin de semana por el líder mercenario Yevgeny Prigozhin en un supuesto y abierto desafío hacia el gobierno ruso ha sido “viralizado” por los medios occidentales como una rebelión que demostraría una creciente debilidad del presidente ruso, sin embargo, podría tratarse de algo parcialmente premeditado por el Kremlin.
En este espacio, bajo el título “El Chef del Zar”, comentábamos hace poco sobre el caso de grupo Wagner, agrupación mercenaria aparentemente concebida para expandir la influencia rusa en el mundo, su cabeza visible, el oligarca Prigozhin, venía publicitando sobre todo en Telegram su enfrentamiento con el Ministerio de Defensa ruso que previsiblemente fué limitando el margen de maniobra del líder mercenario.
Anunciábamos que, debido a que ya se había convertido en un lastre para el Kremlin, en un futuro próximo grupo Wagner tendría que ser sustituido como instrumento de influencia y dominio del Estado ruso por uno de mayor sofisticación que finalmente no dependiera tanto de una figura “protagónica temperamental” como Prigozhin.
Si bien los medios occidentales han calificado, entre otras cosas, de sorpresiva la intentona de asonada de grupo Wagner contra el gobierno ruso, realmente esta supuesta rebelión era más que probable, sin duda, la inteligencia rusa tenía todos los detalles de la misma y su desenlace hasta hoy es más que exitoso para el presidente Putin.
¿Por qué?, veamos:
Es improbable que las fuerzas armadas rusas permitieran el ingreso, toma de una ciudad y avance de una vistosa columna militar de una agrupación mercenaria en territorio nacional si no es por que recibieron la orden del alto mando de no actuar. El ejército ruso tiene toda la capacidad de hacer frente a una operación de ese tipo.
Si bien grupo Wagner dice contar con alrededor de 25,000 combatientes que representan una fuerza que podría causar gran daño, por si solo no estaba en posibilidad alguna de deponer al gobierno ruso. Ninguna unidad ni liderazgo militar se les unió, algo a lo que debieron apostar al percibirse la presunta debilidad del presidente ruso, no solo eso, no existen datos de algún coqueteo de la élite rusa con los supuestos rebeldes.
Los estridentes mensajes y amenazas que desde hace meses transmitía Prigozhin por Telegram criticando al ejército ruso y a sus mandos por incompetencia, hacen presumir que él ya no gozaba de tener línea directa con el presidente Putin y que, en cambio, al saberse sustituible, esto representaba más que nada una estrategia de desesperación.
Los controles impuestos por el Ministerio de Defensa a grupo Wagner sobre todo en la prohibición de seguir reclutando convictos de las cárceles, avizoraban la absorción formal del grupo como cuerpo de las fuerzas armadas oficiales, algo que significaba quitarle el poder real a Prigozhin.
La contraofensiva de Ucrania planeada presumiblemente para estos momentos, pudo idear una hipotética pero factible estrategia diplomática del Kremlin para desescalar el conflicto en ese país al crear una narrativa de que Putin como mandatario de una potencia nuclear como Rusia, es el “mal menor” para la comunidad internacional.
A lo anterior abona la “oportuna” mediación del presidente bielorruso Lukashenko, incondicional de Putin, para que Prigozhin aceptara retirar la avanzada mercenaria a Moscú a cambio de inmunidad legal en un exilio dorado en Bielorrusia. La salida mediada al supuesto conflicto, debería mostrar a Putin como un estadista que pone al derramamiento de sangre como última opción y no en la obsesiva muestra de debilidad a la que se avocan la mayoría de los medios y analistas occidentales.
Las condiciones para el exilio de Prigozhin, incluyen la contratación de manera directa en el ejército ruso de los mercenarios de grupo Wagner que no participaron en la avanzada, punto que modificará por completo la participación de esta compañía en la vida militar de la región; si no desaparece, grupo Wagner seguiría dando rendimientos económicos y políticos a Prigozhin sin afectar al Estado ruso.
Los grupos separatistas prorrusos de momento siguen alineados con el gobierno ruso, incluida la poderosa facción armada chechena, fuerza que hubiese sido capaz de ayudar a neutralizar a grupo Wagner con la información de inteligencia recabada por los servicios rusos.
Este tipo de amenazas al orden interno, pueden justificar mayores limitaciones a las libertades ciudadanas, purgas políticas internas y reordenamientos en el gabinete de gobierno. Lo que puede intensificar la represión a disidentes o titubeantes.
En conclusión, el supuesto intento de desafío al presidente Putin por parte de mercenarios de grupo Wagner, por lo acontecido y resuelto, parece haber sido plenamente previsto por el gobierno ruso que dejo correr al oligarca Prigozhin en su intento por salvarse (algo que ha logrado de momento) y que en el corto plazo puede redituar en afianzar la posición de Putin como el hombre fuerte de Rusia.
“Si es posible, en cuanto de vosotros dependa, estad en paz con todos los hombres.”
(Romanos 12:18)
Moisés Hernández Félix
Lic. en Administración Pública y Ciencia Política, candidato a Maestro en Administración en curso. Ha sido funcionario público federal y docente en nivel media básica y medio superior. Se especializa en gobernanza educativa y políticas públicas.
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