Hace unos días en entrevista realizada en el programa de YouTube de Julio Hernández, mejor conocido como “Astillero”, al senador panista Damián Zepeda se le preguntó cómo veía la situación con el Frente Amplio Por México, a lo que este contestó con una simple, pero lapidaria frase: “Traen la brújula perdida”. No podía ser mas preciso el adjetivo que utilizó el senador disidente de Acción Nacional.
Y veamos si no. Desde que López Obrador llegó al poder con una victoria tan contundente que les fue imposible utilizar alguna de sus conocidas triquiñuelas, realmente la oposición ha alcanzado resultados tan magros, que quizás podamos redondear su número a tres. El primero, lograr incrementar el número de diputados en las cámaras, de tal manera que, Morena y sus aliados perdieron la mayoría calificada, aunque no la mayoría.
La segunda, alcanzar el triunfo en 9 de las 16 alcaldías de la Ciudad de México, es decir, toda la zona occidental del viejo Distrito Federal. Y la tercera, mantener en su poder las gubernaturas de 7 de los 32 Estados de la federación, particularmente las efectuadas en los últimos dos años, Durango y Coahuila.
Es importante señalar que, las primeras 2 victorias, el incremento de diputados en la cámara, y la victoria en la Ciudad de México, así como el triunfo en Coahuila, están asociadas en alguna medida a las propias divisiones dentro de Morena, mismas que ayudaron a complementar la falta de estrategias de la coalición, y por ende les dieron el triunfo.
El problema, como bien lo señala el senador Zepeda, es que los líderes de la oposición, Marko Cortez del PAN, y Alejandro “Alito” Moreno del PRI (el PRD ya ni pinta) en lugar de reconocer las derrotas y su magnitud, las minimizan. Si vemos un plano de la República Mexicana a partir de 1990, y coloreamos año con año que partido gobierna en cada entidad federativa, podemos ver que en ese 1990, el PRI y el PAN controlaban todo el país (31 estados el PRI por 1 del PAN).
Y así seguirían el PAN y el PRI repartiéndose el pastel hasta 1997, cuando el PRD logra su primer y más importante gobierno, el del entonces Distrito Federal (25 Estados para el PRI, 6 para el PAN y 1 para el PRD). Del 97 y hasta el 2018, seguirían manteniendo una mayoría de entre 25 y 26 Estados, dejando el resto para el PRD, MC, PVEM y hasta algunos independientes.
Es a partir de ese año que aparece la marea guinda de Morena, y el país empieza a teñirse de ese color. Precisamente, es a partir del 2018 que Cortez asume la dirección del PAN, y del 2019 que Alito Moreno hace lo propio en el PRI, es decir, la debacle de estos dos partidos a sucedido bajo el liderazgo de ambos personajes. Al día de hoy, en conjunto solo gobiernan o gobernaran 7 entidades (5 el PAN y 2 el PRI).
Y sin embargo estos dos individuos, en un acto de prestidigitación política sin precedentes, presentan estos resultados ¡como triunfos! Así es, por increíble que parezca.
Ahora, para el futuro proceso del 2024, van a competir con, prácticamente, la misma estrategia. El único añadido es que, para la selección de su candidat@, establecieron una serie de reglas burocráticas, algunas copiadas a Morena, como lo es la encuesta y otras que, paradójicamente, limitan la participación ciudadana, como lo es la afiliación obligatoria a la Coalición o Frente, para poder votar.
En este punto, paradójicamente, presentan otro de sus vicios de origen, pues pretenden presentarse enarbolando la bandera de un movimiento “ciudadano” (dicen que 250 organizaciones de la sociedad civil los que lo integran) cuando la realidad es que su gran mayoría solo son membretes dirigidos por panistas o priistas, con representatividad muy limitada.
Y para colmo, el mini INE que trataron de integrar con personajes de la sociedad civil, y que fungirían como observadores y garantes del proceso, se les cayó a los 2 días de ser anunciado, precisamente porque el método escogido, de ninguna manera garantiza la “ciudadanización” del proceso. Y exactamente así lo denunció la muy histriónica senadora Lilly Téllez al momento de anunciar que no participaría en el mismo.
Y de ultima hora, poco antes de escribir estas líneas, se anuncia la renuncia en masa de algunas figuras de gran relevancia en el priismo como el ex Secretario de Gobernación, Osorio Chong, el ex gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, y la ex suspirante y sobrina de su tío, Claudia Ruiz Massieu-Salinas.
Estos personajes, junto con otros 250 más, según decir de ellos mismos, pasaran a integrar la organización denominada “Congruencia por México”. Oootra más. ¿La razón que adujeron para su renuncia, aparte de la toma y entronización en la dirigencia por parte de Alito Moreno? Que el partido se “…alejó de la militancia y se ocupó en hacer acuerdos que beneficiaban a unos pocos…” ¡¿apenas les está cayendo el veinte!? Válgame.
En conclusión, tiene toda la razón el senador Zepeda, la oposición, sumida en el mayor de los desprestigios de su historia, y sometida a los dictados del oligarca Claudio X González, trae la brújula perdida y pocos visos de encontrarla.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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