Desde las décadas de los 1960s, un debate ha ocupado la atención de un sector de la sociedad, en especial desde la derecha católica: ¿Debe el estado monopolizar la educación? Para este grupo, la preocupación radica en la protección de la tradición familiar judeocristiana, y en la percepción de una posible implantación de “ideologías comunistas” en el sistema educativo.
Una cosa me es clara, la laicidad de la educación debe preservarse si se quiere preservar la libertad de culto y con ello la libertad del ser.
La educación, al igual que el mundo, ha atravesado significativas transformaciones. Lo que antes era relevante ha cedido su espacio a nuevas prioridades y perspectivas. En décadas anteriores, prevalecía una inclinación hacia el individualismo, un enfoque en el “yo” y en cómo se beneficiaba el individuo ante las circunstancias. Sin embargo, como toda moneda tiene dos caras, este individualismo, en su extremo, puede conducir a la idolatración del individuo, llevándolo a actitudes egoístas.
La pandemia, un suceso de magnitud global, nos ha recordado la importancia de la comunidad, del “no yo”. Nos ha enseñado que, además de nuestro bienestar individual, es esencial considerar la otredad, reconocer que somos parte de un todo, de una comunidad interconectada en la que nuestras acciones tienen un impacto directo en los demás.
Por otro lado, en el ámbito estrictamente educativo, se ha producido una evolución en la forma en que se diseñan los materiales de enseñanza. Los libros de texto, por ejemplo, se han adaptado para que no se conviertan en simples guiones a recitar. No se espera que los maestros repitan palabra por palabra lo que está escrito en ellos. En su lugar, estos libros buscan ser una herramienta que, junto con la experiencia y conocimiento del educador, permita estimular el pensamiento abstracto en los estudiantes, una habilidad crucial en el mundo actual.
Es esencial, entonces, que en medio de este panorama en constante cambio, reconozcamos la importancia de equilibrar las tradiciones con la adaptabilidad, el respeto por la individualidad con la conciencia de comunidad. El debate sobre si el estado debe monopolizar la educación es, en última instancia, una reflexión sobre qué tipo de sociedad queremos construir y qué valores queremos inculcar en las generaciones futuras. Es un diálogo en el que todas las voces, todas las perspectivas, deben ser escuchadas y consideradas con respeto y apertura.
La distribución de libros de texto en cualquier entidad debería ser un proceso libre de controversias, orientado principalmente al beneficio educativo de los estudiantes. Sin embargo, en Chihuahua,este proceso se ha convertido en un tablero de ajedrez político y mediático, donde se confrontan distintas posturas y donde la información clara y veraz parece desdibujarse entre el ruido de la infodemia y la desinformación dolosa.
La gobernadora María Eugenia Campos Galván ha tomado una postura tajante en contra de la distribución de los nuevos libros de texto en el estado. A través de campañas publicitarias en medios impresos de alcance estatal, ha resaltado “errores pedagógicos” y “temas controvertidos” en los texto, que de verdad asustan, pero por lo rudimentario de su argumentación. Sin embargo, es crucial que el debate se fundamente en argumentos sólidos y no en ataques y desinformación.
Si efectivamente existen problemas con los libros, es necesario que se presenten señalamientos claros y verificables, en los foros adecuados que garanticen abordar los problemas de manera constructiva, no a través de campañas mediáticas que solo demuestran el interés por sacar raja política del tema no una preocupación legitima sobre el tema.
La Ley de Fomento para la Lectura y el Libro en su artículo tercero dice a la letra:
“El fomento a la lectura y el libro se establece en esta Ley en el marco de las garantías constitucionales de libertad de escribir, editar y publicar libros sobre cualquier materia, propiciando el acceso a la lectura y el libro a toda la población.
Ninguna autoridad federal, de las entidades federativas, municipal o demarcación territorial de la Ciudad de México podrá prohibir, restringir ni obstaculizar la creación, edición, producción, distribución, promoción o difusión de libros y de las publicaciones periódicas.”
Así, en contraparte, hay quienes defienden la necesidad de que los libros sean distribuidos, argumentando que no hacerlo podría atentar contra los derechos educativos de los estudiantes.
Diversas fuentes del magisterio consultadas por un servidor en seguimiento al tema, coinciden en su postura a favor de los libros de texto y manifestarse en torno a que se permita al magisterio “resolver” lo que es su materia sin la intromisión de los poderes, como es el caso de la Gobernadora y su círculo ampliado, sin ser amedrentados o silenciados por los mandos educativos.
Reitero, es importante que la voz de académicos, investigadores y otros expertos no sea minimizada ni silenciada en este debate inventado desde el corporativismo, no desde un reclamo ciudadano, ya que son ellos, los profesionales en la educación, quienes cuentan con el conocimiento y experiencia para evaluar objetivamente el contenido de estos materiales.
En días pasados en nuestro estado, Asociaciones de Directivos, encabezada por el Profesor Juan Daniel Hernández Gutiérrez; Maestros de educación básica, padres de familia se han manifestado en diversas formas en favor de los libros de texto.
En respuesta, se espera ya la marcha de panistas y empresarios, así como líderes religiosos auspiciada por la IP en favor del Gobierno del Estado.
En un sondeo realizado en un grupo en el que participamos periodistas, políticos, funcionarios públicos y conexos en el que pregunté a dónde estudian sus hijos o nietos si en escuela pública federalizada, estatal o privada, la respuesta es avasalladora con un 78% a escuelas privadas, sin embargo opinan como si sus hijos utilizaran esos libros “malditos” y avivan la llama opositora a estos como si supieran por experiencia de lo que hablan. Una pequeña muestra, quizá hasta irrelevante, pero que ejemplifica el dolo con el que se ha puesto en la palestra pública el tema.
Este fin de semana, la voz del fraterno profesor Dante Valdez Jiménez de Madera, Chihuahua, se alza valiente al hacer un llamado al gremio docente a no dejarse influenciar por los intentos de politizar la educación. Recordó que el maestro debe enfocarse en la formación integral del alumno y que el libro de texto es solo una herramienta.
No lo sé, pero la semilla para un movimiento magisterial ya se ve sembrada y el coloquio persecutor, aferrado a su postura, cada vez con menos recursos.
Lo que está claro es que la polémica no sólo atañe a los libros de texto en Chihuahua, sino que se inserta en una mayor polarización en el contexto nacional. Es fundamental que se priorice la educación de los estudiantes y que se busque el consenso para tomar decisiones que realmente beneficien a la población, principalmente con los gobiernos opositores dejando libres a la niñez que han tomado como rehenes de estado a fin de conseguir por las buenas o por las malas la atención de un México que cayó de sus manos.
La sociedad chihuahuense merece un debate abierto, transparente y basado en hechos concretos. Los libros de texto son una herramienta vital, pero no son el centro de la educación.
La libre distribución y contenido de estos está consignada en la leyes y reglamentos que nos amparan legalmente y debe tomarse con la mayor seriedad y responsabilidad posible.
En el orden de los acontecimientos, Yadira Medina, jueza Tercera de Distrito en Materia Administrativa, ha declarado, en días pasados, inconstitucional el proceso de edición y reparto de nuevos libros de texto, ordenando al Gobierno utilizar los empleados en el ciclo escolar 2022-2023.
La decisión se produce tras un amparo promovido por la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), que acusó a la Secretaría de Educación Pública (SEP) de no cumplir con los requisitos legales para generar los nuevos libros y programas de estudio.
La SEP dispone de diez días hábiles para impugnar la decisión ante un tribunal colegiado de circuito. Hasta que la sentencia sea confirmada en definitiva, no estará obligada a acatarla.
La sentencia, aunque de momento no aplicable, ha generado un gran revuelo en el ámbito educativo del país.
Mientras que en el estado se ha conformado un comité en el estado de Chihuahua que incluye a Jefes de Sector, Supervisores, Asesores Técnico-Pedagógico, Directivos, docentes y padres de familia. Su objetivo principal es exigir la entrega inmediata de los Libros de Texto Gratuitos (LTG) para los estudiantes, en Chihuahua capital se realizan la manifestaciones de padres de familia y maestros en pro de los libros de texto, a la más reciente se sumaron diputados y simpatizantes de Morena.
La situación ha llevado a una serie de acuerdos y acciones decididas en una segunda asamblea de directivos de educación. La elaboración de un documento único busca explicar a madres, padres y tutores sobre la situación actual. El mensaje es claro: la lucha es apartidista y tiene el único objetivo de garantizar que los niños y jóvenes reciban sus libros de texto.
Educación y Roles de Género: Una Mirada Informativa
Es curioso cómo el auge de la tecnología y las redes sociales han transformado no sólo nuestra manera de comunicarnos, sino también nuestra manera de informarnos, y en ocasiones, desinformarnos. Imágenes que se esparcen en internet, afirmando ser de fuentes oficiales, generan conmoción, polémica y hasta desacuerdo en distintos sectores de la sociedad. La reciente alarma sobre las supuestas imágenes de libros de texto oficiales es un claro ejemplo de ello.
Para quienes aún no están al tanto, las redes se han inundado con páginas de libros que exponen la idea de que “Las niñas y los niños necesitan la oportunidad de explorar distintos roles de género y distintos estilos de juego.” Un mensaje que para muchos suena disruptivo y confuso. Sin embargo, tras una búsqueda inversa, estas imágenes pertenecen a libros originados en 2021 en España, y no a libros de texto oficiales de nuestra localidad, como se afirmaba.
El debate subyacente sobre si se debe o no abordar temas de género en las escuelas es válido. La disrupción de barreras generacionales y la evolución del lenguaje se encuentran en el corazón de esta discusión. Muchos padres, incluso, afirman que sus hijos ya tienen conocimiento sobre estos temas sin necesidad de libros actualizados.
La cuestión radica en cómo se aborda el tema. Es importante recordar que el objetivo central de la educación es formar individuos capaces de comprender, analizar y tomar decisiones informadas sobre el mundo que les rodea. Los roles de género, tradicionalmente establecidos, han limitado a generaciones anteriores en sus aspiraciones y oportunidades. Sin embargo, cuando hablamos de “roles de género” en el contexto educativo, nos referimos al simple hecho de que niños y niñas pueden y deben hacer cualquier actividad sin prejuicios: desde lavar trastes hasta practicar fútbol.
Es relevante aclarar, que los libros en cuestión no adoptan un lenguaje completamente inclusivo. Su estructura proviene de compilaciones de proyectos realizados por diferentes profesores capacitados. Se han generado especulaciones alrededor de los contenidos de estos libros, incluso sugiriendo que tienen influencias comunistas. Sin embargo, es esencial recordar que un libro es tan solo una herramienta. El verdadero pilar de la educación es el maestro.
De igual manera, han surgido inquietudes sobre el contenido académico de los libros, como la supuesta limitada cantidad de páginas dedicadas a matemáticas. No obstante, se han menos ignorado tecnologías incluidas en estos como los códigos QR han extendido el contenido y brindado recursos adicionales a los estudiantes, como manuales de ejercicios de matemáticas con 207 paginas solo este y no 13 o 20 como sugieren los fake news.
El término “roles de género” ha estado presentes en discusiones durante años. Se refiere al conjunto de conductas y expectativas preestablecidas para mujeres y hombres, y a pesar de que muchas sociedades actuales aún mantienen estos roles, es vital que la educación busque cuestionar y redefinir esos paradigmas.
La invitación es clara: informémonos adecuadamente, analicemos con mente abierta y dejemos de lado nuestros prejuicios. Esperemos que el debate se desarrolle constructivamente, siempre buscando el mejor interés de los pequeños y de la sociedad en su conjunto. Porque al final, la educación es la base del futuro, y ese futuro es compartido por todos.
Para concluir, en este debate, debemos recordar que el centro del mismo es la educación de nuestros niños y jóvenes. Dejemos de lado las ideologías políticas y centrémonos en lo que realmente importa: el futuro de nuestra nación.
ACTUALIZACIÓN (29/Ago/2023)
Luego de publicar esta columna. La UDG publica su postura en la que ilustra a cabalidad lo expuesto en estas líneas.
Urge Universidad de Guadalajara a debatir educación sin fake news y plantea soluciones concretas
David Gamboa
Mercadólogo por la UVM. Profesional del Marketing Digital y apasionado de las letras. Galardonado con la prestigiosa Columna de Plata de la APCJ por Columna en 2023. Es Editor General de ADN A Diario Network.