Terrible momento para pertenecer o simpatizar con la derecha.
Lo que todavía en los años ochenta llego a considerarse como un acto republicano heroico, hoy se desdibuja en una triste y desangelada defensa de los derechos de la oligarquía.
Agitar publica y abiertamente una bandera del PAN o del PRD conllevaba en si mismo, una suerte de coraje intrínseco que en ciertas circunstancias podía poner riesgo la integridad de quien lo hiciera.
Era un honor estar en la oposición, ya fuera esta de derecha, Acción Nacional, o de izquierda en el PRD. Hoy, diluido este último partido, desenmascarado el PAN, y en franco amasiato con lo menos presentable del PRI, solo tienen algo en común: están desinflados, son una oposición desinflada. Y veamos si no.
En el Partido Acción Nacional después de lograr lo que much@s consideraban imposible: ganarle al PRI, se dedicaron a derrochar su capital político asociándose, precisamente, a lo menos presentable del PRI.
Solo dos sexenios bastaron para que la sociedad mexicana le diera la espalda al partido político más antiguo de México (después del PRI), quien, se suponía, iba a venir a dignificar el ejercicio de la política, severamente degradado por un PRI corrupto y cínico solo dedicado al enriquecimiento rápido de sus lideres. Para decepción de la sociedad mexicana, a eso mismo se dedicó el neopanismo, en detrimento del prestigio político que por tantos años habían acumulado. En solo dos sexenios se desinflaron.
Santiago Creel, quien empezó su carrera política como ciudadano sin partido en el llamado Grupo San Angel que tuvo como fin declarado el atemperamiento de las pasiones en aquel violento y dramático 1994. Año de asesinatos, secuestros y alzamientos en el que se preveía un choque de trenes, y que, a final de cuentas, y como consecuencia de una elección de Estado, terminó con el triunfo cómodo de Zedillo.
Creel pasaría a formar parte del primer INE ciudadanizado del 94 al 96 y luego seguiría jugando ese rol al presentarse como candidato externo del PAN a una diputación plurinominal, un candidato “ciudadano”, en las elecciones del 97. Dos años después se quitaría la máscara, y se afiliaría formalmente a Acción Nacional. Ya como panista de todo derecho fungiría como Secretario de Gobernación de Fox, cargo desde el que pretendió convertirse en el candidato a la presidencia de la republica por el PAN el 2006. Perdió.
Pero no solo intentaría la postulación en ese 2006, lo mismo le pasaría en el 2012, tampoco fue postulado; y ahora que, en la visión de la extrema derecha, cuando el país necesita a sus mejores hombres y mujeres para salvarlo de la debacle comunista-lopezobradorista, tampoco le tocó.
El patrón, el señor X, muy pragmática y comedidamente le solicitó se declinación, para no dividir el voto panista en la elección interna del Frente por Mexico. En pocas palabras, la campaña de Creel se volvió a desinflar, esta vez, frente a una trotskista.
Y ya que mencionamos a la mencionada “luchadora social”, cuando se destapó como precandidata, los medios tradicionales de comunicación estallaron de júbilo. Por fin, la oposición comandada por el señor X, y aglutinada en el llamado Frente Amplio tenía una candidata que podía hacerle frente a las corcholatas del presidente.
La intelectualidad orgánica al servicio de la oligarquía, opositora a ultranza de López Obrador, y defensora de los regímenes neoliberales, no podía estar mas gustosa y complacida con la aparición cuasi divina de la señora X, que como virgen caída del cielo, venia a rescatar a la patria del dictador tabasqueño, ese indio patarrajada de Macuspana.
De inmediato esos intelectuales orgánicos, y esos medios de comunicación llenaron sus espacios y sus afanes con lo que denominaron, “el efecto Xóchitl”. Felices de contento cantaron loas y enhorabuenas para la candidata que, esa si, estaba al nivel de Claudia, la corcholata puntera, y así lo demostraba su presencia y popularidad en las redes sociales.
Todo iba muy bien, mediáticamente, para la señora X y sus corifeos hasta que se dieron los resultados de la encuesta interna del Frente por México, ahí tuvieron de aceptar la realidad: no existía el efecto Xóchitl, nunca existió. La señora Gálvez, ese fenómeno inflado, obtuvo apenas el 38.3% de la opinión de los encuestados, seguida no muy lejos por la priista Beatriz Paredes, la que alcanzo un sorprendente 26%.
Ante la cercanía de la dinosaurica Paredes, fue necesaria la renuncia de Creel, con la esperanza de que el voto panista no se divida y tratar de evitar que la priista pueda dar el campanazo. Todavía está por verse si el ala más conservadora del PAN se decide a dar su apoyo a la señora Gálvez. Mientras tanto, no pasa de ser otra figura desinflada.
Y, por último, parece que la otra oposición, la de la franquicia MC de Dante Delgado también está a punto de terminar de desinflarse. Enrique Alfaro, gobernador de su único verdadero bastión, Jalisco, esta amenazando con pasarse con todo y bártulos al lado de Xóchitl Gálvez. Y no es porque espere que la señora Gálvez pueda ganar, bien sabe el gobernador que esta mas que desinflada.
No, lo que mueve a Alfaro son las posiciones que el mismo y su gente puedan ganar de rebote con esa candidatura, y que seria imposible que obtuvieran si MC participa con candidato propio. Abusadillo el hombre (oportunismo puro dirían otros).
La otra oposición que esta más que desinflada desde el 2012 es el PRD, pero ese triste partido no merece que le dediquemos ni una línea.
Por último, y solo por la malsana intención de causar algún escozor en esa oposición que se opone a las nuevas formas de expresión lingüística, les decimos que no están desinflados o desinfladas, están desinflades.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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