En su arranque de campaña, por cierto aquí en ciudad Juárez, Andrés Manuel López Obrador propuso varias medidas económicas entre las que destacaron la de reducir el IVA al 8% y aumentar el salario mínimo al doble en toda la frontera. Tales propuestas provocaron diversas reacciones, algunos candidatos presidenciales las copiaron tal cual, ciertos actores económicos opinaron que no era posible pues se incrementaría la inflación y, según ellos, hasta se perderían empleos.
Pero el tema del incremento de los salarios no quedó ahí, días después en su participación en la American Chamber of Commerce, López Obrador fue más allá y al abordar las condiciones del Tratado de Libre Comercio con América del Norte volvió a proponer aumentar los salarios y, en la medida de lo posible buscar homologarlos con los de Estados Unidos y Canadá.
Desde luego que esta propuesta se volvió tema obligado a debatir, ello debido a la brecha salarial existente; que se traduce en un sueldo mínimo de 88.36 pesos diarios en nuestro país o 56 centavos de dólar por hora, contra 7.25 dólares, por esa misma hora, en los Estados Unidos. Una diferencia de casi 13 veces!
Como era de esperar por todos lados se escucharon voces apoyando o descalificando lo dicho por López Obrador, muchas de esas voces, desde ambos lados de la trinchera, sin información real que ayude a abonar lo que para mí ya es un acierto, se volvió a meter al tapete de la discusión la situación de los salarios y eso ya es bueno por sí solo.
Intentaré dar algunos datos que permitan abonar al análisis de dicha propuesta, no me detendré a explicar la urgente necesidad de incrementar el salario, ya lo he hecho en este mismo espacio en algunas ocasiones.
Se argumentó que en México pocos trabajadores cobran el salario mínimo y eso es una verdad a medias pues 61.8 por ciento de los trabajadores mexicanos gana de uno a tres salarios mínimos, mientras que apenas el 4.6 por ciento recibe más de cinco salarios mínimos. En el caso específico de nuestra ciudad el dato es similar pues en el 2016, de acuerdo con datos del IMSS, el 60.7% de los trabajadores juarenses ganaban entre uno y tres salarios mínimos diarios, es decir 256,437 obreros.
Además, algunos detractores, voz en cuello vociferaron que intentar que los trabajadores mexicanos ganen lo mismo que los de Estados Unidos y Canadá traería como consecuencia una terrible inflación, pero omiten decir que hace tiempo se aprobó la desindexación del salario mínimo que no es otra cosa más que desvincular el salario mínimo de los mexicanos como unidad de referencia para el pago de cuotas y contribuciones. También olvidan mencionar que la inflación en México, a pesar de que les pagan 13 veces menos a los obreros, es la más alta de los tres países, aquí es de 6.8% anual, en Canadá de 2.2% y en EE.UU de 2.1%. Algo no checa en ese argumento.
Y más aún, dicen, es que allá ganan más porque son más productivos, pero si revisamos el índice de productividad de la mano de obra en la industria manufacturera nos damos cuenta de que la diferencia no es tan acentuada pues según INEGI, en abril de 2017, para el caso mexicano, este índice fue de 109.2, mientras que para Canadá de 114.6 y para Estados Unidos solo de 105.9. Pues no, tampoco ese argumento es del todo válido.
Creo que lo que se intenta ocultar, descalificando a priori la propuesta de elevar o homologar los salarios, es que durante décadas hemos fincado el progreso y el crecimiento económico de México en el sacrificio brutal de los trabajadores y sus familias por lo que incrementar el salario no es un acto de populismo es un simple acto de justicia laboral. Tengo claro que no podrá ser de la noche a la mañana, que llevará tiempo y que se deberán tomar otras acciones de orden económico, pero también estoy cierto que debemos empezar a hacerlo, no es una misión imposible, insisto, es por justicia. Nada más, pero nada menos.
Benjamín Carrera Chávez
Doctor en Problemas Económicos por Universidad Autónoma Chapingo.
Actualmente Diputado Local por el 5to Distrito de Chihuahua, Profesor-investigador en el Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la UACJ y miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT, Nivel 1.
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