Hubo un tiempo en que militar en la oposición era algo decoroso, honroso, e inclusive, hasta peligroso. A los militantes, especialmente los que ocupaban cargos o posiciones de liderazgo, el Estado los perseguía. Se buscaba la manera de, primero cooptar al opositor, y si este no cedía en su empeño, entonces se le amedrentaba. En casos extremos, se le aniquilaba. Podía ser heroico militar en la oposición.
Quien participaba en política como opositor sabía que se enfrentaba a un poder casi absoluto, y que había que estar en constante denuncia de los excesos y los abusos que ese Estado ejercía en contra de la sociedad mexicana y a favor de esa pequeña oligarquía que tenia el control. Ese control incluía, desde luego, a los medios de información.
Y, sin embargo, cuando nuestro país llegó a ser sacudido por alguna gran tragedia, usualmente algún fenómeno natural de gran magnitud, la oposición hacia una pausa, y se sumaba a las tareas de rescate y apoyo a damnificados, dejando de lado, temporalmente, las diferencias programáticas con el PRI-Gobierno.
Eso nunca significó que la oposición abdicara de su lucha para la construcción de un régimen auténticamente democrático, no, pero se entendía que la urgencia inmediata requería de la unidad de los esfuerzos frente a la tragedia. Así ocurrió en los terremotos del 57, o del 85, o el terrible desastre de San Juanico un año antes.
Los que fuimos opositores en aquellos años, hubiéramos reconocido la nobleza de un accionar similar de la actual oposición, pero no, desgraciadamente, una vez más, mostraron el cobre. No había terminado de soplar el viento del huracán Otis que azotó al Estado de Guerrero, particularmente el área de Acapulco y municipios adyacentes, cuando esta pobre oposición ya estaba tratando de sacar beneficio político de la tragedia.
El primer argumento gritado a los 4 vientos, “¡Desaparecieron el Fonden!”. Para los neoliberales, acostumbrados a que siempre hay una buena oportunidad de negocio detrás de cada tragedia, les resulta impensable que el Estado Mexicano pueda tener mecanismos distintos de solución de problemas a sus muy codiciados fideicomisos.
Cuando se dieron cuenta que el Fonden no había desaparecido, -lo que desapareció fue el fideicomiso- porque los recursos del Estado están ahí, para aplicarse en este tipo de desastres, entonces cambiaron la estrategia por otra que los retrata de cuerpo entero por su bajo nivel: las fake news.
Un video de YouTube mostraba a una fila de policías y miembros de la Guardia Nacional sacando agua de un edificio con cubetas, el mensaje, ¿Así van a resolver la catástrofe, con cubetas? Solo que ese video no era de Acapulco, era de Ecatepec, en una inundación ocurrida en el 2019.
U otro video, el de un retén de soldados y miembros de la Guardia Nacional que extorsionaban a unos ciudadanos. Igual fake news. Aunque si se trataba de una verdadera extorción por parte de miembros de las fuerzas del orden, el video había sido tomado en Aguscalientes, sin nada que ver con el suceso de Guerrero.
O la distribución de un comunicado de la Cruz Roja donde, supuestamente, se denunciaba el robo de ayuda por parte del gobierno federal para apoyar a Morena. La propia Cruz Roja salió a denunciar que dicho comunicado era falso.
Acá en Ciudad Juárez, Ricardo Chávez Carbajal, conductor del noticiario matutino Nuestras Noticias, de la cadena Radiorama, pedía ayuda para los damnificados resaltando que ellos no se la iban a entregar a ninguna autoridad oficial porque… ¡se la podían robar! ¿Presentó alguna prueba? Claro que no. No se trataba de demostrar periodísticamente un hecho criminal, no, se trataba de crear desconfianza en el gobierno.
La única “prueba” que circulo en redes, desde luego sin sustento, fue la de un tal Omar Flores. Este sujeto denunciaba que el ejército le había “robado” la ayuda que llevaba, y lo habían golpeado. Según el audio que circulo profusamente en WhatsApp, la vejación no solo le ocurrió a él, sino que había más de 80 ciudadanos afectados, relataba el presunto denunciante.
Después se supo que dicho audio era una fabricación más. Como también lo fueron los mensajes que aseguraban que la electricidad seria restablecida hasta enero, o que en un hospital del IMSS habían muerto 16 pacientes, etcétera, etcétera, etcétera.
Poco a poco se esta asentando el polvo. Uno a uno se van resolviendo los problemas más apremiantes de los Guerrerenses. La ayuda esta fluyendo, a pesar de los llamados a no apoyar, y el gobierno ya delineó el plan general para apoyar a nuestr@s herman@s en el mediano y largo plazo. Afortunadamente, cada una de las falsedades esgrimidas por la oposición va muriendo por inanición.
De nueva cuenta los actuales dueños de las franquicias PRI y PAN, demuestran cuan mezquinos y ruines pueden ser en su lucha, no por México, sino para recuperar sus anheladas prebendas. A ellos les decimos, si no ayudan, por lo menos no estorben. Ya de perdida pongan sus cinco garrafones de agua, como lo va a hacer -esperemos- su amigo Alazraki.
Es cuanto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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