El pastor Carlos Mayorga, quien se ha hecho cargo de la atención de los migrantes ubicados frente a la puerta 36 en el muro que divide a Ciudad Juárez con El Paso, Texas, dijo que tienen casos documentados de gente que ha sufrido desde abusos de las autoridades hasta secuestros del crimen organizado.
Ciudad Juárez, Chih (ADN/Arturo Hernández) – Es en Ciudad Juárez en donde se concentra el mayor número de migrantes que esperan su cita ante las autoridades migratorias de los Estados Unidos mientras la urbe afronta una ola de violencia que ha ido al alza, pese a la negativa de las autoridades por reconocer el fenómeno.
De acuerdo a fuentes policiacas, esta circunstancia es consecuencia de la disputa que sostienen los grupos del crimen organizado, y en la que, ha decir de varios migrantes, se encuentran coludidos cuerpos de seguridad de nuestro país, entre ellos agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Guardia Nacional (GN).
“Cuando los agentes del INM nos bajaron del tren ya nos esperaban camionetas tipo Van de color blanco en las que nos llevaron un lugar alejado de la civilización”, narró Kevin, de origen venezolano sobre lo que le tocó vivir en uno de los tramos hacia esta frontera.
Agregó que, bajo un fuerte resguardo de personas armadas, y que el llegar al sitio desconocido los dejaron bajo el resguardo de otras personas, quienes los torturaron con la intención de tomarles fotografías que luego enviaron a sus familiares.
Indicó que estas fotografías eran enviadas a sus familiares a través del WhatsApp con la intención de presionarles para que pagaran el rescate, lo que finalmente sucedió.
Aclaró que el monto de la extorsión fue independiente de lo que le pagaron a los “polleros” para que los trasladarán desde sus lugares de origen a Ciudad Juárez, por cantidades de entre los 5 mil y los 10 mil dólares por persona.
Como una muestra de lo que acontece en Ciudad Juárez, a principio de febrero, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal rescataron a 32 guatemaltecos, mientras que en otros casos, han exhumado cuerpos del patio de una casa en una zona utilizada por traficantes para resguardar migrantes.
Personas en condición de movilidad alojados en albergues ubicados en diversos lugares de la frontera señalaron que estos eventos confirman la fama de peligro que tiene la ciudad por las extorsiones y secuestros, y señalaron que evitan al máximo salir a las calles para evitar ser presas del crimen organizado.
Un elemento de la SSPE, mencionó que el clima de violencia que se ha extendido a otros municipios del estado, como Chihuahua Capital, es consecuencia de la disputa que sostienen los grupos delictivos.
“Los migrantes son una mercancía para los criminales que operan en la entidad, sobre todo en Ciudad Juárez y en Chihuahua, y es precisamente esta disputa que ha generado un incremento en los homicidios”, dijo.
Mencionó que, si entre los grupos delictivos alguna vez hubo algún acuerdo, en la actualidad ya rompieron dicho pacto, y que son muchos los que han pagado con su vida esa fractura.
El pastor Carlos Mayorga, quien se ha hecho cargo de la atención de los migrantes ubicados frente a la puerta 36 en el muro que divide a Ciudad Juárez con El Paso, Texas, dijo que tienen casos documentados de gente que ha sufrido desde abusos de las autoridades hasta secuestros del crimen organizado.
“Les ha tocado que los han perseguido, algunos han llegado hasta sin mochilas, sin nada con ellos, debido a que sufrieron persecuciones y tuvieron que dejar pertenencias en el camino para salvaguardar sus vidas”, indicó el pastor.
Expresó que por sus propias condiciones de movilidad, los migrantes no están en condiciones de recurrir a cualquier instancia para interponer la demanda correspondiente, por lo que en la mayoría de las ocasiones, por no decir que todas, quedan en la impunidad.
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