Me encuentro frente a una puerta de madera y quiero entrar, me decía mi paciente en medio de una sesión de hipnosis. Intrigada, le pregunto qué hay dentro. “No hay nada”, responde él. “Pero aquí es donde quiero quedarme”. -¿Cómo que nada? “Sí, está vacío… solo hay…” Hace una pausa antes de continuar, “…una soga”. La revelación me estremece. “¿Y ahí te quieres quedar?”, inquiero preocupada. “Sí”, responde con determinación. “¿Para qué?” “Para colgarme.”
Esta conversación ilustra de manera impactante cómo las ideas suicidas pueden manifestarse en el inconsciente. Lamentablemente, estamos viendo un aumento preocupante de casos de depresión, especialmente entre adolescentes y jóvenes, que son la antesala del suicidio. La depresión va más allá de la simple tristeza; es un estado constante que puede convertirse en una tormenta interna de pensamientos negativos, generando una sensación de inutilidad y desesperanza.
La ira también puede acompañar este trastorno, llevando a comportamientos agresivos que crean conflictos interpersonales y confirman falsas creencias de abandono o invalidez.
La depresión se manifiesta de diversas formas: algunos pueden aparentar normalidad en su vida diaria, cumpliendo con sus responsabilidades y hasta mostrando una actitud jovial, pero en la soledad de su interior se sienten miserables y sin propósito.
A veces, los dolores psicológicos son los más difíciles de detectar. Familiares de personas que han cometido suicidio relatan cómo apenas unas horas antes del trágico acto, compartieron momentos de alegría y risas con el ser querido.
Cuando los pacientes expresan ideas suicidas, no siempre lo hacen de manera directa. Utilizan frases como “mi misión aquí ha terminado”, “el mundo es demasiado difícil” o incluso plantean preguntas perturbadoras como “¿qué pasaría si me lanzara mientras conduzco a toda velocidad?”.
Una de nuestras principales herramientas para combatir la depresión es identificar y confrontar los pensamientos negativos, así como establecer rutinas que nos ayuden a mantenernos activos en momentos de mayor vulnerabilidad. La terapia psicológica es fundamental, y en algunos casos, la medicación puede ser necesaria. Cuidar la alimentación, hacer ejercicio y contar con una red de apoyo sólida, compuesta por familiares y amigos, también contribuye significativamente al bienestar mental.
En resumen, el apoyo emocional y profesional son pilares fundamentales en la lucha contra la depresión y el suicidio. ¡Nos vemos en terapia!
Lucía Barrios
Psicoterapeuta, fundadora de CEFAMPI y autora. Experta en terapia breve, violencia de género y derechos humanos. Conferencista y docente en UACJ, ha liderado proyectos significativos sobre psicología y desarrollo humano.