No es novedad, el fake news es un mal, chicloso y pegadizo que se ha adherido a todos los medios de difusión, y es más inflamable que el Napalm.
Desde que lo mencionara un día, Donald Trump, en su primera campaña presidencial, allá por 2015, hasta la fecha, el fake news ha cobrado presencia mundial, y es ya el instrumento de manipulación masiva más efectivo del momento.
Esteban Illades. En su libro: ‘Fake News. La Nueva Realidad’, analiza:
“El mayor peligro del acceso ilimitado a la información es que siempre hay alguien que la acepta sin cuestionar.
En la prensa escrita y en la digital, en las redes sociales y en los medios tradicionales, un torrente de mentiras, propaganda e inexactitudes -motivadas por el afán de dinero, notoriedad o poder- se mezcla y confunde con el reporte de hechos reales.
Jamás ha sido tan fácil ser engañado.
A la censura y el espionaje se han sumado la sobreinformación y las fake news”.
En este escenario, donde, la ética periodística, la confirmación de los datos, y el rigor parecen reliquias olvidadas, se desinforma sin el menor recato.
El fenómeno es poderosísimo y ya define el rumbo del mundo.
En buena parte gracias a la difusión de «noticias» falsas, Donald Trump ganó la Presidencia de Estados Unidos.
Y no es un fenómeno ajeno.
En México, las fake news son el pan de todos los días.
Jugaron un papel clave en la elección de 2012, 2018 y con gran vigor en el 2024.
En este libro, que estoy por terminar de leer, el periodista y escritor, Esteban Illades examina decenas de casos en los que la confusión y la falsedad han llevado a resultados catastróficos, y explora las razones de que -en plena Era del Conocimiento- sigamos creyendo datos imposibles y, por el contrario, negando evidencias irrefutables.
Nos encontramos en el negocio de las falsedades y su notable efecto en la política.
Vivimos una era de,
PREDICADORES DE FALSEDADES.
Profesionales en generar basura para confundir al lector.
Una nueva era de La Desinformación.
Pero el tema que me interesa destacar es… ¿Hay manera de revertir el fenómeno?
¿Cómo contrarrestar la ola desinformativa?
Veamos.
El caso más ilustrativo que tenemos en la Aldea, es el de… “LA CASA DEL ALCALDE CRUZ PÉREZ CUÉLLAR”.
Primero: La estrategia política contra el alcalde por parte de sus adversarios, fue sin duda, plantar en el subconsciente del electorado la idea de que era corrupto.
Para lo cual, previo a la campaña electoral, se fincaron denuncias en su contra, sobre posibles desviaciones de dinero, desfalcos sin sustento, y gran variedad de acusaciones.
Segundo: Para crear la sensación deseada, se hicieron ayudar de un medio digital de gran circulación, que replicaba la noticia sin prudencia y honestidad.
Aseguraba, sin cuidado, que se le metía mano al cajón. Que se pasaba la charola a los empresarios coaccionándolos; y que se compraba vehículos blindados para su uso personal, y otras falsedades que hasta el momento no han sido comprobadas, y en la mayoría de los casos, son evidentemente incomprobables.
Pero el mayor hit considerado como fake news fue el de la CASA DEL ALCALDE CRUZ PÉREZ CUÉLLAR.
Todo comenzó con la denuncia por supuesto enriquecimiento ilícito, pues “al parecer”, el alcalde habitaba una super casa valuada originalmente en 6.5 millones de pesos.
Luego, en otras notas filtradas a los medios, en una semana, se decía que valía 10 millones.
A la siguiente semana, el diario digital que tundía todos los días al alcalde como corrupto, consideró que el precio de la mansión era de 25 millones de pesos.
Luego, dio un giro el escenario.
La fiscalía anti corrupción, realizó un cateo al domicilio y lanzó a la calle a la familia, con lujo de violencia.
Y a mi juicio, saltándose los preceptos que protegen los derechos humanos y de los niños. Pero ese es otro tema.
Del cateo y el aseguramiento del inmueble, se desprende, que el alcalde sólo rentaba la casa.
Y la última falsedad que se dijo sobre el tema, fue que el alcalde había sido lanzado de su casa, porque no pagaba la renta.
Nomamespancho.
Tercero: El show político teatral, producido por la fake news, ocurrió sólo a dos días de la elección, usándola como fuerza mediática, y bandera de todos los candidatos de la alianza transgénero, conformada por el PRI, PAN Y PRD, quienes no hicieron campaña, sólo repitieron como pericos… ¡corrupto! ¡corrupto! ¡corrupto!
El resultado de la elección, fue desastrosa para los transgénero.
Perdieron 8 de 9 diputaciones locales; las 4 federales y la alcaldía.
O sea, se les volteó el chirrión por el palito.
Por eso la pregunta… ¿se puede revertir el efecto fake news?
Sí.
Lo primero que se debe hacer, es contrarrestar el efecto negativo.
No desestimar el dardo venenoso. Replicar con hechos, argumentar contra la falsedad.
Es importante tener un criterio práctico sobre el fake news: “las notas hay que tratarlas como producto. No como información”.
Por eso en los medios se le llama CONTENIDO. No información.
Pero el punto clave es… tener un equipo de detección y análisis, del contenido tóxico y contención de daños con respuesta inmediata.
Es un -team- independiente de lo que vulgarmente conocemos como COMUNICACIÓN SOCIAL. Éstos hacen otro jale más sencillo.
Se trata de un equipo de especialistas en el tratamiento de la información digital.
Y las estrategias para contener el daño causado por fake news, obviamente son diferentes a las de un tratamiento ordinario.
La visión es esta.
Un virus como el Covid no se contiene con medicamento del doctor Simi, ni siquiera con Medicina Nuclear, va más allá de estas defensas tradicionales.
Ampliaré este tema en ulterior ocasión, pues es muy extenso, y de profundidades difíciles de sondar.
Hasta entonces.
Raúl Ruiz
Abogado. Analista Político. Amante de las letras.
CARTAPACIO, su sello distintivo, es un concepto de comunicación que nace en 1986 en televisión hasta expanderse a formatos como revista, programa de radio y redes sociales.
Suscríbete a XPRESSNEWS.MX y recibe la columna los lunes y miércoles gratis en tu correo además de otro contenido de interés.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.