En un estado como el nuestro, donde la aridez y la sequía son la norma, cada gota de lluvia es una bendición. Las recientes lluvias, aunque inusuales, han traído un alivio significativo a nuestras tierras, resaltando la importancia de la conservación del medio ambiente.
La Sierra Tarahumara, mi tierra, ha sido testigo de la transformación que puede traer una buena temporada de lluvias.
Tuve la fortuna de observar en una visita reciente, como los ríos y arroyos, que durante meses habían estado secos, ahora corren, nutriendo a la flora y fauna que dependen de estos cuerpos de agua.
Los campos, antes resecos y desolados, ahora muestran signos de vida y promesas de cosechas. Este renacimiento natural es un espectáculo para la vista, sino también un recordatorio de la resiliencia de nuestros ecosistemas cuando se les da la oportunidad de recuperarse.
Es fundamental reconocer que hay generaciones jóvenes que no han tenido la dicha de ver llover con la misma frecuencia que sus mayores.
La lluvia, ese regalo del cielo que ha nutrido la tierra y sostenido la vida, se está convirtiendo en un recuerdo nostálgico.
Los efectos del cambio climático son palpables y desoladores, y los jóvenes de hoy se maravillan cuando este milagro ocurre, como si fuera un espectáculo raro y efímero.
Sin embargo, las lluvias recientes nos brindan una oportunidad única a todos, jóvenes y adultos, para educar y sensibilizar a la población y sobre todo a los niños sobre la importancia del cuidado del agua y el medio ambiente.
Pero no todo está perdido. La juventud tiene una voz poderosa y estas lluvias han traído esperanza a nuestra tierra; ahora es nuestra responsabilidad actuar y asegurar que esta esperanza se convierta en un futuro sostenible.
Los jóvenes chihuahuenses, conscientes del impacto del cambio climático y la degradación ambiental, tienen la responsabilidad de ser agentes de cambio.
Su papel es crucial para garantizar un futuro sostenible, y esto implica que se involucren en la educación ambiental.
Hoy es tiempo que Chihuahua comprenda la importancia de las lluvias y esto será fundamental para valorar cada tormenta y cada llovizna.
Brenda Ríos
Orgullosa Chihuahuense. Amo y respeto la naturaleza. Soy mamá de Alex Benjamin, Austria Camila y esposa de Alex LeBaron. Mi pasión siempre ha sido el servicio público/civil, me inspira luchar por grandes causas que cambien el mundo. Empresaria agrícola y consultora ambiental.