Ando desde hace tiempo, trasijado por un tema que me encabrona.
Perdón por mi francés.
Antes de exponer mi descontento, quiero expresar que me considero hombre justo y probo.
Que apoyo al cien la protección a los desvalidos.
Me conmueve en carne propia la vulnerabilidad de las mujeres, los niños y sobre todo, los ancianos, pues en algún momento he sufrido el abuso contra mí, por mi condición de persona mayor.
Pero me he sobrepuesto, porque débil no soy, y dejado tampoco.
Comprendo la condición humana, que en cuanto ve la oportunidad, se abalanza sobre el prójimo para someterlo a su abuso.
Pero hay límites.
Así como protesto contra el tema de las Nuevas Masculinidades, porque tengo la ligera sospecha que es un truco para reducir la personalidad de los varones y en un supuesto y falso interés por promover un equilibrio entre géneros, disminuyen y sobajan la presencia natural del hombre.
Mi descontento tiene que ver con los dados cargados a favor de la mujer, en el tema de lo que se conoce como VIOLENCIA VICARIA.
Se ha legislado tanto ya a su favor, que hoy por hoy, el hombre se encuentra en un estado de indefensión tal, que basta que la mujer se presente ante fiscalía para denunciar a su marido como golpeador y violador, ¡sin prueba alguna!, para que la autoridad lo despoje de su derecho de estar con sus hijos (ni siquiera verlos), echarlo de su casa, embargarle el sueldo y no poder sacar siquiera su ropa de la casa… como medida “precautoria”, hasta que un juez decida si es o no culpable de lo que la mujer expresa en su denuncia.
Oral, por cierto.
Según se dice…
La violencia vicaria es un tipo de violencia intrafamiliar que afecta a los más vulnerables: los niños.
¿Verdad?
En este contexto, se lleva a cabo una agresión contra un niño o niña con el propósito de dañar a otro adulto, generalmente el ex de la pareja.
Definición: La violencia vicaria implica sustituir a una persona por otra en la acción de maltrato.
Es decir, el niño o niña sufre la agresión directa, pero el objetivo real es causar daño al adulto al que está vinculado.
Motivación: La venganza suele ser la motivación detrás de la violencia vicaria.
A menudo ocurre en el contexto familiar, donde los hijos son utilizados como instrumentos para dañar al otro progenitor.
Género y estadísticas: Aunque se asocia erróneamente con la violencia machista, la violencia vicaria no tiene que distinguir entre géneros.
Tanto hombres como mujeres pueden ejercerla.
No obstante, la violencia de género sigue siendo un problema grave en la sociedad actual.
Consecuencias: Los casos más extremos han dado lugar a tragedias, como el asesinato de niños a manos de sus padres o madres.
La violencia vicaria tiene un impacto profundo en la vida de los niños y en las relaciones familiares.
Prevención y denuncia: Es fundamental crear conciencia sobre este tipo de violencia y denunciarla.
La violencia vicaria es una expresión cruel de la violencia de género, donde los hijos se convierten en víctimas colaterales.
Estoy de acuerdo en que la ley proteja a la mujer contra la violencia machista.
Pero ¿Qué hay de la protección del hombre contra la violencia feminista?
Cuántas veces ha escuchado usted la amenaza femenina contra el hombre:
“Pégame cabrón, a ver a quién le hacen caso en fiscalía”.
“¡Nunca volverás a ver a tus hijos, y tendrás que seguirnos manteniendo, pendejo!
Se ejerce violencia vicaria de una mujer a un hombre… ¿y nadie dice nada?
¿Los legisladores realmente analizan el problema?
¿Los ministerios públicos y jueces sopesan en la balanza de la justicia cada caso?
NO.
La violencia vicaria, es una forma de violencia –física, económica o psicológica– por la que una persona ataca a otra con el objetivo de causar dolor a otro individuo.
De esta forma, se puede dar de un hombre a una mujer, de una mujer a un hombre, de una mujer a una mujer y de un hombre a un hombre pero, casi siempre, la persona atacada va a ser un hijo de la víctima, aunque puede ser cualquier otra persona.
Pero la ley únicamente atiende el clamor femenino. Y exagera en sus desmesuradas medidas precautorias.
¿Se busca justicia?
Legislen la igualdad de circunstancias.
¿Qué hay que hacer?
Levantar la voz en este sentido.
Un llamado a los legisladores para que enderecen los cartones.
Raúl Ruiz
Abogado. Analista Político. Amante de las letras.
CARTAPACIO, su sello distintivo, es un concepto de comunicación que nace en 1986 en televisión hasta expanderse a formatos como revista, programa de radio y redes sociales.
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