A base de mucho trabajo y sacrificio una familia salvadoreña residente en EEUU ha sacado adelante una negocio familiar en la industria del café que ha empezado a dar frutos y con el que esperan conquistar el paladar y el mercado estadounidense.
Estados Unidos (VOA) – El amor por su familia y preservar la memoria de su padre han sido para Juan Pacheco, un inmigrante de origen salvadoreño, los motores para sacar adelante en Estados Unidos un emprendimiento familiar con aroma a café que empezó con un sueño y que ahora camina a convertirse en una próspera realidad.
Esta aventura en la industria del café empezó hace muchos años con la ilusión de sus padres, José Jacobo Pacheco y Tránsito de María Nativí de Pacheco, quienes sin pensarlo dos veces dejaron todo en su natal Chinameca, un pueblo del departamento de San Miguel en El Salvador para migrar a Estados Unidos y empezar una nueva vida y así poder para sacar adelante a su familia.
“En esos años mi país estaba como en una guerra fría y no había trabajo. Nosotros ya teníamos tres hijos y había que hacer algo para que ellos crecieran y estudiaran. Yo tuve que dejarlos por un tiempo en El Salvador para venirme acá a trabajar junto a mi esposo”, cuenta doña Tránsito de María.
Fue así que esta pareja salvadoreña trabajó muy duro, día y noche, por años y ahorraron “cada centavo” como cuenta la misma Tránsito para poder ir comprando poco a poco tierras en su añorada Chinameca.
“Mi esposo, ya difunto, siempre trabajó en la agricultura y en los cafetales y con lo poquito que íbamos ahorrando compramos pedacitos de tierra y sembramos cafetales y ahora estamos viendo los frutos”, cuenta a la la señora Pacheco.
Esos ahorros lograron adquirir un total de 4,55 hectáreas de tierra, donde se cultiva hoy en día más de 15.000 libras de café cereza, que es el fruto del café.
Contra todo pronóstico
Hace nueve años don José Jacobo Pacheco enfermó y los médicos no le dieron un buen pronóstico. Con el apoyo de su esposa y sus hijos, José Jacobo decidió luchar por su vida y gracias a los cuidados de su familia logró vivir unos años más sometiéndose a diferentes tratamientos.
Pero, el diagnóstico médico no impidió que siguiera trabajando y luchando por su sueño y lejos de cruzarse de brazos, don José Jacobo aprovechó el tiempo para compartir con su familia sus conocimientos sobre el cultivo del café.
“Cuando ya pudimos viajar a El Salvador aprovechábamos para visitar a la familia, ver nuestras tierras y sembrar café”, recuerda Tránsito.
El Salvador no se encuentra en la lista de los 10 mayores productores de café, liderada por Brasil, pero cuenta con una tradición histórica de producir buen café.
Según la revista Perfect Daily Grind, una publicación especializada en el café con sede en Reino Unido, el café en El Salvador atravesó por un período de rápido crecimiento entre mediados y finales del siglo XIX, contribuyendo de manera significativa a la economía salvadoreña durante más de 100 años.
Sin embargo, la producción disminuyó desde la década de 1980 y actualmente representa menos del 2 % del total de sus exportaciones. A pesar de ello, según la revista Forbes, el café es el principal producto agrícola de exportación de este país centroamericano.
Don José Jacobo Pacheco finalmente falleció hace tres años y fue su hijo Juan, quien junto a su madre decidió tomar las riendas del emprendimiento familiar y hacer realidad el sueño de su padre.
De estudiar medicina a vender café
A Juan Pacheco le tocó abandonar sus estudios de medicina para dedicarse a estar al lado de su familia y empezar lo que llama “esta aventura de aprendizaje sobre el café”.
Juan Pacheco es graduado en enfermería, psicología y biología, y estaba a punto de tomar el examen para ir a la escuela de medicina cuando su padre enfermó y lo tomó de la mano para seguir luchando por su vida y por su sueño de que el café producido en sus tierras fuera comercializado y reconocido en el extranjero.
“Don Jacobo Coffee Farms significa para mí el mundo porque es un reflejo del sacrificio, amor y visión que mi padre tenía por la tierra, el café y El Salvador. El café que ahora estamos produciendo en Chinameca representa el honor que mi papá tuvo para seguir adelante, para ahorrar, sacrificarnos y por fin tener el orgullo de decir yo pude, y hoy en día tenemos algo que podemos llamar nuestro”, afirma Pacheco.
La finca Don Jacobo en Chinameca, El Salvador cultiva aproximadamente 3.000 libras de café orgánico, pero el emprendimiento familiar sólo procesa alrededor de 300 libras para luego venderlo en Estados Unidos. Esto significa que el resto de la cosecha de la finca Don Jacobo es vendido a los llamados “beneficios” o intermediarios.
“A mí me tocó aprender de todo, desde cómo funciona la línea de producción del café, las diferentes modalidades en el proceso y variedades de café hasta pensar en la comercialización, crear el logo y buscar la manera de que nuestro café se posicione en el mercado estadounidense. Tengo mucho orgullo de lo que estamos haciendo trayendo un poquito del corazón de Chinameca, El Salvador a las tazas de nuestros consumidores en EEUU”, afirma Juan Pacheco.
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