Aunque hoy no goza del poder financiero y político de otras décadas, Televisa sigue siendo una opción de entretenimiento para millones de mexicanos, esto implica que pese a experimentar un declive en el mercado, esta empresa se mantiene como factor de influencia en la opinión pública.
El 18 de septiembre de 1930 a las 20:00 horas iniciaba transmisiones desde la Ciudad de México la estación de radio XEW. “Amigos esto es la XEW, la voz de la América latina desde México” fueron las primeras palabras que inaugurarían la época donde el cuarto poder gradualmente tendría verificativo primero en la radio y luego, sobre todo, en la televisión.
Emilio Azcárraga Vidaurreta, patriarca de la conocida e influyente dinastía, con innegable habilidad empresarial y bajo el visto bueno del gobierno, sabría consolidar sus estaciones de radio, convirtiéndose en el magnate mexicano de la radiodifusión y de los cines.
Desde 1934, con el apoyo del presidente Lázaro Cárdenas, el ingeniero Guillermo González Camarena venía desarrollando un innovador sistema de televisión desde las instalaciones de radiodifusión del PNR.
El trabajo de González Camarena, empleado de Azcárraga en la XEW, dio como resultado la posibilidad de transmitir señal de televisión en México. El presidente Miguel Alemán Valdés se decidió por impulsar un sistema de televisión comercial, otorgando concesiones a su presunto socio y presta nombres Rómulo O’ Farril, a Azcárraga y al mismo González Camarena.
Así pues, la era de la televisión iniciaba en México con la transmisión del IV informe de gobierno del presidente Miguel Alemán Valdés el 1 de septiembre de 1950 a través de Canal 4 concesionado a Televisión de México S.A., propiedad de O’ Farril.
Para 1955 las empresas de O’ Farril, Azcárraga y González Camarena se unían en Telesistema Mexicano; creándose en la práctica un monopolio que solo se vería desafiado cuando con el visto bueno del presidente Gustavo Díaz Ordaz el grupo Monterrey a través de Televisión Independiente de México se hizo de algunas concesiones como el Canal 8, en donde se produjeron exitosos programas de entretenimiento.
Con todo, el régimen gobernante controlaba con regulaciones, censura e impuestos a las empresas de televisión; para inicios de los setentas se registraban pérdidas y se puso sobre la mesa la fusión de Telesistema Mexicano y Televisión Independiente.
A la muerte de Azcárraga Vidaurreta, quien al parecer se oponía a unirse con su principal competidor, asumiría el control de su parte en Telesistema Mexicano su hijo Emilio “El Tigre” Azcárraga Milmo quien con el visto bueno del presidente Luis Echeverría concretaría la fusión con Televisión Independiente a finales de 1972, así nacería el gigante Televisión Vía Satélite S.A. Televisa.
Durante décadas y bajo la dirección de “El Tigre” Azcárraga, Televisa actuaría como brazo comunicador del régimen priista, la información palomeada por la secretaría de gobernación es la que se brindaba a los mexicanos en sus noticieros, donde la crítica al régimen era rara y la parcialidad era una pauta de trabajo.
Para 1986 las elecciones en Chihuahua fueron cubiertas de manera sumamente parcial por parte de Televisa lo que irritó a la sociedad chihuahuense y daba muestra de la permanente simbiosis del gobierno con el gigante de la televisión. El magnate de la televisión nunca ocultó ser “soldado del PRI y del presidente”.
Tras el presunto fraude electoral de 1988, el candidato panista Manuel J. Clouthier impulsaría acciones de protesta ante la cerrazón del monopolio televisivo como el de marcar billetes con “no veas 24 horas porque no dice la verdad”.
El siguiente candidato panista Diego Fernández de Cevallos hasta la fecha atribuye su derrota en 1994 a su desaparición en las pantallas luego de su notable desempeño en el debate presidencial. “No. A ti te digo: de Emilio Azcárraga para arriba y para abajo, vayan y chinguen a su madre. Y colgué el teléfono” diría el “jefe Diego”.
La labor de informar parcialmente al televidente se complementaba (o se complementa) con la de entretener. Azcárraga Milmo en décadas de monopolio obtendría multimillonarias ganancias con dos productos populares: telenovelas y fútbol.
Antes de fallecer y heredar su negocio a su hijo Emilio Azcárraga Jean, “El Tigre” declaraba: “nuestra compañía…lo único que persigue es el entretenimiento de las clases medias, medias bajas, populares y claro no podemos evitar a los que tenemos mucho dinero, pero nuestra programación va a ser siempre a las clases populares”
La influencia política de Televisa no cambió, más bien se posicionó como un poder de facto ya sin los controles del régimen priista durante los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón. El impulso de esta empresa a la candidatura de Enrique Peña Nieto sería fundamental en su arribo a la presidencia de México.
A la denuncia del cerco informativo que tanto Televisa y Televisión Azteca tendieron sobre López Obrador y su movimiento en el supuesto fraude electoral del año 2006; sucedería que años después Televisa facilitaba al ahora presidente el Estadio Azteca en su tercera campaña presidencial del 2018 para un multitudinario cierre de campaña, la reconciliación era evidente en ese evento llamado Amlofest donde se presentó la cantante Belinda.
Si bien el auge de las que el presidente llama “benditas redes sociales” y medios digitales independientes han minado la influencia política de Televisa y por otra parte las plataformas streaming le han generado grandes pérdidas de mercado, aún dispone de fuerza para borrar a aspirantes presidenciales como le sucedió a Adán Augusto López Hernández.
El caminar de esta televisora durante el sexenio que termina se combina por años de ganancias por otros de pérdidas, pero que recuerdan a los años simbióticos de Televisa con el PRI gobierno: El Club América ganando campeonatos de manera polémica, programas como la casa de los famosos entretienen exitosamente a millones de mexicanos y la relación con el gobierno es más que cordial.
Son soldados del presidente o presidenta, tricolores, azules, por ahora de las guindas. Son parte del sistema y a él sirven.
“Rechaza, en cambio, las fábulas profanas
y los cuentos de viejas. Ejercítate en la piedad.”
(I Timoteo, 4:7)
Moisés Hernández Félix
Lic. en Administración Pública y Ciencia Política, candidato a Maestro en Administración en curso. Ha sido funcionario público federal y docente en nivel media básica y medio superior. Se especializa en gobernanza educativa y políticas públicas.
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