El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), cumplió el pasado 1 de julio cuatro años de vigencia. Sustituyó al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), negociado a principios de la década de los 90´s y que entró en vigor en 1994.
En México la apertura comercial inició desde la década de los 80´s y como consecuencia, pasamos de ser un país predominantemente exportador de petróleo, en el plano comercial, a un país exportador de manufacturas. De hecho, el 93% de las exportaciones mexicanas a los Estados Unidos de Norteamérica son manufacturas. Mediante su mano de obra, México se ha integrado estrecha y rápidamente a cadenas productivas internacionales en esta región, lo cuál ha contribuido de manera importante al crecimiento de las exportaciones en el país. Nos favorece la geografía y múltiples empresas trasnacionales han optado como estrategia empresarial de reducción de costos, por invertir en México, para producir bienes en un país cercano al mercado norteamericano, fenómeno que coloquialmente se le conoce como “nearshoring”.
Las exportaciones totales pasaron al inicio de la apertura comercial, de representar el 8% del PIB en 1980, a un 25% al cierre de los 90´s. Las exportaciones petroleras pasaron de representar el 80% del total en 1980, a un 20% en 1990. Esto perfiló a México en el mundo como una economía abierta.
Son muchos los beneficios que la alianza comercial de Norteamérica, con ya más de tres décadas, ha traído a nuestro país. Se ha generado un aumento significativo en el comercio y la inversión entre los tres países, con la eliminación de aranceles y restricciones comerciales, así como creado un mercado más grande y competitivo. El intercambio comercial trilateral actual supera los U.S. $730,000 millones de dólares (mdd). Destaca el que México se ha convertido en el primer socio comercial de los Estados Unidos de Norteamérica, manteniéndose como el principal proveedor de equipo de transporte y bienes agrícolas, así como su segundo mayor proveedor de maquinaria y electrónicos, equipo y de combustibles. También somos el principal exportador agrícola a nuestro vecino del norte con un valor de exportaciones cercano a los U.S. $17,500 mdd y un crecimiento promedio anualizado cercano al 6% en los últimos 5 años.
Transcurridos ya 4 años desde su entrada en vigor, en dos años será su primera revisión por parte de los gobiernos de Canadá, México y Estados Unidos. El T-MEC estará vigente hasta 2036, pero en la próxima revisión de julio de 2026, los países integrantes podrán extender la vigencia actual por 6 años adicionales; es decir, hasta 2042. De no haber extensión, se llevarán a cabo revisiones anuales hasta su término original de 2036.
Es importante que se llegue a la revisión del T-MEC con el menor número de conflictos posibles, de tal suerte que se garantice la estabilidad del marco normativo, para beneficio del mantenimiento e incremento de la relación comercial entre los tres países. Actualmente, el mecanismo de resolución de controversias se ha activado formalmente siete veces, abarcando sectores tan diversos como lácteos, automotriz, energético, biotecnología agrícola y producción de paneles solares. En cuatro de esos casos, los paneles integrados concluyeron la investigación y se presentó un informe final. De los restantes, en uno ya hay también panel integrado y en los otros dos relativos a políticas energéticas de nuestro país, se sigue en etapa de consultas.
Muy relevante sin duda será el nivel de diferencias que se tengan al momento de iniciar las platicas trilaterales en el proceso formal de revisión del T-MEC.
Rafael Espino
De Chihuahua. Abogado fiscalista. Consejero Independiente de Petróleos Mexicanos. Senador de la República por Morena.