“…Si nosotros no cambiamos de marca y seguimos siendo el ‘PRIAN’, aunque algunos no tengamos que ver con Alito ni Marko Cortés, es una desventaja estratégica.”
Guadalupe Acosta Naranjo, comentario para
justificar la creación de un nuevo partido.
Todavía a finales de la década de los ochentas, la creación de un nuevo partido, representaba una tarea titánica que solo se emprendía por dos razones, o se tenía una férrea convicción ideológica, o había una pícara cercanía con los personajes en el poder.
Pero es a partir del salinato, que la creación de nuevos partidos políticos en nuestro país, se ha convertido, parece ser, en un nuevo deporte nacional. Y la razón no es tan difícil de deducir: las jugosas prerrogativas con las que, hoy en día, cuentan ese tipo de organizaciones.
Justo al término de la etapa armada de nuestra Revolución, había en el escenario político nacional, tantos partidos como caudillos victoriosos, por todos los confines del país; es el general Calles, quien tiene la genialidad de acuerparlos en un solo partido político nacional, que regule, de manera mas o menos civilizada, el acceso al poder.
Es entonces que nace el poderoso partido del sistema: PNR-PRM-PRI. Aunque en paralelo, se formaron otras agrupaciones políticas, unas en contra, otras a favor, pero con una finalidad bien definida. El PAN, que agrupó a la oposición de derecha, más o menos clerical, y que por muchos años representó a la oposición real y mejor organizada en contra del sistema.
Por el lado de la oposición de izquierda, existió, siempre de manera muy marginal, el PCM, que hizo durante muchos años, un importante trabajo político al interior de organizaciones obreras y campesinas, y que conforme se fue librando de la influencia soviética, evolucionó en PSUM-PMS-PRD.
Hubo otros dos partidos, estos completamente plegados al sistema, es decir paleros, que existieron con la única finalidad de aparentar una “pluralidad democrática” que en realidad no existía, el PARM y el PPS.
Con la reforma política de los setenta, se dio cauce a otras dos organizaciones de oposición real, y otro partido palero más; de derecha, el PDM, de izquierda, el PRT, y partido satélite o palero, el PST …y párele de contar.
Es decir que, por casi cuarenta años, la oferta política de oposición se limitó a uno, o dos partidos (cuando se levantó la ilegalidad del PCM), para luego agregar dos más, con una verdadera representatividad muy limitada, PDM o PRT, y nada más.
Pero de pronto, a partir del 94 y de la quiebra del sistema, en cada proceso electoral nos encontramos nuevos y renovados intentos por consolidar nuevos partidos que, ahora sí, serán diferentes a los demás, y habrán de salvar a la nación.
En esa tesitura encontramos al Partido de la Sociedad Nacionalista, autodefinido como colosista, lo que quiera que eso signifique; el Partido Alianza Social, ultimo reducto del sinarquismo; el Partido Nueva Alianza, el partido personal de la maestra Gordillo, y que solo sirvió como bisagra para que Calderón llegara, muy apuradamente, a la presidencia de la Republica.
El Partido Fuerza México, que solo sirvió para dividir el voto de la izquierda y que Acción Nacional ganara algunas elecciones en la ciudad de México; Partido México Posible, presuntamente Socialdemócrata; el propio Partido Socialdemócrata con su extraño apéndice, “y Campesino”; el Liberal Mexicano, y un largo etcétera de intentos fallidos para, ahora sí, representar verdaderamente a l@s ciudadan@s.
Hasta Calderón, con su México Libre, estuvo a punto de entrarle a la repartición de canonjías, pero a ultima hora se le cebó, y no le quedo otra mas que regresarse, con el rabo entre las patas, al PRIAN del que, tras su renuncia, había dicho no pocas linduras.
Durante este tiempo, solo cuatro partidos han logrado mantenerse a flote, el Partido Verde Ecologista, que ni es verde, ni es ecologista; el Partido del Trabajo, que no incluye trabajadores en su militancia; Movimiento Ciudadano, que solo es un reducto de políticos resentidos, respaldados por un excelente marketing político, y Morena, que sorprendió a propios y extraños con su meteórico ascenso al poder.
Po lo tanto no sorprende escuchar a Guadalupe Acosta Naranjo, dirigente del Frente Cívico Nacional, y de la encapuchada Marea Rosa, hacer el anuncio, con bombo y platillo, de la creación de un partido político, que esta vez sí será auténticamente ciudadano.
Para lo cual se reúnen el ya mencionado Acosta Naranjo, ex perredista, Fernando Belaunzarán, otro experredista, Beatriz Pages, conocida expriista, Cecilia Soto, excandidata presidencial por el PT, Gustavo Madero, expanista, Emilio Álvarez Icaza, senador de la Republica “sin partido” pero que siempre vota junto con el PRIAN, Leonardo Valdez Zurita, expresidente del IFE y porrista de la señora X durante la pasada contienda electoral.
Y desde luego que a este grupo de distinguidos “ciudadan@s” apolíticos tod@s ell@s, no podía faltar el jefe mayor, el infumable Claudio X González, artífice del mayor descalabro electoral que se haya vivido en la historia reciente de nuestro país.
En descargo de este último ínclito personaje, podemos decir que el, verdaderamente nunca ha militado en ningún partido político, es decir, es un auténtico ciudadano sin partido, al que los partidos políticos que en la actualidad tienen el mayor desprestigio no tienen empacho en llamar jefe.
Realmente la oposición, sigue perdida y atrapada en su laberinto.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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