La producción de Petróleos Mexicanos (Pemex) de crudo y condensados, promediará 1.76 millones de barriles diarios (mbd) en este 2024, lo que representa una caída acumulada del 21% desde 2018, cuándo se producían 1.9 mbd. Recordemos que la meta de producción del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador originalmente se estableció en 2.4 mbd, después en 2 mbd, sin que nunca se haya alcanzado. Si bien puede sostener el gobierno anterior que se detuvo la estrepitosa caída en la declinación, que venía experimentándose persistentemente desde el gobierno de Vicente Fox, lo cierto es que continúa la disminución en la producción, principalmente en campos maduros, combinada con una falta de inversión en nuevos proyectos para mantener o aumentar la capacidad productiva.
El rezago en la inversión para exploración y desarrollo de nuevos yacimientos ha agravado la dependencia en los campos existentes, cuyos índices de declinación oscilan entre el 5% y el 10% anual, según estándares internacionales, haciendo muy vulnerable la producción nacional, expuesta a fluctuaciones presupuestales y eficiencias operativas.
El gasto de capital o inversiones a largo plazo (“Capex”, por sus siglas en inglés), proyectado para 2025 es de 24.8 mil millones de dólares, un 6.4% menor que en 2024. Este ajuste incluye una disminución del 10.7% en el presupuesto de la subsidiaria Pemex Exploración y Producción (PEP), impactando directamente algunos proyectos críticos. Varios expertos opinan que estas reducciones comprometen el desarrollo de infraestructura esencial, como plataformas y pozos, necesaria para compensar la declinación del orden de 50 mbd mensuales y generar nueva producción.
Entre 2020 y 2022, incrementos en el Capex permitieron estabilizar segmentos específicos de la producción; no obstante, los recortes ya proyectados para el próximo año amenazan con desestabilizar la operación, agravar la ya limitada capacidad de Pemex para incrementar la extracción y comprometen el alcanzar la meta de producción anual anunciada recientemente por la presidenta de la república en el Plan Energético Nacional de 1.8 mbd. Ciertamente, uno de los principales retos de Pemex para el 2025, será el mantener este nivel de producción, habida cuenta de las reducciones en el Capex.
El otro gran desafío consiste en regularizar las relaciones productivas y comerciales con las empresas nacionales y multinacionales, prestadoras de servicios relacionados con las actividades de exploración y extracción petroleras (“upstrem”, por sus siglas en inglés). Según las propias estimaciones oficiales, la deuda con proveedores supera actualmente los U.S, $20,000 mdd, entre trabajos ya facturados y otros ya realizados, pero que, por el sistema particular de pagos instituido por la empresa pública, las estimaciones de los proveedores no se han recibido a revisión para poder facturarse.
La crisis de pago a proveedores ya venía presentándose desde los últimos dos años de la administración anterior, pero con el cambio del gobierno federal se ha radicalizado a niveles de insostenibilidad, causando mayores estragos en las medianas y pequeñas empresas, integradas en la cadena de valor, muchas de las que ya se encuentran en situación de insolvencia, con la consecuente pérdida de empleos y afectación económica en los estados petroleros del golfo de México.
Las diversas asociaciones que agrupan al gremio de las empresas de servicios petroleros, contratistas de Pemex, han solicitado por diversos medios una pronta solución a esta difícil situación, que afecta la planta productiva, las economías regionales y en última instancia las finanzas ya de por sí muy deterioradas de la paraestatal. Esperemos se resuelva el problema y logre establecerse una programación confiable para el pago de los adeudos, que brinde certidumbre a las contratistas que colaboran con Pemex en alcanzar las metas de producción petrolera.
Rafael Espino
De Chihuahua. Abogado fiscalista. Consejero Independiente de Petróleos Mexicanos. Senador de la República por Morena.