Dicta la tradición en las familias mexicanas, realizar las posadas, muy típicas, regionales e incluso muy diferentes en cada una de las que he observado. Típico de un México que contiene muchos “Méxicos” chiquitos. Contrastes que no alcanzamos a comprender y en donde los buenos deseos y esperanzas se funden en una sola intención: un alto en el camino para reflexionar sobre el sentido de la existencia misma.
Sin embargo, la dinámica se ajusta a los tiempos políticos y aunque nada es personal, todos sabemos que estas épocas serán aprovechadas para hacer campaña que no es campaña. Se darán tiempo a los políticos para hacer campaña y por supuesto tomar un descanso aprovechando la temporada en que todo mundo se olvida de las cosas mundanas y se entregan a recibir al Niño Dios en la cena que conmemora su nacimiento.
Nueve días de posadas que marcan un novenario de rosarios, nueve días para seguir con los tamales, buñuelos, champurrado, atoles, menudo, birria y cualquier otro platillo que caliente el alma. Aunque empieza antes en algunas regiones en el llamado maratón Guadalupe – Reyes, para los fronterizos las fiestas empiezan con la partida del pavo de acción de gracias en Estados Unidos.
El encendido del árbol de Navidad tiene ocasiones diversas para ser recordado. Unos lo prenden precisamente en el Día de Acción de Gracias en Estados Unidos, otros muy fieles lo encienden el día 15 de diciembre y algunos más lo harán precisamente días antes de de Nochebuena.
Los Nacimientos son otra gran diferencia. En muchos hogares esa es la tradición, unos mezclan lo uno con el otro simbolismo y en algunos lugares solo “Nacimiento”. Algunos hogares no tendrán ni lo uno ni lo otro. Las esferas y las luces multicolores, en formas de cascadas y algunas más en color blanco, adornan mansiones. En los barrios más pobres de la ciudad, ese sentimiento navideño también llega, pero en versiones menos ostentosas, pero llenas de un espíritu especial, místico, que hacen que la piel se ponga chinita con los cánticos y oraciones que salen de la boca de los fieles creyentes.
La comida también tiene gustos y niveles. El pollo cocinado, el pavo al horno, la pierna o puerco estarán siendo ya planeados, con las posibilidades del bolsillo y para lo que alcance. Los tradicionales tamales de rojo, rajas y de dulce no podrán faltar. Las bebidas serán otro tema, pero queda en claro, que las posadas navideñas tienen como propósito juntar a la familia en una festividad cristiana que recuerda el cómo la Sagrada Familia tuvo un papel fundamental en las creencias que tenemos los católicos y cristianos, y es en esta temporada cuando se es recordada dicha misión.
En conclusión, las festividades ya empezaron, hay que cuidarse de no sobrepasarse en la ingesta de los alimentos y bebidas, pero, sobre todo, debemos tener en cuenta que es una etapa de reflexión y buenos deseos. Que el espíritu navideño llegue a sus hogares y con ello su buena vibra. Lo político, lo dejamos para otra ocasión, aunque los políticos no dejen de hacer político, incluso, con las posadas que organizan.
Eduardo Borunda
Doctor en Ciencias Sociales por El Colegio de la Frontera Norte. Máster en Administración y Licenciatura en Administración Pública y Ciencia Política por la Universidad Autónoma de Chihuahua. Ex Consejero Presidente de la Asamblea Municipal Juárez del Instituto Estatal Electoral, Ex Consejero Electoral para el IFE y IEE.
Actualmente Profesor de Tiempo Completo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UACH, institución de la que fue director del 2005 al 2010.
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