El campamento frente a la puerta 36 del muro en Ciudad Juárez quedó completamente desalojado.
Ciudad Juárez, Chih. (ADN/Arturo Hernández) – Las autoridades migratorias de Estados Unidos autorizaron el ingreso de aproximadamente 500 migrantes que se encontraban acampando frente a la puerta 36 del muro fronterizo en la división entre México y la Unión Americana. Este grupo, mayoritariamente integrado por personas de origen venezolano, fue trasladado a instalaciones de detención en El Paso, Texas.
Carlos Mayorga, representante de la agrupación Ángeles Mensajeros, quien trabaja en apoyo a migrantes en situación de movilidad, confirmó que el acceso se permitió a lo largo del domingo. El activista señaló que al llegar al lugar con alimentos y ropa para el frío, encontraron la zona prácticamente vacía. “El Servicio de Inmigración y Naturalización tenía abierta la puerta 36 y transportaba a los migrantes en sus unidades”, explicó.
Posteriormente, elementos del Instituto Nacional de Migración (INM) realizaron un recorrido por el área para asegurarse de que ningún migrante permaneciera en territorio mexicano. Una vez finalizada la revisión, las autoridades mexicanas retiraron los restos del campamento y procedieron a quemar los materiales abandonados.
El campamento había surgido como refugio improvisado para los migrantes que buscaban cruzar a Estados Unidos, en espera de ser atendidos por el sistema migratorio del vecino país. La situación se había vuelto un símbolo de las difíciles condiciones en que miles de personas esperan una resolución a su situación migratoria.
Aunque el acceso al grupo representa un alivio temporal para los migrantes involucrados, el fenómeno migratorio sigue siendo un desafío crítico para la región. En los últimos meses, Ciudad Juárez ha experimentado un aumento en el flujo de personas en situación de movilidad, muchas de las cuales buscan escapar de la violencia y la crisis económica en sus países de origen.
Por su parte, activistas y organizaciones continúan haciendo un llamado a ambos gobiernos para garantizar procesos dignos y humanitarios para quienes buscan refugio o una nueva oportunidad de vida en territorio estadounidense. La región fronteriza sigue siendo un punto neurálgico donde convergen los desafíos humanitarios y las políticas de control migratorio.
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