El tema de las adicciones siempre es vigente, porque quienes consumen drogas, son los que sostienen la existencia de los delincuentes que forman parte del crimen organizado. Por lo que es de vital importancia analizar lo que causa la adicción entre niños, jóvenes y adultos de todas las razas, sexo, ideología, posición social, profesión y religión.
Las adicciones al alcohol y a las drogas no respeta a nada, ni a nadie. Están en todas partes las veinticuatro horas y se estacionaron principalmente en las fronteras mexicanas con los Estados Unidos, gracias a que, en ese país, fue donde las promocionaron en un inicio, con los soldados sobrevivientes de la guerra contra Vietnam.
Así el consumo de la marihuana, morfina, opio, LSD, hongos alucinantes, heroína y cocaína se consumieron como algo normal, provocando dependencia psicológica intensa. Esto ocurrió desde el año 1955 y terminó en 1975. Desde luego que el propio gobierno estadunidense otorgaba la drogas gratuitamente entre sus soldados, originando una verdadera guerra farmacéutica, como ocurre en la actualidad.
En Ciudad Juárez como frontera con el Paso Texas EUA, se acrecentó el turismo norteamericano, porque las bebidas embriagantes y la marihuana se conseguían con gran facilidad, de tal manera que tuvimos una “época dorada” como la ciudad perdida o del pecado. De niño escuchaba que así nos identificaban y me daba mucho coraje.
Ciudad Juárez, como el resto del país, no tenía problemas de alto consumo de drogas, pero sí del alcohol, pues durante la época de oro del cine mexicano, se promocionó en demasía el consumo de alcohol y el cigarro desde 1936 a 1960. Así los ídolos Pedro Infante, Jorge Negrete, Cantinflas, Luis Aguilar, Antonio Aguilar, Javier Solís, Arturo de Córdova y el Indio Fernández y las actrices María Félix, Miroslava, Elsa Aguirre, Marga López, Gloria Marín, entre tantos más, fueron obligados por los productores y directores a beber y fumar como si fuera algo placentero, digno y además distinguida clase social.
Es importante destacar que, en la época de oro del cine mexicano, hubo una gran influencia para los niños, adolescentes y adultos, que cayeron en la trampa de consumir alcohol y cigarro (en la actualidad adultos mayores), pues la diversión era acudir al cine y en esa época México se colocó mundialmente y en Latinoamérica como el mejor. Los actores que además cantaban y las actrices lucieron en todo su esplendor haciendo la publicidad a través de las películas. Incluso Pedro Infante en presentaciones y programas de televisión fingía fumar, pues en la vida real no bebía alcohol, ni fumaba.
En Estados Unidos en los años sesenta y setentas, crecía el consumo de la marihuana, LSD, cocaína, y demás opios y productos que se vendían en las farmacias con receta médica, haciendo millonarios a John Kapoor y a la familia Sackler que establecieron sus laboratorios y farmacias, así como a miles de médicos que participaron recetando las drogas poderosamente adictivas.
Mientras tanto, en nuestro país que originalmente era proveedor solamente, se convirtió en consumidor de drogas como las metanfetaminas, cristal, marihuana, cocaína entre otras y la reina de todas que es la cerveza. Las estadísticas que otorgan las instituciones de la salud no son confiables, porque el drogadicto se esconde en su casa y no es denunciado, ni acude a tratamientos psicológicos, ni a las agrupaciones que existen para el tratamiento de las adicciones.
Por eso está muy bien que el gobierno de México que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum, haya iniciado un programa efectivo para combatir el consumo desde su origen, que es introducir este tema en la educación secundaria y preparatoria fundamentalmente, pues los niños y adolescentes deben saber las consecuencias mortales que acarrea el alcoholismo y drogadicción. Es más fácil prevenir que lamentar.
En los Estados Unidos deben fortalecer su sistema desde la Administración de Control de Drogas (DEA), admitiendo que internamente es donde están los delincuentes de cuello blanco que compran y distribuyen las drogas. Nunca jamás se podrá combatir a los criminales y menos legalizando el consumo, como lo hicieron con el alcohol y actualmente la marihuana para uso lúdico y en México para su uso recreativo.
Tampoco podemos negar que, en los tres poderes, el ejecutivo, legislativo y judicial, haya funcionarios y servidores públicos adictos a diversas drogas y que como consumidores conocen a los leader que dependen de los cárteles y eso los convierte en cómplices del crimen organizado. Los delata la violencia familiar y el carácter intolerante, agresivo, soberbio, mentiroso y prepotente, que son los síntomas del alcohólico, según el libro grande de Alcohólicos Anónimos.
En los Estados Unidos es lo mismo pero aumentado, porque son los que tienen el poder absoluto de los que la distribuyen en ese país. El fentanilo es la última droga que llegó al mercado negro y de los narcos y cuya dependencia adictiva es mucho más agresiva que todas las anteriores. Produce la muerte, porque al que la consume le produce el efecto de que se le olvida como respirar.
No es con amenazas de los gringos de que atacarán a los narcos como terroristas, sino que deben comenzar por limpiar su casa y en todo caso con sus familiares y amistades, encontrando la manera de ubicarlos en los centros y agrupaciones que existen para que se recuperen, ya que son enfermedades incurables.
Otro tema que aporta a las adicciones son las canciones favoreciendo a los narcotraficantes y el maltrato y desprecio a la mujer. Con palabras altisonantes, ofensivas y humillantes. Así como los famosos “influencers” que tienen mucha aceptación y son vulgares, mal educados y que no contribuyen para nada positivo. Pero ese es otro tema que más adelante abordaré.
Héctor Molinar Apodaca
Abogado especialista en Gestión de Conflictos y Mediación.
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